Lo mío no es quedarme con una emoción, si me lo preguntaran la solución a este sentimiento sería una charla en un café, pero pedirla es tomar la batuta de una obra de dos, que ya he asumido y no pretendo hacerlo otra vez.
No me emociona el orgullo, creo que la dignidad está sobrevalorada ¿por qué racionalizar algo que le compete al corazón? ¿por qué intentar suavizar con un concepto mayormente incompleto para describir un sentir? si me dieron las palabras para ocultarme y huir en el momento donde me nace usarlas no tiene ningún sentido vivir.
No me aterra el rechazo, si no es eso, tampoco sé qué es lo que me tiene escribiendo y rebuscando palabras para sacar de alguna manera un fragmento de lo que se supone quiero decirte y ni sé qué es. Tal vez sea eso, no hay palabras porque no quiero decir tanto, en mi cabeza resuena un simple “veámonos” tan simple que no saldrá de mi boca.
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