Amar desde Nueva Orleans

Amar desde Nueva Orleans

Krawel

13/02/2025

Los niños juegan en la playa en su mejor época del año. Las olas chocan contra sus cuerpecitos. Saltan, ríen y se sumergen bajo el agua. Su imperturbable inocencia les permite ser felices ajenos a las crueldades del mundo.

Yo también quiero jugar. Esta vez como adulta sin perder mi inocencia. Quizás esa inocente niñez es la que siempre le gustó a Robert de mi. Me gustaría poder preguntárselo.

Me he puesto su vestido favorito. Provocativo pero elegante. Seductor pero formal. Él siempre decía esas palabras al verlo. Sin querer me veo repitiendo sus frases en voz alta. No demasiado como para que alguien me escuche, pero lo suficiente para sentirme ridícula.

Hace 2 horas estaba terminando mi precioso tocado en la peluquería de Janet. Acordamos que me cobraría la mitad. De otro modo no tendría dinero suficiente para el autobús. Eres la mujer más hermosa que conozco. Quién no lo sepa ver, no te merece.

Sus palabras desnublaron el fantasioso futuro que había coloreado semanas atrás. Robert no va a venir Janet, supongo que no me merece. Ni yo merezco que me de plantón.

El presentimiento no me impidió coger el autobús de la línea 12 que conectaba Baton Rouge con Nueva Orleans. Una hora y quince minutos me separaban de mi futuro. Cada minuto de trayecto se tornaba más y más gris. Robert no va a venir.

30 minutos de la hora acordada en esta cafetería. Contemplando la vida que tienen esas familias y yo quiero. Contemplando el fantasioso futuro que he dibujado. Esperando al hombre más puntual que conozco. No es propio de Robert. No es propio de él a falta de 15 minutos para nuestro ferry a Monterrey. Tampoco lo es dejarme plantada.

Si no viene, me iré yo sola. Al menos tengo el billete ya pagado. Quizás sea lo último bueno que Robert hiciera por mi.

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