-Eónmerlo de Almar-

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AtticuS

10/05/2025

Un universo moribundo ve partir su cálida voz en la oscuridad dando paso al frío silencio que paso a paso devora la esperanza de quienes carecen de fuerza para oponerse al fin, en esa premisa que anuncia el adiós más grande que ha existido un mundo pequeño gesta en sus tierras la última forma de vida consciente de la muerte. Frágil y débil camina hambriento, pensativo y reflexivo, pues a pesar de estar tan cerca de la muerte el mismo no es capaz de encontrar el fin de su lento andar; con el pasar del tiempo esta fragilidad llega a su fin fundiendo su ser con el brillo de la última estrella tras la partida de la noche adentrándose al núcleo del mundo.

Tras millones de años el mundo dio nacimiento al último pensamiento y con ello su más ansioso deseo, un espíritu dispuesto a arder para iluminar la oscuridad se alzó desde la profundidad abrazando su mundo y su estrella dando inicio a la vida que con mirada feroz y cálidas manos moldeo la oscuridad propiciando así su oposición. Un espíritu tenaz prevaleció infinito en el fin que lo envolvía, en aquella perpetua oscuridad durmiente fungió como la encarnación de la esperanza, el recuerdo de todo aquel que alguna vez nació y murió en la cuna de aquel universo que alguna vez brillante guio a la vida en el tiempo hacia la muerte.

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