El tiempo no se detiene para nadie, se puede decir que el tiempo es egoista, avanza sin importarle lo que las personas deseen, les ruegue o intenten comprarle. La humanidad vivió durante cuatro años diversos acontecimientos que aterrorizaron a muchos, para algunos lo vieron como un mensaje divino o un castigo.
Las redes sociales se llenaron de videos de personas que empezaron a luchar contra esos seres míticos, bestias sacadas de nuestra imaginación y con una forma similar a un demonio, a pesar de que los humanos podían verlos muchos se negaban que esto fuera real hasta que lo vieran directamente. Nuevas reglas en el mundo fueron instauradas, hay grupos asociados a los gobiernos y al vaticano que eran como protectores, otros que parecían inexistentes o sacadas de algún libro de fantasía dieron luz de su existencia.
La fe empezó a tener mas fuerza en esos últimos cuatro años, algunos le rezaban a Dios para un hogar en los cielos, otros buscaban poder y hacían pactos con las bestias. Quien contactara con aquellas bestias se le consideraba un traidor de la humanidad, cierto grupo radical empezó una cacería de bruja, cualquier relación con estos seres era considerado un acto de traición, todo parecía un psicosocial.
Para Perú un país altamente conservador en estos tiempos, se tenia que tener cuidado con lo que se decía, veía, leia o escuchaba debido a que esos grupos extremistas salían a “cazar” a esos seres y a los humanos que tenían relación con ellos, sin embargo, su cobardía solo les permitía atacar a los más débiles.
Por otra parte, hay un grupo de personas que prefieren ignorar lo que sucede y seguir con su vida, claro sin dejar de lado ciertas reglas mas que nada por su seguridad.
—¡Arnold, ya estoy por salir vas a querer que te lleve—Oscar el padre del muchacho se preparaba para salir, mientras que el muchacho estaba acostado en su cama jugando con su celular con los audífonos puestos—¡Arnold! -su padre entro a su habitación.
El muchacho alzo miro hacia la entrada de su habitación sacándose los audífonos—Perdón, no te escuche papá-Oscar al escuchar la tonalidad y la expresión de su hijo solo lo miro repitiendo la misma pregunta
—no te preocupes, ire solo, además luego de ver esa universidad ire a ver a mi mamá—El muchacho saco de su armario una casaca blanca con capucha, en la parte posterior de esta estaba el símbolo de aquella franquicia de videojuegos, que el adoraba, assasins creed.
—¿Tienes frio?
—Ahora no hace tanto, pero puede que mas tarde haga frio, no quiero estar temblando mientras regreso a casa—Arnold empezó a amarrarse sus zapatillas—Papá luego de ver a mamá, ire a practicar algo de Parkour al centro.
Oscar camino hacia la puerta—Solo ten cuidado hijo, recuerda que…
—Me alejare de todo lo que tenga que ver con esas cosas, tampoco quiero problemas con los desquiciados fanáticos papá.
La sonrisa del padre al ver que su hijo comprendía la situación lo tranquilizaba, desde que falleció la madre de Arnold las cosas se pusieron difíciles, aunque ambos se apoyan, no han conversado mucho, no son tan cercanos como se debería en situaciones asi. Arnold fue llevado a terapia junto a su padre para sobrellevar esta situación, desde entonces el muchacho aprendió a manejar su perdida, aprendiendo nuevas actividades es asi como inicio su práctica de Parkour.
Durante su estadía en aquella universidad, la cual se le conoce como la Decana de América, Arnold observaba ese gran lugar, la ciudad universitaria donde su madre una vez camino. Sus memorias empezaron a emerger, aquellos dias cuando su madre emocionada le contaba sobre sus épocas universitarias, cuando ingreso, la emoción de sus abuelos. El habia decidido cuando inicio sus estudios secundarios que ingresaría a esta universidad, ahora esta decisión era más fuerte.
Al salir por la puerta de la universidad el muchacho se dirigió conforme al cementerio ubicado en el Callao a unos 30 minutos de la universidad, estaba conforme.
