El origen del mal

En la lúgubre habitación, la figura de una mujer reposaba sobre la cama, envuelta en sábanas teñidas de carmesí, su cuerpo inmóvil recordaba la quietud de una momia ancestral. Cabuyas atadas a su cuerpo, extremidades quebradas, como si el destino mismo la hubiera atrapado en un macabro abrazo.

El ambiente estaba impregnado de un aroma metálico y opresivo, mientras los letreros dispersos por la estancia clamaban por atención: «Negocios», una sombría alusión a un oscuro pasado; «Ahogada», una palabra que evocaba imágenes de desesperación y lucha; «Crímen», el eco de un acto violento que resonaba en la penumbra; «Hijo», una conexión emocional perdida entre la víctima y el perpetrador; «Murió», la sentencia final de un destino truncado por la fatalidad.

En ese escenario de horror, cada detalle contaba una historia de tragedia y desesperación. Los muros parecían susurrar secretos insondables mientras la sangre se fundía con las sombras, envolviendo la escena en un manto de misterio y pesar.

Quien era?

Quien la mato?

Quien la halló?

Arte de Stefii Mora

Relato: Ruben Rodriguez

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS