Wonthelimar

Wonthelimar

ETRESTLES

21/06/2023

Desde una vertical fisonomía que se estropeaba desde Galia, se traspasaban indiscutibles elementos de metempsicosis primarios corporativos del Ultramundis a terceros después de la incipiente expiración de Vernarth, este encantamiento mistérico órfico lo traía Wonthelimar desde Valdaine emergiendo desde el enajenado embrujamiento enunciado sobre las montañas de Ardeche, transmigrándose en eufonía y justificantes módicos que estaban unidos con el Helminto reminiscente re-encarnativo en Vernarth, tal fuera un verme o gusano que se clasificaba apolillándose en su brazo, y las prolongadas venas del sauco con parásitos en laudables colonias de emocionales apogeos con líricos idiomáticos, entendiéndose hacia el común de mayúsculas del balaustre, y vivificantes cuestiones por medio del encadenamiento de cuentas del madrinazgo de Luccica, cuando despertaba al ir traduciendo los causales expiatorios, las presuntivas de los hebraísmos elocuentes, y perspectivas del trance al constar que su descompuesto brazo erguido quedaba en el rellano de su partida física abrahámica luego de ir disociándose de su cuerpo, separándose y alternándose con el sagaz brazalete de Aorion, entre la espiral del brazo de Sagitario y Perseo cuando iban licuándose indisolubles modulares de sus estratagemas hacia tres cuerpos que le acompañaban ocupándose de las póstumas individualidades tercias, con distinciones inconscientes que le traían el sagaz brazo recogiéndole seguidas veces desde la discursiva abejera de Wonthelimar, para convencerle y decir que esporádicamente no constaba la Primogenitura Hexagonal desde un tiempo sin obstáculo que le traían de Ardeche perdurable en conjuntos, y concertantes sentidos mirando grises valles desde Valdaine y sus romerías hacia las expectantes llanuras Patmianas. Su expiración renacía de apéndices de nenúfares que se asían de empotrados lumbares de sus poderío, y se mentalizaban en sus memoriales afines que subsisten reencarnados digresivos en plausiva adoración al re adelantarse con su revivida inteligencia para adoctrinarse, para ser alzado de una absoluta conciencia emética luego de ser libre de todos los mayores juicios constantes con hálitos en dispendio, y reciprocidad que se arrancaba desde una disciplina inicial transmigrada sobre despellejados ardores que iban erosionándose desde las astrales elipses en decaídas individualidades que iban expirando desde la Egolátrica-Xiphos (Ego-Incisivas) que trasuntaban de aciagos desfiladeros que aun por Helénica geografía no han sido vertida en la sangre de un Hetairoi.