— Hola mamá- el muchacho se agacho un poco para estar mas cerca a la tumba de su madre—San Marcos es enorme, aunque es la segunda vez que entro casi me vuelvo a perder, la carrera donde quiero estudiar esta muy lejos de la puerta por donde entre—Sacando un trapo de su mochila, empezó a limpiar la tumba de su madre, la triste expresión de Arnold denotaba el dolor que aun sentía—Tengo que irme mamá, te prometo volver, Te amo.
Durante su paseo por el centro, Arnold empezó a sentir ese cambio de temperatura en el ambiente, como lo habia pensado empezó a sentirse un poco mas de frio, llego al parque que esta entre el parque de la exposición y el Real plaza en el centro de lima, no habia muchas personas por donde estaba.
Estaba por sacarse su casaca para iniciar a estirarse—¿Qué es eso? —La voz de una chica que estaba relativamente cerca junto a su acompañante señalo al cielo, al alzar la mirada vio algo similar a lo de aquella noche sin embargo el color y la forma era diferente, era de un color rojo parecido al fuego—Esta… ¿Esta que cae? —el acompañante de la joven dio esa observación.
—Es cierto, esta que …— antes de terminar la oración hubo un impacto cerca de él, la gente a su alrededor empezó a huir, los gritos aterradores de las personas alrededor no se dejaron escapar, mientras que Arnold cayo al piso recordando lo de aquella noche, aunque todo era muy diferente volvió a tener esa sensación, ese miedo.
El humo empezó a dispersarse pudo ver dos siluetas intentando empujarse, no podía observar bien por el humo, sin embargo, el sabia que debía huir, sabia que debía salir de ahí, le prometió a su padre no entrometerse en esto, pero una parte de él quería ver que habia detrás de ese humo y si tenia relación con lo de aquella noche, si tenia relación con la muerte de su madre.
— Merde, lâche cette foutue bague, espèce de déchet ! — se pudo escuchar una voz y un idioma no tan alejado del conocimiento de Arnold, el pudo identificarlo era francés, el supo eso debido al juego Assasins creed Unity que jugo mas de una vez, antes de perderse en sus pensamientos, el humo se pudo disipar y vio a dos hombres.
Uno tenia una capucha que cubría su rostro, tenía vestida una casaca de cuero, unos jeans rasgados y sucios, zapatillas sucias por el impacto, era una persona alta que parecía estar en forma, en su mano derecha tenía un cuchillo cuyo mango era de un metal precioso y su hoja estaba cubierto de marcas muy extrañas de identificar.
El otro sujeto era mas alto, tenia un rostro aterrador, se podía ver el brillo amarillo en sus ojos, sus venas resaltaban en su rostro y manos, sin embargo, se podía ver que eran de color negro, la sangre salía de sus ojos, sin embargo, eso no impedía que sonriera, pero de una manera macabra.
Arnold aterrador pudo observar tal escenario, era la primera vez que veía algo asi de cerca, sabía que tenía que huir, al intentar pararse algo a gran velocidad paso por su costado, cuando volteo pudo ver a un sujeto similar, pero de tes morena, sus ojos eran de un color azul oscuro este sujeto era el segundo atacante que luchaba contra la capucha haciéndole retroceder un poco.
El encapuchado intento cubrirse y con un movimiento rapido golpeo al primer sujeto de ojos rojos generando que suelte algo de su mano que rodo cerca a Arnold, era un anillo de oscuro de un metal hermoso, los tres voltearon a ver hacia donde habia caído el anillo, sus ojos vieron al muchacho aun caído en el suelo mirando asustado.
— Merde-el encapuchado miro a Arnold—¿Qué haces aca? ¡Lárgate! — intentando detener a sus dos enemigos el encapuchado no podía liberarse, esto fue aprovechado por el sujeto de ojos de color azul oscuro.
