Peculiar encuentro con la ciencia

Peculiar encuentro con la ciencia

Kailan, vivía en un pequeño poblado del condado de Essex, sí le hubieran dicho que con el paso del tiempo ella haría honor a su nombre cuyo significado era nada menos que «guardiana de las llaves», pese a que su madre tan sólo se lo puso pensando que era un detalle maravilloso e interesante que les recordaría a ella y su esposo el viaje que hicieron al Castillo de Hedingham, al quedar fascinados por los trabajos de herrería, sin saber que el destino realmente convertiría a su pequeña en la guardiana, aunque no precisamente de las llaves.

Ella nunca pensó en prepararse con estudios superiores, sabía leer y escribir bien y hacer las cuentas para atender la tienda donde su padre llevaba bollería y pasteles de crema. En las vacaciones de verano visitaba a las tías del condado cercano y les ayudaba a cuidar los becerros, su vida era de trabajo de otra índole, completamente diferente a la que se vivía en las academias, por eso le resultó extraño que le llegara aquella carta.

Extraña solicitud

Era una petición inocente, a la cual no podría negarse, pero tampoco relegar, hasta que los días se convirtieron en semanas y la persona que necesitaba la respuesta se impacientó y decidió ir a visitarla sin previo aviso. Algo paso en ese momento, algo que nadie hubiera imaginado ya que el portador de aquella carta lucia ante los ojos de ella como un recuerdo de esos que nunca hemos tenido, pero al mismo tiempo son reales, son un atisbo de lo que la vida nos pudo haber dado y decidió arrebatar.

Llego a su encuentro con una flor a manera de disculpa, por no notificarle con antelación su presencia en la ciudad y la invitación a una cena en el sitio que ella decidiera, la charla se antojaba casual, pero en el interior de Kailan, una especie de inquietud se manifestaba, pese a sus esfuerzos por evitarla. ¿Qué pretexto podía darle ante la negativa de sus destinatarios para ser parte del proyecto que el hombre le había solicitado, cómo evitar la presión de su mirada ante la impaciencia de sus preguntas?

A cada minuto que transcurría ella veía que se le había confiado una tarea compleja, donde lo mejor hubiera sido decir de entrada, lo siento no está en mis manos lograrlo, no es de mi competencia, sin embargo, ella lo vio como una oportunidad de ser útil y ayudar a una persona que no se encontraba en la ciudad para conseguir los objetivos trazados.

Nada nos prepara para la realidad más que nosotros mismos, admitirla, ser parte de ella, estar en medio de la incertidumbre y derrumbarse. Pero ahora el caballero había viajado, le había invitado a la cena e incluso se había disculpado por no avisar de su llegada; era demasiado para nuestra pobre amiga, cuyo eco en la voz de los otros no resultaba como se esperaba, un silencio se apoderó de ella y se bebió de golpe la copa de vino tinto que acompañaba aquella cena inmerecida para ella.

Se sentía observada, el misterioso caballero observaba sus reacciones y retrocedía cuando las respuestas de ella se atropellaban, decidió darle un respiro pese a la precipitación de sus acciones; fue consciente de su elección, pero ella no lo sabía.

En su mente había preguntas sin respuesta ¿Dónde la conoció para pedirle la entrega de aquella carta?, ¡No se atrevía a preguntar!

¿Tan sólo era el medio para hacer llegar el mensaje, un mensaje peculiar, una carta sin nombre y tampoco apellido, era el pedimento de un compromiso a una persona que ella debía elegir y hacerla portadora de la noticia, comprometerla a leer un documento de grandes dificultades intelectuales y verter un argumento a favor o en contra de este?

¿Qué tan importante era ese trabajo? No era un descubrimiento sino la aplicación de un trabajo que en el pasado no había tenido repercusión en la población y precisamente ahora tenía la oportunidad de ser útil, de renacer como el ave fénix y colocarse en el sitio de privilegio que le correspondía.

Mientras partía su filete Kailan miraba de reojo al enigmático caballero que sonreía feliz ante el encuentro y para ella era una incógnita sin respuestas, ella imaginaba que había sido utilizada, para difundir una noticia, pero al mismo tiempo se sentía incomoda, desconocía si realmente era la indicada. Kailan sintió que se derrumbaba su confianza y seguridad, desaparecían a cada minuto ante la responsabilidad de tener en sus manos aquella carta inusual, era presa de los nervios al no poder responder con seguridad.

