Las niñas cambian, es inevitable, decían siempre a su alrededor.
Una niña, una joven inocente que no termina de comprender lo que pasa en su entorno.
Una niña tan bonita, todos la van a querer, todos la van a querer, todos la van a querer…
La niña vestida de blanco en el jardín de Edén.
Ven niña, ya es hora. Y la mano roja cambió el mundo.
Tú me tentaste a pecar pequeña maliciosa—Dijo un hombre primitivo.
Y sus ropas dejaron de ser blancas.
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