GRITA y que escuchen

¡Ayuda, me ahogo!

Así grito todos los días, grito, grito y grito. Sucede que nadie me oye, absolutamente ninguna persona se da vuelta a responder ante mi aclamada necesidad de ayuda. Me veo al grito ahogado con miles de litros de agua encima, pataleos con gran esfuerzo en conjunto con movimientos de mis brazos que no logran ascenderme si no que hundirme mas; cierro los ojos con decepción y cuando los vuelvo a abrir me encuentro en esta caja de cuatro paredes, con capacidad para 60 personas que nos lleva de un lado a otro, estos seres que me rodean se encuentran gritando dentro suyo como lo hago yo, ¿Por qué gritamos? Lo hacemos ante la necesidad de huir de este contante loop repetitivo que se hace llamar rutina, aunque yo lo llamaría tortura, es increíble como de un día para el otro pasas a que esto sea común. El hecho de levantarte, apagar la alarma, prepararte, estirar el brazo para que la caja frene, bajarte, caminar, saludar, trabajar, irte, subirte a la caja de nuevo, llegar a casa, tomar un mate e irte a dormir… ojo que no termina ahí porque al otro día te levantas y volvemos a hacer lo mismo. 

¿Será posible salir de este estado? No lo se, por momentos lo veo posible y logro realizarlo. Ya sea por escaparme a una plaza, confitería o mejormente encontrarme con la persona adecuada que decida alejarme de este mundo repetitivo y me lleve al planeta donde puedo tener la mente en blanco, donde soy feliz con sentir el sol en la cara, escuchar el agua fluir, sentir el viento rozar mis orejas y elevarme hacía donde mi pecho se infle de la cantidad de paz que llevo dentro. Desde mi perspectiva de vida, cada uno tendrá su pensamiento, yo tengo esa persona y debo agradecer que en realidad tengo mas de una. 

Espero que cualquiera que este leyendo esto y se sienta igual de ahogado que yo con esto llamado rutina pueda huir aunque sea una hora por día de ella. No creo que sea posible huirle totalmente pero espero logren un poquito escaparle para llevar un vida relativamente pacifica sin que se sobrepasen y terminen explotando. Disfruten, amen, quieran y abracen a la gente que realmente vale la pena. Esas personas que te expulsen de la tortura y te incluyan en la sierra de la libertad. 

Atte 

Facundo Verardo D’Agostino

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