El misterioso hombre le extendió una tarjeta y le indico el siguiente paso a dar, era la dirección donde debía ser llevada la respuesta de la persona portadora de la carta que ella tenía aun en sus manos. Y exclamó:

-De esta forma podrá sentir que el peso de mi encomienda disminuye, lo único que necesita es colocarla en las manos adecuadas. No se preocupe solo le pido que visualice que persona es la adecuada para confiarle esta tarea.

Kailan, no pudo evitar exclamar con un suspiro discreto que pronto se vería liberada de esa tarea y se animó a preguntar:

¿Cómo sabré quien es la persona indicada? Muchos podrían serlo y algunos no le darían el valor que tiene dejándola en el olvido y eso me inquieta puesto que conozco sus credenciales académicas, les reconozco como parte de una disciplina, pero no hasta donde prestarán atención a la solicitud que les haga. Son gente ocupada que se cuida de intervenciones externas, celosa de su tiempo y la forma cómo lo organizan.

-Usted no lo piense simplemente obsérvelos y sus actos le dirán quién es el indicado.

En la agenda

Con buen ánimo Kailan tomo su bolso a temprana hora y se fue en busca de algunos archivos con los nombres de las personas que consideró serían las más dispuestas a emprender la travesía que había sido puesta en sus manos; enlisto los nombres de algunos de los científicos, relacionó sus trabajos con astronomía euclidiana, teoría de cuerdas y la correlación existente entre unos y otros al mencionarse en sus trabajos doctorales y tesinas, había un universo donde todo creaba una resonancia entre el pensamiento de unos y el de otros, no sabía si ese método daría el resultado esperado, pero hizo copias de la carta de escasas 16 páginas que el misterioso científico le había confiado y se fue a emprender la conquista de esas mentes escépticas y distantes para ella.

Hizo llegar en propia mano los papeles a cada uno de los profesores y les explicó que la persona que le había dado tal encomienda confiaba en que ellos eran los indicados para dar fe de que lo que tenían en sus manos, ya que esto podría cambiar el espectro de la ciencia; tuvo temor de repente, no estaba segura de haber hecho lo adecuado, tal vez se tomó la atribución con demasiada ligereza pero a esa altura del camino no le quedaba otro remedio, si un ser humano impone su valentía para lograr el objetivo, ella, no se lo pensaría dos veces,  tenía que demostrar que no había sido en vano elegirla, por muy al azar que hubiera sido.

Por supuesto pasaron varias semanas, ella colocaba una palomita en la lista de personalidades que habían aceptado liberar sus agendas para asistir al salón dispuesto para la gran disertación.

Se quedó esperando la llamada del profesor, pero no sucedió, imagino que confiaba demasiado en su poder de convencimiento, quizás solo le dejó el tiempo libre para probar si realmente cumpliría con su encomienda, no lo sabía, no quiso investigar más, solo continuó con aquella tarea inusual y cada que sonaba su celular imaginaba que sería el profesor preguntando su progreso en todo esto, pero no fue así.

El día y la hora señalada estaba cerca, todo dispuesto ella se limitó a pedir el servicio de cafetería y refrigerios en la hora señalada y encogerse de hombros al no contar con la posibilidad de dejar una nota de Messenger o un Whattsup al profesor confirmando que todo estaba tal como lo había dispuesto y solicitado semanas atrás.

La noche anterior al encuentro Kailan no pudo dormir, se agitaba en las sábanas con los nervios de punta, deseando que todo resultara como se había convenido.

Llegó una hora antes para disponer detalles, ansiosa ante la supervisora mirada de los asistentes; como era de esperarse todos llegaron preguntando por la persona que les había entregado la carta

Asunto por demás extraño ya que no hubo uno solo que mencionara al profesor; Kailan dispuso el salón y acomodó el asiento para el profesor, cuando vio que todos ya ocupaban sus lugares ruborizada fue en busca de otra silla, misma que permanecería vacía durante toda la reunión, curiosamente nadie reparó en ello.

Sin embargo, algo les decía que ellos eran el punto de convergencia de todo lo que se haría de ahí para adelante, aquellas 16 páginas le daban a cada uno de ellos la capacidad para empoderarse en sus áreas y ser un todo con el planteamiento y por tanto la encomienda había cumplido su derrotero; alcanzar el objetivo era tarea de los convocados.

Disertaciones

El cono de luz por el que se podía observar la realidad era perceptible solo para los que sabían observar con paciencia; el documento predecía que, al lograr entender la ecuación, todos los mecanismos serían dispuestos para comunicarse.

Podía admitirse alguna forma preestablecida, algunos sugieren formaciones geométricas otros no están tan seguros de ello, pero todos y cada uno de los convocados, aseguraban que lo que tenían enfrente no era nada conocido y estaba anclado en conocimientos muy respetados por otras generaciones.

