De tanto autoproclamarme vampiro me he convertido en uno; insensible por la oscuridad, deambulante ante el día e insaciable de nostalgia. El sol me recuerda a usted, por eso lo esquivo. La noche me recuerda a nuestro amor, por eso la consumo.
La eterna penumbra no es tan mala… es soñar despierto, mentirse con gracia, huir de lo inevitable, odiarse por ser uno mismo, callar la empatía a la fuerza, odiar la injusticia sin tocarla, es algo parecido a estar vivo en muerte, o viceversa.
Cual vampiro me siguen invitando a pasar, sigo siendo seductor aunque no veo nada en el espejo, el tacto no me da placer, todo es insípido y el vacío se convierte en tórax.
Es que si no hay sangre que corra ¿qué sentido tiene el corte?
Y si la foto con un beso tuyo en mi billetera me quema, aún tengo esperanza.
Aunque ya no sueño, imagino que vienes y me clavas una estaca donde solías dormir, imagino que aún me amas, amaría que me imaginaras. Pero acá sigo caminando sólo por la noche, buscando sangre, con los pies heridos, todo de negro, sin sentir frío, cada vez más muerto.
Esperando que seas el amanecer que termina conmigo, al menos así veo a dios una vez más.
Buenos Aires, 2024.
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