Mi felicidad se consumió
como un destello en el horizonte:
bello, fugaz, imposible de alcanzar.
Entre nubes, algunos regresan;
yo permanezco,
porque mi obligación es estar.
No soy débil (me lo repito),
aunque imaginar lo contrario
parece más real que esta mentira que me cuento.
Gritos.
Locura.
Murmullos que no se callan en mi cabeza.
Quiero hacer responsable a cualquiera,
Sin saber o sin querer aceptar
que todo parte desde mi puta mente
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