A mí mejor amiga

El tiempo se desvanece entre nuestros dedos, y los días en que nos recostábamos mirando el azul purísimo del cielo, le asemejará.

Con ello no hablábase acerca de olvidar, yo siempre fui fiel creyente del no aferrarte a emociones pasajeras, y sea quizás por ello que me cuesta trabajo aceptar el hecho de que he creado sobre ti una dependencia emocional.

Tu misma me has reprendido

«-Eres la causa de todo lo malo que me sucede…y de lo bueno también»

He creído por tanto tiempo que bromeabas con ello, pero después de analizarlo me di cuenta, de que lo decías con toda sinceridad.

¡Amiga mía! Tanto dolor que en tu corazón de cristal he causado, conociendo con certeza su fragilidad; hacen que sea yo incapaz de reconocerme como tú compañera; no he de ser digna de tu amistad y menos aún de ser objeto de tus cuidados y preocupaciones.

Pero tú no has de verlo así, por qué tan bien que tú me conoces, yo reconozco tu naturaleza mejor de lo que lo harían tus propios padres.

Eres un reflejo de mi pobre alma débil y derrotada, pero que cada vez se fortalece por tus dulces palabras.

Cuando voltee a mirar hacia el pasado, podré asentir con orgullo, que fui honrada con el título de «Amiga».

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