Han pasado los años y aún sigo escuchando tu voz.
Esa voz grave y suave, con palabras dulces pero firmes, que cada vez que hablabas me dabas la certeza de mi existencia.
Creí siempre en tu voz, aún lo sigo haciendo, pues te oigo en la distancia espacial e incluso en la temporal.
Han pasado los años y no se me ha quitado tu voz de mi cabeza. Te advierto, jamás lo intenté.
Cada día es un eco de tu voz que se acerca, nunca se aleja.
Entiende, nunca podré despojarte de mí, todavía tienes esa chispa, que contagia, que alumbra, que protege.
Han pasado los años y te recuerdo como si estuvieses en este preciso instante, aquí a mi lado, aferrándote a mis labios y de vez en cuando, soltando tu voz para que nunca la olvidase.
Y es así, como ni el silencio la apaga.
OPINIONES Y COMENTARIOS