He descubierto su existencia de una manera escandalosa, mientras bajaba por aquel recuerdo  que cubría su rostro, una mala manera de echar de menos, pecar con el pensamiento, añorar lo que causó tanto lamento, un susurro al masoquismo, queriendo volver junto a la curiosidad, quitarse un peso, desenterrar la sensación que se ha ocultado entre líneas decididas a ese camino del olvido. La manera de soltar bajo la lluvia que se disuelve en el llanto, una vana oportunidad imaginaria, la culpa que trajo la cólera, la decepción como resultado de intentos fallidos. Sabía que este tipo de clima tan cálido solo anunciaba una lluvia fuerte…

Aquel vino dulce, el reflejo de aquellos ojos, la boca seca, el corazón late cada vez más rápido, el temblor en las manos, las voces de mis versiones, una acumulación de tensión que trata de liberar mi cuerpo mientras se mueve sin parar, respiraciones pausadas, ¿Es entonces, quizás, un buen momento para liberarse de todo? Así que sentí que descansaba mientras me despedía de todo lo que me hacía beber aquel dulce vino y esa pequeña pastilla, las cosas dejan de ser queridas cuando algo se tuerce, 

«Deja que me pase esto que pronto volveré a estar bien»

Dejo que el agua me cubra de vez en cuando, mientras se lleva todo a su paso, dejándome exhausta, sin nada… Mi pequeño universo explota una y otra vez, creando caos y una breve calma… existo en este breve momento de soledad y catarsis. 

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