Con el cuerpo indomable,

el cabello erizado

y la contracción de cada músculo que conformo,

sentía el frío que atravesaba mi ventana,

mi cuerpo en calor demandaba más,

en una noche

donde aquella mujer

fue musa y protagonista de mis sueños.

Aunque ficticio es el recuerdo,

aún siento su mano

pasear sutilmente por mi abdomen,

anhelo aquella sensación

que me aleja de la realidad y llena de ilusión.

Cohibido por el encanto

que subyace de su rostro,

desconozco hasta su nombre,

pero conozco hasta su última peca,

la tonalidad exacta

de sus ojos oscuros

y aunque son cortos los momentos

que se presume en mi día,

en mi noche incontables.

Etiquetas: amor

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