El fútbol y las mujeres

El fútbol y las mujeres

Luana Morinico

14/08/2023

Estamos a exactamente una semana para el final del Mundial Femenino, en el que nuestra selección (Argentina) quedó eliminada en fase de grupos, al igual que Brasil. Y donde la selección colombiana, con la joven Linda Caicedo como estrella, hizo historia con su extraordinaria participación en este torneo, realizado en Australia y Nueva Zelanda, llegando hasta los cuartos de final (cayendo con Inglaterra por 2-1).

En medio de un evento de semejante magnitud, es buen momento para hablar sobre lo que significa que las mujeres juguemos al fútbol, un deporte que, aunque parece haber nacido únicamente para hombres, también es digno de ser practicado por mujeres.

La violencia, represión e incluso la deshonra a la que el género femenino ha sido sometido por siglos, aún sigue existiendo.

Que la mujer disfrute de este deporte maravilloso, que disfrute de meter goles (o de atajarlos), de tirar caños o defender los colores de su camiseta, no tiene por qué ser visto como algo anormal ¿Existe alguna razón inapelable que demuestre que por el simple hecho de ser mujer no podemos ser futbolistas?

La desigualad de género aún persiste en todas las sociedades. En el fútbol, ser mujer implica esforzarse más y a cambio, recibir menos.

Por muy talentosa que sea una jugadora, si no le dan las garantías para que desarrolle una carrera que le permita vivir del fútbol, es imposible que hablemos de igualdad de género en un deporte en que, las cifras de fichajes de jugadores superan por millones de dólares (o euros), las expectativas que cualquier jugador aficionado puede tener, en el difícil sueño de llegar a las grandes ligas.

Si es una tarea complicada para los hombres, que durante muchos años se pensaron los dueños absolutos del fútbol ¿Qué queda para nosotras entonces?

El fútbol no tiene por qué ir acompañado de un género para definirse como tal. Porque lo juegue quien lo juegue, el fútbol es uno solo. Las reglas son las mismas, los objetivos no cambian, la pasión es la misma… entonces, llamarlo “masculino” o “femenino” resulta irrelevante, si al final lo que se juega es el mismo deporte.

El momento de fulgor que se vive con el Mundial Femenino debería ser el impulso que abra oportunidades en países de América del Sur, donde varias selecciones demostraron de sobra que se merecen esas oportunidades.

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