15:07 “¿Nos vemos un rato esta tarde?”

Zulema está sentada en la esquina de su cama, frente al espejo de su armario. Sostiene el teléfono con sus dos manos, con la mirada fija en el reflejo de su cuerpo, rígido.

Pasan los minutos, no hay respuesta. El tiempo engulle su paciencia, la acobarda. Las tripas se revuelven, el malestar se extiende desde su ombligo hasta su garganta ¿En qué momento ha podido imaginar que Lucía se podría interesar por ella?

Lleva puesto su pantalón de pijama corto y un top. Su mirada se queda fija entre sus piernas y el vacío se extiende hasta agarrarse a su estómago, provocándole un espasmo.

Centra su atención en la cara interna de sus muslos. No alcanza a verse su propia entrepierna, oculta tras dos amasijos de grasa.

Siente un dolor intenso a la altura del diafragma y se regocija en él. Por un momento llegó a pensar que Lucía era distinta, con su pearcing y su pelo azul. Está enfadada. Rabiosa consigo misma. Por ilusa, por confiada.

La pantalla del teléfono se enciende.

15:29 “Claro, Zulema! A las 7 nos vemos! En la Esplanada bien? Esta mañana te he notado rara, pero no te he dicho nada xq me ha parecido q no querías q te molestara. Q guay q me hayas escrito, ganas de verte! <3 <3 <3”

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