Allí estaba Él. La realidad es que siempre estuvo, en la inconmensurable eternidad. En la apacible y silenciosa infinitud. Como describirlo, creo que no existen las palabras adecuadas pero tratare. Puedes llamarlo Alto y Sublime, Trino, Omnipotente y mil maneras mas. Pero el nombre que mejor lo caracteriza es Ahavah[1]. Y como está en su naturaleza, como es propio de Él, no podía menos que compartir.
_Perdón, …¿compartir que?
_¡Todo ese amor!
_¿Con quién?
_Espera, ya lo veras, a Ahavah se le ocurrió una idea brillante. De hecho lo soñaba desde siempre. Solo esperaba el momento perfecto.
Y allí, en el principio de todas las cosas, pasó; se oyó por primera vez una voz, la voz más hermosa jamás escuchada, resonó en la perpetuidad la canción mas portentosa. Y mientras esta melodía fluía del corazón de Ahavah, con cada expresión surgían explosiones de diseños, colores, texturas, sonidos, aromas, sabores, luces y sombras. Expansión y armonía. Todo un universo tomaba forma. Cuanta fuerza, cuanta vitalidad. Si, eso es, cuanta vida arrolladora emergía de esa canción. Nota a nota, palabra a palabra la belleza brotaba por doquier. Como en una danza frenética, el movimiento no paraba. Ahavah estaba tan feliz, todo lo que había creado era maravilloso y bueno. Su corazón rebozaba de gozo.
Detenganse. Todo era admirable y sublime, mas todavía faltaba algo. Alguien.
Mas corazones por donde se derrame tanto amor.
El Trino no necesita nada, es suficiente en si mismo; pero el amor no se puede guardar.
El amor es acción, compromiso, dar, confiar, esperar, tener fe.
_Entonces, ¿que paso?
_Algo inesperado, con toda ternura, con sus propias manos, moldea.
_¿Que es?
_Paciencia, lo bueno no se apresura.
_Mas no se asemeja en nada a lo ya formado. Se ve tan frágil. ¿Que hace ahora?
_Sopla sobre el.
Como una brisa cálida de verano. Y con ese aliento impregnado se pone en píe, es alguien, es magnífico, hay un corazón latiendo dentro de él. Es semejante a…es comparable a Ahavah.
El resto del cosmos queda en silencio por un instante al verlo, como si hubiera contenido la respiración. Anonadado ante semejante escena.
_ Adama[2]
te llamaras_ dijo Ahavah enamorado de su obra, amándolo con todo su ser.
_Eres hijo de nuestro corazón y todo esto que te rodea y ves es tuyo. Lo creamos para que disfrutes de ello y nosotros participar contigo.
Adama toma una gran bocanada de aire y exhala con fuerza, sus ojos se encuentran con los Ahavah y sus vidas quedan conectadas para siempre.
El bullicio circundante lo distrae de ese momento trascendental y no sabía donde mirar primero. Todo era tan exuberante. Lo embargaban una profunda paz y a la vez una eufórica alegría.
Juntos, Adama y Ahavah recorrieron tan vasta originalidad. Tanto por ver, tanto que aprender y experimentar. Tenían todo el tiempo para hacerlo. Ellos eran muy unidos. Aunque…
_¿Que sucedió? ¿Qué podría salir mal ante tan grandioso panorama?
_ Algo ocurrió en el corazón de Adama, una sensación que no había tenido antes. Eso lo incomodaba, no sabia que era ni como identificarlo. Un pesar. Su corazón tenia una compunción que con el paso de los días se acentuaba.
Ahavah lo intuyó. Sabia que era y el porque.
Adama necesitaba derramar el amor que estaba dentro de su corazón en otro corazón , en otra creación como él. Esa fue la intención de Ahavah desde el principio.
Entonces una tarde de otoño, en una de esas incansables caminatas de descubrimientos, debajo de un frondoso Jacarandá, cuyas flores cubrían el piso como una gran alfombra lila, Adama se durmió.
Ahavah, con mucha suavidad, acaricio su frente. Adama se estremece y sucedió que comenzó a soñar. Imágenes venían a su mente, un perfume exquisito lo envolvió. Un susurro apacible se escuchaba cuando el viento pasaba entra las flores y estas se movían con una cadencia acompasada. Toda la naturaleza acompaña este momento especial.
Ahavah esta vez pone su mano en el pecho de Adama, nuevamente se sobresaltó.
_Adama_ llamó suavemente Ahavah.
_Despierta.
Todavía somnoliento y aturdido se recuesta sobre el tronco del árbol. Sus ojos se abren a a mas no poder. Y esta vez es él quien contiene la respiración y queda anonadado ante semejante escena.
_ Ella será tu compañera _ dijo Ahavah expectante.
_Hawa[3]
_ dijo rápidamente Adama, cuyo ser no podía resistir tanta felicidad.
_Así te llamarás.
Y sus corazones quedaron entrelazados para siempre junto a Ahavah.
[1]En idioma hebreo significa: AMOR
[2]En idioma hebrero significa: TIERRA
[3]En idioma árabe: LA QUE DA VIDA
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