No habia que ser muy inteligente para darse cuenta que esos dos sujetos de ojos brillantes eran malas personas, no podía saberse a ciencia cierta si el encapuchado lo era pero los pensamientos de Arnold entraron en un conflicto, esa luz en el cielo era similar a las luces de hace cuatro años, quizás esto tiene que ver con la muerte de su madre, durante estos cuatro años no ha vuelto ver esas luces hasta ahora, desde la perspectiva y lógica del joven ese anillo frente a él podría estar relacionado a la catástrofe vivida.
Si tomaba ese anillo quizás podría buscar respuestas, podía huir y esconderse de ese sujeto, ya que, si él es bueno, acabaría con esas cosas y solo tendría que esconderse, pero al hacer eso decepcionaría a su padre, le prometió a el y a su madre fallecida no meterse en nada con relación a estos seres—mamá— cerro los ojos y a pesar de que dudaba su cuerpo y su mente tomaron esa decisión, la decisión que cambiara todo a partir de ahora.
Tomo el anillo y con toda su velocidad se dirigió hacia el lado contrario.
—¿Qué esta haciendo ese niño? —El encapuchado miro sorprendido mientras que los sujetos de ojos brillantes se alejaron de él, sin perder el tiempo lo persiguieron su velocidad era increíble, las personas a su alrededor solo podían verlo un segundo y lo perdían, Arnold solo corría y corría.
—Vienen detrás— Arnold se dirigió a una zona donde podía escalar y saltar entre casas y paredes, aprovecho lo que aprendió de Parkour para intentar evadirlos, zigzagueaba entre los puestos de vendedores ambulantes que llenaban las aceras. El centro de Lima estaba atestado, como siempre, pero eso no lo detenía. Sus zapatillas golpeaban con fuerza el pavimento, esquivando cajas de frutas y carretillas de comida.
Esas cosas seguían persiguiéndolo, con esa gran sonrisa aterradora, Arnold dobló una esquina, su mirada buscando desesperadamente una salida. A pocos metros vio un muro que separaba una vieja casona de la calle. No lo pensó dos veces. Al llegar al borde, saltó con fuerza, impulsándose con ambas manos sobre el muro.
Desde el otro lado del muro, Arnold aterrizó en un patio angosto lleno de macetas. Escuchó los pasos apresurados detrás de él y, antes de que pudieran alcanzarlo, corrió hacia una pila de cajas de madera apiladas contra la pared. Con un rápido movimiento, escaló la pila, se impulsó hacia un balcón oxidado y subió al tejado de una de las casonas coloniales.
—Te atrape—el encapuchado tenia casi la misma velocidad de esas cosas, debido a eso pudo atrapar a uno, Arnold al voltear pudo observar que solo lo seguía, escuchaba el grito de las personas intentando escapar.
Siguió corriendo por las azoteas Arnold no perdió tiempo. Corrió por el borde del tejado, sus pasos amortiguados por las viejas tejas. Saltó al siguiente edificio, rodando al caer para distribuir el impacto, como lo había practicado tantas veces. El cansancio empezó a llegar al muchacho, su velocidad habia disminuido, intento seguir adelante, pero al dar un mal paso cayo en su recorrido.
—maldita sea—Arnold intento levantarse y al alzar la mirada el sujeto de ojos rojos se detuvo frente a él.
—¿Quieres saber algo gracioso? —pudiste haber huido niño, pero tomaste una mala decisión—el sujeto se detuvo y su sonrisa desapareció bajo una expresión aterradora de ira—tomaste una mala decisión al tomar ese anillo.
—No puedo creer lo que dire, pero ese imbécil tiene razon—el sujeto encapuchado tiro el cuerpo del sujeto de ojos azules oscuros frente al de ojos rojos—debes aprender niño que una sola decisión puede cambiarlo todo en la vida de uno.
—Es cierto lo que decían de ti, no eres cualquier cosa—el sujeto de ojos rojos lo miro desafiante, preparándose para atacarlo—Armand Moreau.
—niño, esta vez no te vayas a escapar, necesito eso que te llevaste—con una sonrisa confiada Armand Moreau se preparaba para la pelea.
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