El carro nocturno

El carro nocturno

Margarita

31/10/2024

Después de un día de playa donde todo parecía felicidad y alegría, los amigos y el supuesto “novio” que ella no sabe en dónde se lo cambiaron, le jugaron algo muy sucio. 

Despierta en el hotel sola, la mochila de él no estaba en la silla, lo busca y luego busca a sus supuestos amigos y pregunta por ellos al camarero y este le dice: 

—Ellos antes de la madrugada se fueron, pidieron en la recepción un carro en línea de BlaBlaCar. Creí que usted iba con ellos, el joven de el tatuaje en el cuello llevaba a una chica abrazada; pensé que era usted —habló con lujo de detalles el camarero nocturno, mientras limpiaba el piso de la recepción a esa hora de la madrugada. Adolorida regresa a su cuarto. 

—¡¡Me traicionó!!, ¡¡me traicionaron todos!! ¡¡y me dejaron sola!!, ¡¡malditos!!…, ¡¡¡malditos!!!… —Ella había notado algunas miradas entre Lory y su novio Saúl algo que le reclamó, pero su respuesta no fue coherente. 

Llorando hasta no más poder, recuerda la insistencia de Saúl para que se tomará un dichoso jugo:

—¡Bianca vamos tomate el jugo es de guanabana tu favorito!

—¡No, no quiero estoy muy llena!, creo que cené demasiado.

—Bianca te lo busqué expresamente para ti y me sales con ese desaire más nunca haré algo por ti, siento que lo que hago siempre lo rechazas y me haces sentir mal.

—¡Uy!, pero qué delicado, ¡está bien me lo tomaré! —Saúl la mira con una media sonrisa de haber logrado manipular a Bianca.

Ahora a Bianca no le queda más dudas.

—Algo me echaron en la bebida que me produjo ese sueño —Triste llorando, furiosa, tirando todo en el cuarto sin saber que hacer, agarró su mochila y se va del hotel, sin encontrar quién la lleve devuelta a la ciudad, en su enojo decide caminar por esa carretera sola, de madrugada y a oscuras, olvidando que puede pedir un carro compartido a través de la aplicación de BlaBlaCar o en la recepción. La luz de la media luna en el cielo no ilumina mucho. 

Con ese frío acompañada de mosquitos y los cantos de sapos e insectos, pasa uno que otro carro dejando una estela de frío, no se detienen no le dan cola a extraños, camina y las lágrimas no la dejan ver con nitidez el camino. Un carro se para de repente y abre su puerta, ¡¡qué terror!!, brinca al monte para prepararse a correr y ve dentro dos mujeres y dos hombres que no la miran solo ven adelante y tiene arriba en el techo la señal de taxi iluminado y pensó:

«¿Lo mandaría el hotel al verme sola y sin transporte?, ¡será que el camarero contó lo que me hicieron!», pensamientos rápidos en menos de un segundo viendo la señal de taxi que ya no se usa, le da mala espina, pero aún así entra y cierra la puerta, saluda, nadie contesta solo un frío intenso la recibe dentro del carro, afuera hacia frío, pero este es mucho más fuerte y raro. 

El carro empieza a rodar, nadie habla, nadie voltea, todos miran al frente en silencio y no se mueven, ella tampoco habla, solo reza para que ese carro llegué rápido a la ciudad y con lo viejo “que está” no se le dañe nada en el camino. Ella está tiritando y busca calentar con el vapor de su boca sus manos entumecidas, pero ahí nadie siente frío y ese rostro tan pálido de esa chica, su cabello parece que flotará, el viento no puede entrar, todas las ventanas estan cerradas. 

Recordando la traición tan descarada y asquerosa del novio intenta no llorar ante los raros extraños que tiene al lado. Fue un viaje largo y un olor a quemado que no se iba, llegando a la ciudad la puerta se abre sola, ella busca ver quién se la abrió se mueve más hacia la chica de al lado con miedo viendo hacia la ventana, sintiendo ese cuerpo helado que la hizo erizar los bellos del cuerpo y se retiro abruptamente. 

