
Tengo un alma de niña pequeña, un alma caprichosa y traviesa; un alma, que quiso reencarnarse en una mujer loca y revoltosa, en un personaje nervioso e inquieto; un alma, que ha visto miles de cosas, que ha vivido millones de momentos, buenos y malos, pero todos necesarios, todos importantes; y de cada uno de ellos, de cada una de las vidas vividas, llevo algo conmigo, llevo lecciones aprendidas, llevo cicatrices escondidas.
Veo personas con las que siento conexiones extrañas y especiales; me vienen recuerdos de situaciones que hacen aflorar en mí, ciertos temores, en cosas que vivo en esta vida; temores y miedos, que ni yo misma se explicar, pero que están en mi y no soy capaz de afrontar.
A veces, me vienen también, recuerdos de momentos vividos que no son de esta vida, pero que yo los siento muy reales; recuerdos que me hacen a veces estremecerme, a veces entristecerme y otras veces me llena de felicidad y plenitud.
Sea como sea, yo siento que no soy solamente un cuerpo, que hay algo más dentro de mi, algo grandioso, algo imposible de explicar, pues no tiene explicación; llevo dentro de mi algo que me hace ser inquieta, atrevida, alegre, espontanea y revolucionaria; llevo dentro de mi un alma, pero no un alma cualquiera, llevo dentro de mi, un alma de niña.
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