Señora que te pones a vender,
¿qué traes para desayunar ahora?:
una churrasca con la que te atoras;
no te vayas a enojar y ofender,
_
pero me debes venir a atender;
Rápido anda, sin nada de demora,
porque entre mis vueltas extravié la hora,
por todo lo que tenía que hacer…
_
Y tu cara como una antorcha agita
tus frágiles pensamientos naranjos,
y tu cansada frágil mano grita,
_
por los pesos que el destino te trajo.
¿Tú, por qué con una mirada evitas
al cliente que te invocó el trabajo?
Link del libro: https://a.co/d/hIWh2q1
OPINIONES Y COMENTARIOS