Fue un salto de bravura, Fue un sol que castiga.
Fue una fatiga, una mansa debilidad. una sangre que corre y se vierte sobre la pradera.Fue un cuerpo que no fue mío y una carne que no fue creada por mi madre y mi padre.
Descendió de la gran montaña, ávido de deseos de libertad. Ávido de un beso curador, de un resguardo para su alma. ¿De donde proviene tu hambre, tu sed, tu fatiga? ¿Quien te dió el nombre que te persigue cual sombra incansable?¿Quien ancló sus naves es tus costas?¿Quien robó tu cosecha, incineró tu casa, bebió la sangre de tu semilla? La montaña se coloreó de amarillo como trigo, sobre el verde que palideció en transparencias fantasmales. Una América salvaje en sus entrañas, un dolor que no termina, que no muere y tampoco nos mata del todo, aún no nos desaparece por completo. aún no nos borra de la tierra y de la memoria de los ajenos.Un dolor antiguo que huele a desgracia, que ha quebrado las resistencias nativas. que ha reventado a nuestras crías contra las rocas, que ha violado nuestras mujeres y cercenado sus pechos. Que ha cortado nuestras orejas, una que ha erradicado nuestra lengua.
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