tengo los pies helados

Debemos animarnos a pensar más allá de nuestros limites, atravesarlos, tener lo osadía para juzgarnos a nosotros mismos y a todo aquello que creemos. Lo único que puede limitarnos somos nosotros mismos, en nuestros interior podemos ir a donde nosotros queramos. Nos limitamos cuando pensamos en limites, cambiemos el enfoque y trascendamos la frontera. Busquemos nuevos puntos y veamos al mundo como un gran campo de juego, de aprendizaje y descubrimiento. Estamos en un viaje maravilloso que algunos lo llaman vida. Es un camino con muchos carriles, con curvas,con subidas y bajadas estrepitosas, con miradores donde parar unos momentos para después seguir ruta, se trata de un camino de un solo sentido y al mismo tiempo ese camino es gigantesco. Muchas veces vamos acompañados, gran parte toca estar solo.  ¿En qué parte se encuentra nuestro verdadero limite? ¿Qué es lo que nos limita? Es función propia de nuestro pensamiento el condicionarnos. No hay que creer todo lo que pensamos, gran parte de ello solo es ruido. 

Alguna vez leí por ahí  que entre realidad y pensamiento a la mente se le dificulta reconocer cuál es lo verdadero. Conectarnos, dejar fluir, eso es lo que debemos hacer, separarnos de nosotros mismos y arrojarnos a lo que puede suceder, la incertidumbre no puede ser tan mala como parece. Preferimos sentirnos seguros en lugar de sentir. La sociedad nos moldea para que podamos cumplir un rol, para que seamos estáticos, ineficaces con nuestro sentir. 

Poseo un corazón con la fuerza de mil soles, siempre lo he dicho. Un corazón tan grande que muchas veces caigo ante su propio peso. Solo sabe sentir y eso es lo que busca. Fundirse con el éter, buscar el latido, un momento en donde no hay pensamientos, tampoco sentir, solo  existir. Eso busco. A eso voy, en eso estoy.

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