EDUCANDO EN EL ODIO

Y los niños en el
patio jugaban con aparente inocencia cuando de repente el adulto puso
el oído extrañado y no pudo sino sorprenderse de lo que escuchó.            

En lugar de hablar
de quién era el mejor delantero y si su equipo había salido campeón
o no, en lugar del tráfico habitual de cromos de fútbol y de la
recurrente bronca sobre si el balón había entrado o no, los niños
vociferaban como adultos palabras impropias de su edad.
  

Ella, que siempre
notó que tenía más desarrollado el sentido común que sus
compañeros de clase, también asistía incrédula a la retahíla de
insultos y exabruptos que aquellos pequeños proyectos de hombre
proferían sin rubor. Insultos de todo tipo, muchos de ellos
homófobos aprendidos al calor de sus hogares, otros racistas
escuchados sin filtro desde la comodidad de un televisor, en el
fulgor de un telediario en prime time o una tertulia de actualidad.
Frases reconocibles para el adulto que jamás imaginó formaran parte
de un grupo de niños de once años.         

El adulto, abandonó
su lectura y aguzó el oído, ante estas cosas siempre es preferible
estar seguro y evitar un malentendido que acabe con un padre
denunciando al adulto por algo que jamás haya sucedido. Así las
cosas, ella que permanecía paralizada sin poder creer lo que
escuchaba vio como el más dispuesto de sus compañeros, el pequeño
y autoimpuesto líder del grupo jaleaba al grupo contra otro chico
que jugaba con las niñas. ¡A por èl! Y todos corrieron a pegarle
collejas.

¿Qué haces jugando
con niñas? Los niños no juegan a eso.

_ Dejadlo tranquilo,
no os está haciendo nada_ protestó ella. 

_ Tú callate niña,
no serás una feminazi de esas_ dijo el pequeño dictador.

_ Yo no gaseo a
judíos en Auschwitz_ contestó ella orgullosa sabedora que el pequeño dictador tenía el conocimiento justo para no hacerse sus necesidades encima.

_ ¿Qué? ¿Cómo?
_ balbuceó él, sin saber siquiera a qué se refería.

      
Para entonces el
timbre había sonado y todos corrieron a clase. Ella, orgullosa y él pensando aún en qué demonios significaba eso de Auschwitz…Mañana sería otro
día.