No están muertos, no están vivos,

están desaparecidos, sin rastro, sin vida.

Una frase cruel, una locura dicha,

que intenta borrar la verdad, la justicia.

No importa si fue uno, pocos o muchos,

seis mil cuatrocientos setenta y cinco, veintiún mil doscientos doce, treinta mil…

Lo grave es que la fuerza del Estado,

reprimió e hizo desaparecer a ciudadanos, fuera de la ley.

La impunidad y el silencio,

no pueden borrar la memoria, la historia.

Los desaparecidos, aunque no estén,

siguen vivos en la lucha, en la resistencia.

Su memoria es un grito, un clamor,

que pide justicia, verdad, y libertad.

No podemos olvidar, no podemos callar,

debemos seguir luchando con memoria, por la verdad, por la justicia.

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