Dicen que el Camino de Santiago es mágico.
Que, sin nada esperar, algo bueno te va a regalar.
En cada paso que das hay un paisaje o un mensaje que es fuerza para avanzar.
Es difícil describir lo que te hace sentir; es más fácil imaginar lo que por su inmensidad no se puede retratar.
Caminar sin prisa es descubrir lo que el camino tiene para compartir.
Caminar en soledad es observar la naturaleza, el decorado exterior de tu camino interior.
Caminar en compañía te inunda de nuevas energías. Es encontrar una mano donde descansar cuando piensas que no vas a llegar.
Cada día de camino puede ser una osadía.
Hay días en que sentís que puedes correr una maratón de montaña y otros en que sufrís hasta las lágrimas.
Hay días que el camino parece sin sentido y otros que el desafío es tu motivo.
Hay días que te decís que no vas a poder y otros en que vos sos el sostén.
El camino te recuerda que así es la vida y solo hay que caminar mientras se viva.
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