¿Hacia donde? ¿Hacia donde tengo que voltear?
Me siento atrapado en el infortunio. Sé que el estar aquí es por simple gracia de mi mano y las circunstancias que yo mismo he forjado. Pero, ¿Por qué nadie entiende el funcionamiento de la realidad hasta ya muy tarde? ¿Por qué no lo entendí antes?
Si me lo preguntan… un muy mal chiste.
No hay un día en el que no piense en cuanto más durará esta amarga comida.
No hay un día que no piense en la muerte.
Veo como avanza todo a mi alrededor. Todos parecen saber a donde ir. Todos son fatídicamente felices en la ignorancia. No hay un solo mendigo al que no envidie por simplemente no ser yo,
Si todos somos la misma sustancia, agrupada en formas demasiado complejas y en todo tipo de formas complicadas como para intentar hablar de ellas sin errar, ¿Por qué soy completamente ajeno al otro individuo? Tan ajeno que no me distingo en los ojos del otro. Nunca sabré ese secreto, delicioso e infantil, sincero e indiferente, amargo y dulce a la vez. Pasaré mil muertes antes de saberme en el otro.
No puedo evitar sentir que hay algo más que el simple eco de migajas que capturan mis sentidos. Si he de vivir y morir eternamente, cambiando enteramente, de nombre, de apariencia, de sentido y de frecuencia, al menos no sería tan contraproducente poder bajar del banquillo un momento. Apenas un espacio eterno entre dos segundos. Un respiro es lo que deseo. para continuar con mi tarea impuesta por mi mismo.
Como fractales, infinitos hacia todas las dimensiones, estoy atascado y maldito conmigo mismo.
Como aquel que invoca a los muertos me invoco. No sucede nada.
La pregunta que surca mi mente, mas seguido de lo que me gustaría admitir, ¿en cuales de mis otros personajes confío mas para dejarle a mis gatitos?. Alguien que los cuide para dar el salto, por que nada me amarga mi deseo de partida, nada más que mi mirada desde mis felinos.
Esto no es un grito de auxilio, o tal vez si. Si pudiera ver como terminará todo esto una vez que mi nombre se olvide, no querría verlo. No creo tener certeza de querer conservar algo de todo esto. Simplemente escribo por que se me cansó la mano que sostiene la pistola.
La puerta está muy cerca. Juego con el picaporte mientras alguien toca del otro lado. Sabe que estoy tocando su puerta y ella sabe que yo sé de su existencia.
No creo en lugares de fuego eterno. No creo en lugares de infinitas verdes pasturas. Creo en un gusano ciego, mudo, sordo y hambriento, el cual se come la cola, avanzando sin poder alcanzarse. Lo creo por que lo entiendo. Sus, mis parásitos yacen dentro de mi epidermis.
Simplemente quisiera que no comieran en mi presencia. Déjenme sentir esta hambre en mi soledad. Pues por mi mano llegué y por mi mano me iré, así hasta que vuelvan todas mis partes, y una vez que las tenga todas, volver a esparcirlas y volver a empezar, mi juego de tortura.
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