CUANDO ya no estés

CUANDO ya no estés

Pasajera #15

09/07/2024

CUANDO

Ya no estés

P.S.M

Parece que fue ayer, mirándome en el espejo y ver mi vientre abultado, lleno de vida, sintiendo tus movimientos bruscos que hacían deformar mi piel. Ya quería tenerte entre mis brazos y arrullarte.

Pasaron los meses y por fin vi tu pequeño rostro, aquel cuerpo indefenso, que extrañas sensaciones pasaron por mi ser, me sentía vacía como si de repente el nido hubiese sido saqueado, brotaron mis lágrimas, miraba tu carita y me conmovía tu perfección. Mi corazón sentía salir cuando escuchaba tu llanto. Todo cambio, mi cuerpo adolorido y con algunos kilos de más me hacían sentir deprimida, de la nada mis lágrimas brotaban. Luego entendí que esto es a lo que llaman “depresión posparto”.

Pasan los días y aquel sentimiento fue disminuyendo, ahora es remplazado por un temor inmenso, por una inseguridad eterna, pero así mismo el instinto de madre se agudiza, aún cuando tenias pocos días de haber llegado al mundo solo bastaba un gesto, aprendí a diferenciar el llanto de dolor, de hambre, de frío o simplemente el que demandaba mimos. Las noches se hacían cortas ya que mis horas de sueño disminuían, cada movimiento tuyo era presentido con anticipación.

Los dolores fueron pasando, pues traer un hijo al mundo no es fácil, pero sabía que esa sería la menor de mis preocupaciones, ya vendrían otras que se anidarían en el corazón. Fuiste creciendo y con el paso de los meses te convertiste en mi todo. Ya no habían días ni noches para mi, ya todo giraba a tu alrededor, verte sonreír era para mi el bálsamo a todos mis males, escuchar tu risa aquietaba mi mente y hacia que el amor brotará por todos mis poros.

Empezaste a dar tus primeros pasos y con ellos las angustias, cada tropiezo, cada caída era para mi un golpe directo en el corazón, te observaba de lejos y corría cuando veía algún peligro, así empezó mi rol de heroína, el día era de 30 horas, mi habilidad para hacer todos los quehaceres de la casa, cocinar tus comidas acordes a tu edad, aprender aprovechar el poco tiempo que tu cuerpo demandaba algo de sueño era para mi el único que tenía para cumplir tareas inconclusas, darme una ducha, cocinar, barrer, limpiar eso sí con el mayor sigilo para no interrumpir tu plácido sueño.

Cuantas habilidades despertaste en mi, podía hacer mil cosas a la vez y aún así tenía la capacidad de estar al pendiente que no salieras rodando por las escaleras, que treparas por muros como un mono, que no ingirieras algo que te atragantase.

Pasa el tiempo comienzas tus primeras etapas de jardín infantil, mi corazón se sentía consternado cuando me despedía en la puerta del kinder y te veía caminar en medio de balones, y colchonetas para tu aprendizaje.

Pero no podía demostrar debilidad, pues eso te enseñaría a ser independiente. Tenía que ser fuerte, contaba las horas en que debía ir de nuevo a recibirte con mis brazos extendidos. Te examinaba minuciosamente con solo una mirada y si veia algún rasguño mi queja no se hacía esperar, quería defenderte como una leona a su cachorro pero aprendí  a contenerme pues sabía que entre juegos esas cosas pasaban.

Comenzaste tu etapa escolar, tu primer delantal, tus primeros cuadernos, tus primeras pinturas, llegarían tus bailes infantiles, y de nuevo otro gran don despertó en mi, el de ser costurera y hasta diseñadora de disfraces. Me sentía orgullosa al verte bailar, o cuando decías tus lineas en alguna obra. Te observaba sentada y tú sin saberlo me convertí en tu fans número uno.

Los años pasaron entre, quejas, regaños, castigos, y de nuevo otra vocación nació en mi, el de ser maestra, enseñarte las tablas de multiplicar, enseñarte a sumar con granos de frijoles, decorar tus dibujos con plastilina y brillantina. Salió de lo más profundo mi sentido escultor que tenía dormido.

Luego, cuando ya empezaste tu etapa adolescente, tu rebeldía, y tú inconformismo con la vida también llegó, tus hormonas alborotadas empezaron a transformar tu dulce voz, a cambiar tu cuerpo, y a despertar tu interés por amores escondidos. Y aunque no decías nada yo todo lo sabía, solo bastaba mirar tu rostro, esos ojitos, conocía cada rincón de ti pero yo siempre paciente esperaba que me contarás. Te vi llorar por tu primer amor, te escuché sollozar cuando sentías que el mundo sin esa otra persona no sería igual, en silencio guardaba cada lágrima tuya y así convertí mi corazón en un cofre. A veces me atrevía a entrometerme pues no soportaba verte sufrir, y en mis momentos de soledad pedía a Dios te diera fortaleza, pedía con mi corazón adolorido que tú decepción no endureciera el tuyo. Así me convertí en bruja y hechicera, con oraciones quería colocarte un escudo contra todo.