De pronto todos voltearon hacia la silla vacía del profesor ausente y uno de ellos dijo:

¿Están observando lo mismo que yo?

Todos comenzaron a escribir en el papel de sus escritorios y coincidieron que la forma geométrica de la silla estaba considerada como la base del cálculo a seguir, uno de ellos se levantó para ir a la pizarra y anotar. El dominio de ese esquema les daría la respuesta que buscaban.

Kailan se limitaba a servir café para los asistentes y se percataba de lo positivo de su esfuerzo, había logrado lo que el misterioso profesor le había solicitado, incluso llegó a intuir que su ausencia obedecía a una de las señales que él había dejado al grupo. Sonrió insegura de que así fuera, pero contenta de ver a todos los científicos concentrados en lograr esclarecer aquella interesante tarea que ella en realidad no entendía del todo.

Dos de los asistentes le tomaron fotografías para recrear la simulación de un holograma dinámico, y recurrieron a los cálculos que había dejado el profesor ausente, al final de la disertación los ángulos de la silla, que había sido el modelo, se dibujaron en la pizarra y ya no estaba más la silla como modelo, ahora parecía un sillín de montura.

Kailan miraba su reloj pues ya habían transcurrido dos horas en aquella aula universitaria donde se reunieron los científicos y nadie daba señal de querer irse, había un frenesí que los cautivaba a todos por entender lo que estaba pasando, el poder de abstracción de cada uno de ellos envolvía el ambiente.

En ese momento solicitaron a Kailan que fuera por un modelo a escala que estaba en la habitación contigua al salón, uno de los científicos señaló que al momento que la chica estaba en esa habitación ellos ya estaban imaginando el modelo sin verlo, todos lo habían visto antes y eso les dio la idea que el misterioso profesor les había mostrado, un universo espejo que podía medirse en escala menor y visualizarse en resonancia universal. Al regresar al salón Kailan los observaba, no había escuchado lo que decían, pero sintió la mirada de todos, pensó para sí, tal vez tarde mucho en llegar con este artefacto… Se disculpó dejando la caja sobre la mesa.

Un grupo dibujó una curva en la pizarra, otro anotaba ecuaciones, Kailan se sentía intimidada con esos razonamientos tan bien calculados, en realidad, ella toda su vida reconoció que para las matemáticas se necesitaba una forma especial de ser que ella no poseía. Le agradaba que ese grupo de seres con cerebros calificados para las ciencias exactas estuvieran ahí, en muchos momentos como mediadora y asistente del misterioso profesor sentía que el cielo se derrumbaba sobre su cabeza, pero era verdad el científico le había dicho: “Sabrás quienes son merecedores de este descubrimiento con sólo verlos”, ahora lo entendía.

Había una curva que atravesaba el conjunto y a eso no le podían nombrar, necesitaban algunos datos que no se entendían totalmente, la longitud de una curva que podía extenderse más allá de lo conocido y en varios sentidos era un conductor, algo que viajaba hacia una dirección u otra…

Comenzaron a mencionar a Euclides, y otros sabios de la historia que habían dado su nombre a los descubrimientos y procedimientos matemáticos y cuyos nombres no pudo recordar Kailan con facilidad y mucho menos entender cuáles eran los logros de éstos.

Algo era cierto y contundente estaban simplificando un modelo que los llevaría a un cálculo sorprendente y que abría la puerta a un imaginario que solo se había situado en los escenarios de la ciencia ficción y ahora tenía peso científico para reconocerlo como tal.

La noche era densa y los bostezos anunciaron a todos que era hora de dejar en reposo los cálculos y meditar con la almohada lo que había sido puesto en sus manos; así quedaron de verse en dos semanas, dejar libres las agendas y colocarse en torno a ese dibujo con el parecido asombroso a una silla de montar para continuar con los cálculos y el tejido de esta historia que se antojaba sin precedentes para la mayoría.

Kailan tenía la impresión de que todos los ahí presentes conforme leían las hojas que ella les había entregado reconocían el trabajo del profesor, nadie mencionaba su nombre o si, pero ella no lo sabía. Todos se asombraban de aventurarse en las intrincadas ecuaciones y reconocer el trabajo de un superior y eso les llenaba de entusiasmo. Bien no quedaba más remedio que esperar dos semanas para saber qué sucedería.

Todos se despidieron con amabilidad y un anciano de cuerpo delgado y cabello rizado, al estrechar su mano dijo algo que la intrigó:

  • En lo personal le agradezco haber resguardado esas hojas, imagino se ha percatado de lo valiosas que son, muchas gracias.

Kailan quedó boquiabierta e imagino que el hombre se había confundido, trató de articular alguna frase, pero en su vacilación el amable caballero tomo su sombrero y se retiró.

La reunión

Llegó el día de la reunión Kailan preparó todo como la vez anterior, la charola con los canapés y el servicio de café estaba dispuesto, y ella seguía en su función de asistente, en todo momento miraba la entrada, supuso que en esta especial ocasión todos los presentes ya se habrían comunicado con el profesor, al seguir sus apuntes todos lo habían hecho de alguna forma; en la imaginación de la chica lo imaginaba entrando y colocándose en el podio para recibir una entusiasta ovación.

Al encontrarse todos los presentes el anciano alto de cabello rizado se dirigió al podio y con voz pausada comenzó su discurso:

Estimados caballeros aquí reunidos en este festejo de la ciencia que celebramos 18 años después de la partida de nuestro camarada, el genial físico de Cambridge, sus últimos trabajos necesitaban de una visión detallada, de la cual no teníamos total certidumbre y gracias a la ayuda de la dama que nos ha convocado al encontrar los papeles extraviados de nuestro amigo, ahora podemos seguir los hallazgos con gran precisión, la mayoría de los aquí presentes conocimos sus investigaciones y trabajamos con ahínco en sus geniales disertaciones, no podemos negar que lo consideramos un sabio adelantado a su época…

Kailan servía el café en lo que el sereno caballero exclamaba su emotiva elocución.

Llegar a este punto de su investigación es un logro, Stephen siempre fue muy cuidadoso y dejaba pistas a sus colegas para que encontraran nuevos horizontes en el panorama científico, sin embargo, hoy contamos con la fórmula matemática precisa para el descubrimiento de universos paralelos, el trabajo que le acreditaría a recibir el premio Nobel a nuestro querido maestro al ser sorprendido por la muerte.

Kailan no supo que pensar, acaso el científico que ella conoció resguardó hasta ese momento las 16 carillas, pero qué razón podría haberlo impulsado a ello. Sólo se encogió de hombros y continuó con su trabajo.

El científico hizo una pausa y señaló: Convoco a todos los aquí presentesAl completar cada detalle del diseño jamás olvidemos que nuestro maestro merece un homenaje póstumo con la dignidad de su investidura, 18 años de investigaciones, no nos han permitido avanzar hasta ahora…

El auditorio se puso de pie y el aplauso fue unánime. Kailan sonreía, la embriagaba una profunda alegría al recordar la frase del misterioso profesor cuando le dijo, usted sabrá a quien debe dar estos papeles, solo obsérvelos.

Una cortina cayó y la imagen de un hombre de mediana edad apareció, rostro amable con una media sonrisa como señalando lo divertido de la vida, ojos azules de marco metálico, sentado en una silla algo diferente a lo que Kailan conocía o hubiere conocido antes; la silla de una persona con una enfermedad que le inmovilizaba… A diferencia del caballero que ella recordaba cuando la citó en el restaurante; un hombre de caminar pausado y con sus funciones corporales íntegras, el rostro tenía un parecido extraordinario y la fotografía estaba enmarcada con gran belleza en madera de roble pulida y con un relieve de terciopelo rojo, las clásicas fotografías del salón de celebridades de la institución.

Kailan se llevó la mano a la boca para ahogar un grito de sorpresa y terror cuando escuchó al científico decir:

Gracias a esos trozos de papel que hoy forman parte del acervo cultural y científico de nuestra institución, pensamos que el profesor Hawking, con ese fino sentido del humor que le caracterizaba, nos ha gastado una de sus bromas y acotó: «La mejor prueba de que no es posible viajar en el tiempo es que no estamos invadidos por una legión de turistas del futuro».

Concluyo que tenía toda la razón, no podemos viajar en el tiempo, pero lo que hemos hecho en el mundo de alguna u otra forma cumple su derrotero en el momento preciso.

Kailan comprendió que no podía decir nada, era algo que no podía probar; esa parte de la historia el maestro la había dejado en manos de sus colegas, en quienes confiaba de la misma forma que lo había hecho al elegirla. Sonrió al descubrir que su ignorancia fue la razón por la cual el maestro la eligió, movió la cabeza reconociendo que había hecho lo correcto y exclamó: ¡Genial!

*Basado en el último trabajo del profesor Stephen Hawking: A Smooth Exit from Eternal Inflation?

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