Al pie de la estatua de la heroína del pueblo,
suena en una llorosa quena «Hotel California»
mientras que junto a unas nubes cargadas de lluvia
llegan las sombras de una noche húmeda
y se asoma un tímido frío que despierta la memoria
de tiempos que se fueron como el agua,
como escapándose y sin decir ya vuelvo.
Solo me atrevo a suponer que todo fue tan solo ayer,
porque no quiero admitir que todo fue
en un lejano pasado que apenas puedo recordar.
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