La toga y el birrete por fin llegaron, fotos por aquí y por allá, algarabía, abrazos y despedidas. Amigos que desde la infancia te acompañaron se convirtieron en hijos adicionales en mi vida. De nuevo una extraña ola de angustia llega a mí, preguntas sin respuesta, incertidumbre. Cada paso que dabas era un paso más lejos del nido.

Nuevos amigos, una carrera que estudiar, noches de desvelo cuando salías a disfrutar de las rumbas nocturnas. Muchas veces pasaba mis horas con insomnio parada en la ventana porque no podía conciliar el sueño sabiendo que estabas en las frías calles exponiéndote a peligros. Pero que ibas a saber tu de peligros si a tu corta edad todo lo veías fácil, no tenías en ti una pizca de desconfianza o malicia, amigos, música y licor eran tu compañía y ni siquiera te acordabas que en casa alguien te esperaba, con inquietud solo deseaba verte llegar. Me convertí en tu ángel guardián, mi cuerpo en casa y mi espíritu contigo te cuidaba de malhechores y de peligrosos sucesos. Entre trabajos, números y exposiciones llega al final tus estudios. Con orgullo te veo ser profesional, momentos que de nuevo guardo en el cofre de mi corazón. A tu lado otras manos entrelazan las tuyas y ya no son las mías. El amor tocó a tu puerta y como un ladrón entro y robo tu corazón. Empieza otra etapa de tu vida. Y en ella ya no estoy, te veo partir de lo que por años fue tu casa, ahora te unes a tu amor porque asi es el ciclo de la existencia. Como un fantasma te escucho merodear por tu cuarto, escucho tu voz, siento tus pasos pero de un salto regreso a la realidad, ya tu vida está junto a otra para emprender así la travesía de tu biografía.

Pasaron los años, ahora con más responsabilidades, un trabajo, una casa y la prolongación de tu existencia pronto llegará. Me convertiste en abuela, miro atrás y veo a aquel diminuto ser con pasos torpes, veo como me estiras los brazos para que te cargue, seco tu lágrimas , lleno de besos tu frente, guardo entre mis adentros tus tristezas, tus desilusiones, sonrío y solo son recuerdos, pero son tan vividos, casi siento el aroma de tu pelo, casi puedo sentir la tibieza de tus manos buscando las mías. Vuelvo a la realidad y veo tu alcoba vacía llena de cajas con recuerdos y fotografías, uno que otro juguete, alguna prenda olvidada. Llega a mi la nostalgia al ver que mis brazos están vacíos, y que ahora tengo todo el tiempo del mundo para acomodar mi canoso pelo, de humectar mi acartonada piel, y de pintar mis estropeadas uñas.

Anhelo sin éxito los fines de semana, esperando tu llegada y que junto a ti, tomado de la mano llegue aquel pequeñito. Sin darme cuenta pasaron los años, ya no habrán disfraces que diseñar, ni esculturas que hacer, ya no hay que colorear, ya no hay que leer cuentos.

Vacía está mi casa, tus manos fueron reemplazadas por un bastón, mi compañía ahora son los boleros de antaño, nadie toma mi mano, nadie acompaña mi soledad, solo soy una fecha en el calendario que dice que es el día de las madres. Y me preguntó ¿Cuando célebre yo el día del hijo? Cada día era una celebración, preparar la lonchera, alistar contra el tiempo sus ropas, estar presente en el colegio cuando era necesaria mi presencia.

Así pasaron mis años, mis gloriosos y maravillosos años sintiéndome heroína, bruja, hechicera, arquitecta, enfermera, doctora, psicóloga, y muchas otras tantas cosas y…¿en qué momento deje de ser mujer?, ¿en qué momento deje pasar mis años mozos?, ¿cuándo mi piel se empezó a arrugar, y mi pelo empezó a blanquear?, cuando deje de vivir mi vida por estar construyendo y formando la de aquel que ahora con ingratitud ni una llamada me da.

Que triste es la vida, pero solo somos arcos y nuestros hijos son las flechas que lanzamos al mundo, esperando que en su trayecto no se desvíe. Espero que mis consejos en algún momento sean recordados y puestos en práctica y que cuando la rueda de la vida te esté poniendo en el mismo lugar en el que yo estuve, recuerdes con cariño que las reprimendas y los castigos no fueron por desamor. Que cuando mires lo que has construido en la vida sepas que están edificados sobre los cimientos que está anciana y débil mujer forjó en ti.

Cuando me veas cansada , cuando mis pasos se hayan pausado, y mis fuerzas me hayan abandonado tómame de la mano como te tome la primera vez que mis ojos te vieron, enséñame de nuevo a caminar, dame de comer así como te enseñe, ten paciencia así como yo cuando no querías aprender tus lecciones, tu estás en tus años jóvenes y yo…yo solo seguiré siendo tu ángel de la guarda, la última hoja que en los días de otoño ha caído del viejo roble y en mi corazón seguirás siendo siempre mi pequeño gran logro.

“ TUS ERRORES COMO HIJO SON MIS FRACASOS COMO PADRE”

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS