Artículo 4 (Sentirse barro y manzanas)

Artículo 4 (Sentirse barro y manzanas)

SENTIRSE BARRO Y MANZANAS

Mayo- 2023

Hace un tiempo descubrí por casualidad en un relato una frase que me dió para mucho pensar. La autora, una escritora compañera del Club, la dejaba caer como una llovizna fresca en una historia al rojo vivo, pero cargada de ironía y buen humor.

En un comentario le hice saber que se la tomaría prestada, sin poder resistirme al encanto de un significado que sólo intuía, pero que me parecía cuando menos muy original.

“Sentirse barro y manzanas”. Parecía una expresión oriunda de su país. Busqué en google, como no, el significado concreto de la frase, sin hallarlo por ningún lado. Pero eso no me frenó. Porque cuando de sentir se trata siento todo a flor de piel, aunque la piel sea de manzana.

Pensándolo más detenidamente llegué a la conclusión de que al colocar la frase en cualquiera que fuese la etapa de mi vida, se adaptaba a ella como anillo al dedo.

Allá estaba la lejana niñez en la que como niña del campo que fui, me sentí barro maleable y parte de la tierra. Donde yo misma y todo lo demás crecíamos en cada estación con la naturalidad de los milagros cotidianos. Y me sentí manzana resguardada en el desván de los inviernos, madurando de a pocos en el espacio seguro de mis mayores.

Llegó la adolescencia y mi tierra se sintió barro sin gracia frente al espejo. Y la manzana, gorda y poco apetitosa en los bailes verbeneros.

¿ Cómo superar la mentira de los abuelos que desde niña te decían guapa y mi princesa, cuando (maldita sea) con catorce años acabas de descubrir que tienes un grano como un volcán en la mejilla, y los ojos muy cortos de pestañas?.

Entonces pasas al galope la juventud. Ya no importan las pestañas detrás del grueso cristal de las gafas. Se acaban cuarenta años de dictadura y el hilo asfixiante de las represiones cede un poco.Ya da igual si sentirse de una calidad de barro es o no importante, porque todas las tierras están mezcladas en un caldo de cultivo bien aderezado con condimentos recién llegados del extranjero.Y las manzanas que caen lejos del árbol, más verdes que nunca, se sienten agrias e indigestas batallando por ganarse como sea su denominación de origen.

Con la madurez ensayando prueba y error, es cuando más llueve sobre mojado. La tierra se transforma en barro cultivable, camino de convertirse en pastizal, y no te queda más remedio que, sintiéndolo mucho, comerte tus propias manzanas para sobrevivir y continuar con tu vida conformándote con pedir peras al olmo.

Encuentras por el camino efímeros oasis donde puedes sentirte de vino y rosas, de miel y limón, de hielo y fuego, de a trancas y a barrancas, decúbito supino o de trampa y cartón.

Para entonces si tu tierra se sintió fecunda es probable que tengas un retoño o dos, que de bebés olían a manzana de caramelo y de mayores a marihuana, a los que la única tierra que les emociona es la que se pone de por medio y la única manzana que les interesa es la Gran Manzana.

Con la vejez a la vuelta de la esquina sientes que debes retirar del cesto las piezas podridas y de la tierra las malas hierbas, porque ya cansa avanzar con tanto lastre. Sabes también que es cuestión de tiempo que lo que aún es buena tierra se convierta en polvo y con mucha suerte en polvo de estrellas.

Y el día que te sientes más barro y manzanas que nunca reflexionas en que ya que has plantado un árbol, (aunque sólo sea el pino de las navidades pasadas que agonizaba en tu salón), ya que has tenido un hijo, y has reincidido teniendo otro, solo te falta escribir un libro.

Pero el libro es un proyecto muy ambicioso. Bueno. ¿Qué tal algo tan disparatado como esto que aquí dejo?.

Tal vez convendría empezar a pensar en cómo sientes tu vida.

La mía sabes ya cómo se siente: barro y manzanas casi siempre.

No tengo claro si además he de sentirme honrada y satisfecha.

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