El suicidio (primera parte)

El suicidio (primera parte)

Alejandro Marques

16/10/2023

Se dijo mil veces —este camino voy a tomar—cuando al fin lo hizo, solo divisó el fuego antes que el metal choque contra su cara.

—¿Tantas tormentas vas a tener en tu cabeza chami?

—deberías dejar de boludear y saltar de una vez, porque me agotas la verdad. 

—No sé qué me impulsa, solo sé que me empuja a seguir y no me permite hacerlo de una vez.

—¡Y bueno! sea lo que sea que «te empuje a no hacerlo», obedece a esa orden

—cada que fuiste en contra te salieron mal las cosas.

—Es que no estás entendiendo; nada me está solucionando las cosas últimamente

—no puedo confiar en nadie más que en un psicólogo.

—Sabes que podes confiar en mí también, imbécil.

—Vos no estarías contando como persona de confianza.

—Claro que sí, soy en quien más podes confiar, pedazo de boludo

—los demás no te quieren, es más, te odian; deberíamos matarlos a todos.

—¡Basta! ándate nomás a tu casa. metete en el baúl y no salgas de ahí, sádico.

—Sádico vos que torturas esa mente todo el tiempo

—muerte acá, muerte allá, suicidio por ahí, blablablá.

—¡Bastaaa!

Mientras tanto en su vida diaria, las cosas tenían cada vez menos sentido. todo iba de mal en peor y la ansiedad no ayudaba en nada; Henry se estaba volviendo loco.

—Hola amigo, ¿Qué hay?

—Nada, déjame en paz.

—Pero y, ¿Qué pensante de aquello?

—Nada, no quiero hablar.

—Evadiendo no vas a llegar a ningún lado.

—¡Foah marido! ándate, déjate de joder.

—Bueno, solo quería ayudar bro, adiós.

—Una, dos, tres, cuatro…

—Creo que con esto alcanza, aunque obvio, solo voy a poder polvorear mi mano una vez.

—Tan dura es tu vida, no entiendo por qué no contás tu historia.

—Otra vez este

—no invadas mi espacio personal sin pedir permiso viejo y, además, nadie escucharía si cuento mi vida.

—Yo siempre te escucho.

—Ya te dije que con vos no puedo contar y, basta de invadir mi espacio sin permiso.

—No tiene sentido que me pidas eso, que ridículo pibe.

—Que música de mierda esa de Three Days Grace.

—¿La de Someone Who Cares?

—Qué escena loca aquella ¿Verdad?

—Si. creo que la voy a copiar, pero al revés y será definitivo.

—Hagamos una cosa…

—quiero que te mires al espejo y me digas que ves.

—Mis ojos… Parece que no miran nada, parecen… vacíos.

—Exacto, ¿Te sentís vacío?

—No. pero jamás me amaron de verdad

—estoy profundamente triste y quiero llorar.

—¿Qué? ¿A que viene eso? por favor, que patético ser humano

—obviamente no es por eso que te sentís así, hay tanto acá adentro. desde aquella vez que cumpliste los once, nada fue lo mismo

—no es porque nadie te ame. aunque eso también es cierto jajaja.

Los gritos frente al espejo fueron desgarradores. esa depresión que tenía, no se la quitaba nadie, además, jamás quiso buscar ayuda. sus amigos y familiares empeoraban todo y del cielo no hubo respuesta clara.

—¿Terminaste con tus berrinches?

—Déjame en paz. cerra la boca o con una bala en la cabeza, nos hago callar para siempre.

—Pero apriete el gatillo de una vez don, pero como lo habíamos planeado; frente a todos en aquella escuela.

—¿Pero si lo que me habla, lo evita? Siento que me agarra y no me permiten hacerlo, no es miedo, no sé qué es.

— No sé de que estás hablando, no hay nadie más que nosotros dos en este lugar.

—Es que aparece cuando vos estas dormido

—hagamos algo; te cedo el control de todo y te haces cargo del plan, de todas formas, yo ya estoy muerto.

—Excelente… no te preocupes que no nos voy a decepcionar.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS