En la preparatoria Shirogane, Ren era un chico tranquilo, amante de la música y los libros, mientras que Mika era una chica extrovertida, con una energía contagiosa y una pasión por la fotografía. A pesar de sus personalidades opuestas, el destino los hizo coincidir cuando fueron asignados como compañeros de equipo en un proyecto escolar.
Al principio, Ren y Mika apenas hablaban fuera de lo necesario, pero poco a poco comenzaron a descubrir cosas en común. A Mika le fascinaba cómo Ren tocaba la guitarra, y Ren admiraba la forma en la que Mika veía el mundo a través de su lente. Sus conversaciones se volvieron más largas, sus sonrisas más naturales, y sus momentos juntos más frecuentes.
Un día, mientras trabajaban en su proyecto en la biblioteca, una fuerte lluvia los dejó atrapados en la escuela. Aprovechando el momento, Mika le pidió a Ren que le tocara una canción. Con algo de timidez, él empezó a tocar una suave melodía. Al terminar, Mika lo miró con una sonrisa cálida y le dijo: «Sabes, cuando tocas la guitarra, parece que dejas que tu verdadero yo hable. Me gusta esa versión de ti».
Desde ese día, Ren comenzó a buscar más excusas para estar con Mika. Salían después de clases para tomar fotografías en distintos rincones de la ciudad, visitaban cafeterías y, en cada momento compartido, la amistad entre ellos crecía cada vez más. Sin darse cuenta, Ren empezó a mirarla con otros ojos, y Mika también sentía algo especial cuando estaba con él.
En la primavera, cuando los cerezos florecieron, Ren decidió confesar sus sentimientos. La llevó a su lugar favorito, un parque tranquilo donde solía tocar la guitarra. Bajo un gran cerezo en flor, con el sonido de las hojas danzando con el viento, Ren tomó una bocanada de aire y le dijo: «Mika… creo que me gustas. No, estoy seguro. Me gustas desde hace tiempo».
Mika lo miró sorprendida, pero su expresión rápidamente se transformó en una sonrisa radiante. «Eres un tonto, Ren», dijo suavemente. «Porque yo también siento lo mismo».
Y así, entre los pétalos de los cerezos cayendo a su alrededor, se convirtieron en novios, disfrutando juntos de la dulce etapa de su juventud en la preparatoria.
Para celebrar su relación, Ren y Mika decidieron tener su primera cita oficial. Pasaron el día haciendo lo que más les gustaba: primero, fueron a un pequeño café temático donde Mika tomó fotografías de los detalles decorativos mientras Ren tocaba algunas melodías en la guitarra del lugar. Luego, visitaron un parque de diversiones donde rieron sin parar en la casa de los espejos y compitieron en los juegos de feria. Finalmente, terminaron la tarde en un mirador, donde Mika tomó una foto de ambos con el atardecer de fondo. «Este día es perfecto», dijo Mika con una gran sonrisa. «Porque lo comparto contigo», respondió Ren, tomándola suavemente de la mano.
Después de despedirse de Ren, Mika caminaba de regreso a casa con una sonrisa en los labios, aún recordando los momentos felices de su cita. Sin embargo, al doblar una esquina cerca del parque donde solían ir de niños, se encontró con alguien inesperado: su exnovio, Haruto.
Haruto la miró con sorpresa y luego sonrió levemente. «Mika… hace tiempo que no nos vemos», dijo con voz calmada.
Mika sintió un ligero nerviosismo, pero decidió responder con naturalidad. «Sí, ha pasado un tiempo. ¿Cómo has estado?».
Hablaron por unos minutos, recordando viejos tiempos y cómo habían cambiado desde su separación. Haruto parecía genuinamente interesado en cómo le iba en la escuela y en su pasión por la fotografía. Sin embargo, en medio de la conversación, hubo un momento de silencio incómodo. «Mika… te ves feliz. Supongo que es gracias a él, ¿verdad?», dijo con una leve sonrisa melancólica.
Mika asintió suavemente. «Sí, Ren es alguien muy especial para mí».
Haruto suspiró y asintió. «Me alegra escucharlo. Solo quería decirte que… lamento cómo terminaron las cosas entre nosotros. No fui el mejor para ti».
Mika lo miró con comprensión. «Fue el pasado, Haruto. Ambos hemos crecido. Espero que encuentres tu propia felicidad».
Con una última sonrisa de despedida, Mika continuó su camino a casa, su corazón latiendo con fuerza. Aunque la conversación con Haruto le había traído recuerdos, estaba segura de sus sentimientos por Ren. Ahora, solo quedaba seguir adelante con el presente y lo que el futuro les tenía preparado.
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