El viento roza el agua y se enamora;

le cuenta que más allá hay otra orilla;

la mece, la abraza, la acaricia;

ella ondula con gracia y lo enloquece.

Bailan las ondas en suaves remolinos

mas, al ventoso cortejo, ella no cede:

un nefasto pasado de desquicios

le recuerda ese viento que la anima;

cruel presentimiento, su confianza aniquila,

por nada se rehace su fe perdida.

Se revuelve; su faz el pasado estremece.

Se repliega con dolor sobre sí misma.

Resopla su despecho, el viento, y corre

tras otros amores en la noche azul…

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