Frutos Amargos (Poema)

FRUTOS AMARGOS

Bajo el sol que quema y hiere,

Se alzan bananos en verdes filas,

Pero esconde la tierra un veneno,

Una sombra que arrastra nuestras vidas.

Con manos que tiemblan y sudor callado,

Mi padre trabajó en la selva gris,

Cosechando sueños y pesadillas,

Por un salario que no vale cicatriz.

Los gringos trajeron promesas doradas,

Fertilidad robada en cada siembra,

Químicos de muerte en la piel se aferran,

Y la herencia quedó marcada en nuestras venas.

Yo, hija de la tierra, estéril nací,

Mi vientre vacío, mi dolor latente,

Por un futuro vendido, sin retorno,

En monedas que compraron nuestro presente.

Puerto Limón llora en silencio,

Los frutos son dulces, pero envenenados,

Cien años de historia escrita en sangre,

De un pueblo que aún grita, desesperado.

Millones de colones no compran la vida,

Ni sanan el alma que el dinero hirió,

Mi padre quedó en silencio, resignado,

Pero mi voz se alza, no murió.

Frutos amargos, raíces rotas,

En mi tierra fértil que no da más,

Que este poema sea denuncia viva,

Del crimen que nunca tendrá paz.

C. Obdurie.