Esperando el carro compartido

Esperando el carro compartido

Doña Lidia

31/10/2024

Esperando con ansias que llegara el carro que solicitó en línea, viendo a muchos venir y no estacionarse cerca de él, hasta que por fin llega uno con unas cuantas personas adentro y él se sube y todos lo miran acomodando la mochila sobre sus piernas, él ve que lo miran curiosamente y se acordó que no saludó:

—Hola, a todos, les esperé mucho tiempo. Me llamo Jacinto, en mi perfil sale mi nombre y foto, yo soy yo, por si acaso duden —los presentes se rien.

—¡No, este no es un taxi, es un carro familiar, se equivocó de carro!

—dice un hombre de barba corta y ojos azules. Jacinto confundido lo mira y enseguida reacciona.

—¿¡Cómo?!, ¿no, no es de BlaBlaCar? —Jacinto se siente apenado por entrar en un carro privado y que lo vean como un tonto.

—¡Discúlpenme!, me bajo, ¡disculpen la equivocacion! 

En eso llega el carro de BlaBlaCar y se estaciona detrás del carro familiar. Rápidamente se monta en el carro compartido apenado, pero no comenta nada.

—Buenas tardes, a todos.

—¡Buenas tardes! —al unísono le contestaron.

 —¿Este es el carro enviado por BlaBlaCar?

 —Sí, y yo soy Rodolfo mi foto sale en la aplicación.

—¡Yo soy Jacinto!, el que lo solicitó.

—¡Bienvenido!

En el asiento de atrás junto con él hay un niño viajando con su mamá y se pone a jugar a los astronautas y dispara con su voz y hace un montón de ruidos con la boca y usa de estación espacial a Jacinto y este se encuentra llenó de juguetes de acción y transbordadores encima de su mochila y lo mira, pero no le dice nada, la madre distraída habla sin parar con la acompañante de al lado. Luego el niño recoge sus juguetes y se pone a comer chocolate y Jacinto está incómodo con el niño que se embarró de chocolates, cara, manos y brazo. 

El niño mira a Jacinto raro e incómodo y queriendo salirse por la ventana; a él le espera un recorrido largo. Jacinto trae una camisa blanca, blue jeans y está impecable para una cita de trabajo y su mochila de colores serios. Al bajar se sintió liberado, llegó y por fin se salvó de no terminar manchado con chocolate y se dirigió al edificio, pero en la espalda de su camisa impecable, tenía manchas y una mano menuda de chocolate.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS