El Viajero del Tiempo
Por Julio Aparicio
En el año 2086, un empleado de mantenimiento viaja al año 1979 para cambiar su futuro, armado con los números ganadores de la lotería.
En el año 2086, la tecnología había avanzado mucho más allá de lo que la gente del siglo XX jamás podría imaginar. Los viajes en el tiempo dejaron de ser un concepto relegado a la ciencia ficción. Era una realidad, aunque cautelosa.
Esta tecnología estaba estrictamente controlada y sólo era accesible para unos pocos elegidos. Sin embargo, un extraño, un trabajador de mantenimiento llamado John, tenía un conocimiento privilegiado de la distribución del laboratorio.
Un día fatídico, a base de perseverancia y astucia, John logró burlar las medidas de seguridad del laboratorio. Se deslizó en la cámara de viaje en el tiempo, listo para cambiar su futuro.
La maquinaria cobró vida y la habitación se llenó de una energía asombrosa. Encerrado en el vórtice del tiempo, John viajó al año 1979, donde vivió su abuelo.
Al salir del portal del tiempo, John se encontró transportado a una era familiar pero claramente diferente. Rápidamente se aclimató y partió en busca de su abuelo.
John finalmente encontró a su abuelo, una versión más joven del anciano que tan bien conocía. Se presentó como un pariente lejano y le entregó un papel.
En el papel estaban los números ganadores de la lotería de 1979 a 1983. El abuelo de John, vacilante al principio, decidió confiar en su «pariente lejano».
De regreso al año 2086, John despertó a una nueva realidad. Ahora era heredero de una gran fortuna y su futuro cambió tal como lo había planeado. O eso pensó.
La riqueza le brindó a John un estilo de vida lujoso, pero también atrajo atención no deseada. Cada uno de sus movimientos fue examinado y envidiado, ejerciendo sobre él una inmensa presión.
A pesar de su riqueza, John se sentía aislado. Sus viejos amigos no lo conocían y sus nuevos conocidos sólo parecían interesados en su dinero.
Pronto las autoridades empezaron a sospechar. La improbable racha de suerte en la lotería fue demasiado coincidente, lo que dejó a John bajo la atenta mirada de los investigadores.
Los investigadores profundizaron en el pasado de John. Descubrieron extrañas lagunas en sus registros personales, lo que alimentó sus sospechas. Se convirtió en el principal sospechoso de una investigación en curso.
Cada uno de sus movimientos fue monitoreado, cada conversación rastreada. La vigilancia constante volvió a John paranoico y su vida, alguna vez lujosa, se sintió como una jaula dorada.
A medida que la investigación se intensificó, se difundió la noticia de la suerte antinatural de John y se convirtió en una sensación en los medios. Su suerte había atraído más adversidades que oportunidades.
Mientras tanto, el laboratorio donde solía trabajar John descubrió el uso no autorizado de su máquina del tiempo. El incidente inevitablemente se relacionaba con él, lo que complicaba aún más las cosas.
Ante la amenaza de ser descubierto, John decidió hacer lo impensable. Planeaba usar la máquina del tiempo nuevamente, esta vez para deshacer su desastrosa intromisión.
Una vez más, John logró violar la seguridad del laboratorio. El familiar zumbido de la máquina comenzó de nuevo y John entró en el vórtice, su destino: 1979.
Nuevamente John se encontró en el mundo de su abuelo. Pero esta vez tenía una misión diferente. Localizó a su abuelo y le confesó su verdad.
Después de una sincera conversación, el abuelo de John accedió a entregar los números ganadores. Mientras quemaban el trozo de papel, John sintió una oleada de alivio.
Al regresar al año 2086, John encontró su mundo restaurado. La riqueza desapareció, pero también el escrutinio y la presión. Su vida había vuelto a la normalidad y estaba contento.
John se dio cuenta de que se le había dado una segunda oportunidad. Regresó a su trabajo, feliz de ser un simple trabajador de mantenimiento sin atenciones no deseadas.
La escapada de John le había enseñado una valiosa lección. Ahora entendía que cambiar el pasado podría tener consecuencias inesperadas y que era mejor dejar las cosas como estaban.
Recordó las palabras de su abuelo sobre la importancia de vivir el presente y construir el propio futuro. El camino hacia la felicidad no eran atajos sino trabajo duro e integridad.
A través de su táctica de viajar en el tiempo, John aprendió que los atajos hacia el éxito podían provocar más daño que bien. Como dicen, algunas cosas es mejor dejarlas como están.
John nunca volvió a jugar con el tiempo. Vivió su vida con renovado vigor y una actitud agradecida. Su aventura le había servido de lección de lo que no debía hacer. Hasta que un dia, John recibió una carta de su Abuelo, en ella estaba la combinacion de una caja de seguridad de un banco y un extraño mensaje que decía: «Viajaste en realidad 3 veces, asi que te dejo mi herencia querido Nieto».
FIN?
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