El chófer no voltea hacia atrás, solo extiende su mano y ella rápidamente le paga y ve que él agarra la plata y con movimientos lentos la tira debajo del volante hacia el suelo del carro, ella sale rápido y la puerta se cierra sola y el carro arranca, ella ve una neblina rodeando el carro, asustada camina casi corriendo hacia la luz de la ciudad porque ese carro extraño le había dejado en la parte oscura de la entrada. 

Sigue con la vista el carro y ve que al entrar a la luz de la ciudad el carro se va desvaneciendo y desaparece. 

Con sus piernas temblorosas y el corazón saliendo, aceleró la carrera buscando llegar a la luz del centro comercial, que por suerte una farmacia de turno y una panadería estaban abiertos. Entró a la panadería hablando incoherencias con cara de susto y los ojos casi desorbitados:

—¡Ese carro desapareció!, ¡¡¡desapareció!!!… —gritando y asustando a los presentes con esa entrada abrupta—, ¡¡desapareció con la luz!! ¡¡¡Desapareció!!!…

Estando aún oscuro, el sol saldría dentro de media hora y la panadería abierta para recibir a los turistas que a esa hora buscan desayunar e irse. El dueño en la barra, una mujer pasando coleto y otra poniendo tazas de café vacías recién lavadas y secas en sus colgantes quedan paralizados por un segundo, volviendo en si después del susto recibo por la chica. Los de ahí conocen la historia del carro fantasma.

—¡Tranquila!, sí, le creemos, siéntese por favor. ¡Sonia, trae una taza de café con leche para la jóven para que se le pase el susto! A muchas personas les ha pasado lo mismo que a usted y lo primero que hacen es correr a esta panadería. 

Le contaré el cuento que repito cada vez que veo un espantado venir así, aquí: 

Corrían los años sesenta y había varios taxistas que siempre buscaban turistas en la playa y los traían hacia la ciudad para que agarraran el tren de regresó a sus pueblos o ciudades. 

Pero el cansancio hizo que uno de ellos se olvidará de la hora del pase del tren y cuando pasó por los rieles cayó en un sueño profundo, ya venía cabeceando de seguro y los demás venían durmiendo confiados que el chófer iría bien despierto, el tren que venía cerca a toda marcha pitando no fue escuchado por el chófer. 

Uno de los pasajeros despertó y viendo lo que se le venía encima gritaba y movía bruscamente a todos, pero ya no había tiempo, abre la puerta y logra salir rápido del carro, callendo de rodillas en el medio de los rieles porque se le había enredado los pies con su equipaje y como pudo se levantó y corrió hasta ponerse a salvo fuera de los rieles, pero los otros dormidos y agotados no lograron darse cuenta a tiempo. 

Él gritaba desde lejos a los otros pasajeros para que despertarán y se salvarán, pero el ruido del tren más el pitido no dejaba oír sus gritos, todo fue en segundos, el choque fue brutal antes sus ojos; él vio como ese taxi desaparecía siendo arrastrado por ese tren, el choque que fue horroroso hizo que volarán metales atravesando uno en su muslo cayendo él al piso con un pedazo de algo incrustado. 

Sentado con el metal atravesado levanta la cabeza para ver el tren y ese sonido metálico que se oía al ir arrastrando el metal retorcido del taxi y las chispas de candela que salían. El tren venía frenando desde antes, ya había visto el taxi y con el peligro de volcarse y morir más personas, hasta que se  logró detener, pero ya era tarde. 

El hombre se paro como pudo y fue al pueblo a buscar ayuda, el pueblo había oído el estruendo y salieron a ver qué pasó y se esperaban lo peor. En aquella época esta ciudad era un pueblo pesquero, ahora es una ciudad turística, creció, avanzó y cambió.

Eso salió en los periódicos de aquella época y en la radio. Para ese tiempo no existía el internet y los telégrafos mandaban comunicados para todas partes pidiendo ayuda o avisando lo ocurrido. Ellos murieron al instante. 

Ese puesto que quedó vacío es el que usa el carro compartido para subir personas en la carretera. El tren con el tiempo dejó de funcionar y fue desmantelado, pero sus vías aún siguen en su lugar y el carro compartido todavía sigue trabajando desde el más allá. 

A finales de octubre ese taxi tiene más apariciones. Los pasajeros y el chófer no saben que tienen cincuenta y nueve años de muerto y ellos repiten y repiten el mismo viaje a ningún lado.

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