Querido Pablo-niño,
te escribo para contarte un poco sobre mí, Pablo-adulto.
Estoy bien, en realidad, estoy muy bien. He cumplido muchos de los sueños que tenías cuando eras niño.
No he perdido el sentido de humor, me sigo emocionando por las injusticias del mundo y las películas Disney.
Soy abogado, como papá y como tu hermano. Me he casado dos veces… pero tranquilo, con la misma maravillosa mujer.
He tenido el privilegio de conocer otros rincones del mundo, sabores que nunca imaginaste, y gente maravillosa. He hecho muchos amigos en el camino.
He tenido también momentos de tristeza, de miedo, de frustración, de dudas. He cometido mil errores y he vivido pérdidas que dejaron huellas en mi corazón. He enfrentado obstáculos y he conocido la muerte. He crecido y he cambiado, pero nunca he perdido mi esencia ni la alegría que tú tenías.
Quiero darte las gracias, Pablo-niño, por todo lo que me has dado. Estoy aquí por ti. Gracias por tu creatividad, por tu valentía. Gracias por enseñarme a ver la vida con tus ojos, por enseñarme a disfrutar de las pequeñas cosas, por tu alegría contagiosa.
Pablo-niño: eres un buen chico, tienes una familia (padre/madre/hermano) que te ama, no te olvides de decirles que los amas, no sabes lo bien que te sienta tu sonrisa, es bueno que estés en este mundo (no lo dudes). Eres suficiente tal como eres, y hay un sinfín de abrazos esperándote, todos los que te mereces.
No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, lo que debes o no debes ser. Sigue tus sueños. Aprende cosas nuevas, diviértete, cuida de ti mismo y de tu hermosa familia.
Te quiero muchísimo y estoy orgulloso de ti.
Recuerda que siempre estaré contigo, en cada paso, en cada pensamiento, en tu corazón y en tu mente. Te sostendré en mis brazos, todo el tiempo que necesites.
Un fuerte abrazo.
PS: me encanta tu corte de pelo.
Pablo-adulto.
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