Dice Wonthelimar: “Sujétate en mi brazo gandul, y abréviate del lázaro con su fiereza decaída! en distintos cuerpos he visto vuestra sangre ahorcarse en pendones con distintas monarquías de súper vida, y gérmenes del valle de Valdaine sorteando su retirada en fatuos materiales que vilipendian en la acrotera de tu descendido Megarón. La tricúspide iba emparentándose emanando en su genética, linajes y vigorizadas sobrevidas del ágil aditamento de Aorion, que ha de clamar desde el axilar de Betelgeuse con insensibles retazos que se mofan de verle saquear por más de dos mil años, sin solidificarse en posibles anarquías o más que nada antes de elucubrar desde donde ha germinado su magro enceguecer en compasivas contenciones como una escindida Psychí o alma tres veces antes de vaticinar sobre valles, y un castillo de beatíficas infamias que no se vacían junto a mi; Wonthelimar”, ¿Es posible que hayan sublimado del apático o de su breve resplandor? solo en algún páramo o frontis antes de desgarrarse de estandartes Vexillum, o del inaugural que atiborra su vehemencia ya subsistida en espacios que ya son acroteras o cornisas que van reposando pedúnculos, y florales capitulares. Inmóviles se enmohecen las pústulas de sustentación de Vernarth, la savia corre horripilada hacia él, detrás de ti también! Incontinenti a descastadas y deshidratadas vidas pasadas que iban redimiéndose de subsistencia que iba friccionando la misma luego acudiendo, y excluyéndose sanadas del apropio con asentadas heridas de limosos sueños al revivirles expiradas. Sus orígenes iban resultando del Mysterium o Musterium como su enclave exacerbado en las civiles desproporciones que se radicaron desde el neolítico, sin haberse lacrado en las puertas de todas las especies que quedaron atrapadas en sus mistéricas glaciaciones, so dichas de sortilegios doctrinales por intermedio de afanosas entidades al obstruirse en lapsos de la intemperie del Spilaion Apokalypseo, debiendo de devolverse a la posesión de fisonomías de todas las especies encerradas del neolítico”. Los abejorros marchaban cargados con esféricos de miel en sus patas cuando iban volando por la asamblea de guerreros, cultivos, pastoriles ensambles y piedras filosas que cortaban el viento incomodando los infantes que temen a su nocturno sueño, y a toscas canteras que les hacían inamovibles con venerables asientos climáticos que se poseían termo-regulados, se continuaba haciendo en ellos…en nosotros con revolucionarios hallazgos para parentesco de los enfriados pedernales de bosques y Memento o Vademécum al erigirse sobre megalíticas planicies desde donde provengo rodando, como piedra circular que mueve las rocas del Mundo alejándolas desde un oriente próximo haciendo algunas fabulosas oráticas, no pudiendo así acercarme a ti Vernarth desde el Neolítico compareciendo de este miedo, siguiéndote sin claudicar en hortícolas ni de sobresaltados bovinos” De este modo los nenúfares y pedúnculos se acordonaron en semovientes, llenas de sitiales para conquistarles después de haber perdido los calculados que se reformaban desde un Hetairoi al ser re-formulados desde su incendiaria esencia con tal expansión al ir indultándose en órbitas de quienes le sostienen del sobrado, y donde les esperan trayendo elaborados recambios anónimos. Así Wonthelimar disemina fuego Griego a Vernarth sobre su pectoral dorado, ingresando ahí su alma transmigrada a modo fiduciario de nafta, azufre, amoniaco en convites previos de especuladas idoneidades que se trasminaban oxigenadas en sofocantes atmósferas por su deltoides al detonar el odio de sus párpados. Su orina inhibía signos del temor y bufar de libertad en aquellos campos de gloria desde un mítico zambullir entre desoladas flamas de excreción, botando carburantes que no se concebían del mismo componente del retentivo final, (Entre aguas, minerales y ureas del cautín de Hefestos que se mancillaron ferrosas en moribundas proteínas y nitrogenadas ojivas celulares de ácidos que eran del común verbo de Wonthelimar)”.

La W se fusionaba y entreveraba formando una doble V invertida siendo parte del bulbar métrico nervioso de Wonthelimar, que iba concentrándose en superiores bloques e inferiores Vernarthianos anocheciendo cuando todo temerariamente hacia densidad de lo mismo que le desplazaba enardecido en la cubierta norte del navío Eurídice, mientras todos dormitaban al entender de las “V” partían originándose al ir residiendo del duplo biológico de los inmemoriales de Vernarth y rio Bumodos, cuando iban contemplando el sugerente salvamento después de superar los mencionados linfomas en la batalla de Gaugamela. Wonthelimar tergiversó todo con tiernos afectos que ulterior lograría con sus opiáceas al sanarse junto al brioso afluente yéndose en vanguardia, y arranques desde todas las calesas que llevaban a los condenados al Halicarnaso para ser truncados junto a las infalibles Canephores del banal oprobio de sus sayones, ramoneando las brozas de las encinas y del articular de Wonthelimar que venía resguardándose desde su cabecera, ciñéndose en vetustos roderos de algunas almas en pena desde Nyons. El carruaje incesantemente se transbordaba con vacilantes individuos inconscientes que los falangista les convidaban ordenar, y pernoctar sacando brillo en sus Xiphos en la proa con la “V” invertida para abrirse hacia el abundante mar ilusionado, pronto encontrarlo en algún edén. Estaban ya acertados en las hoces primarias de un retraído anónimo entre las esparcidas hierbas que no alcanzaron a brotar entre unas y otras, la reyerta simbiosis del Megarón se exhibía en “W” unida con dos “V” invertidas conceptuándose Wonthelimar en vigilia en predios tempranos fragmentándose de fobias de numerosas odas de Tesalia que recomenzaban a re aglutinarse al ser atraídas desde una patriarcal imagen del Hélades, so pretexto de helenísticas consumaciones como institutora raza vocacional primitiva de Alejandro Magno derivándose a escasas millas marinas para abordar hacia Patmos. El navío surcaba el mar conceptuando del universalísimo Ser que revivía en el Triacóntero asomándose entre todas las aguas como una núbil rompiente que parlaba entre sí con estos vocablos “Mageireméno Kefáli Votánon” Cabeza cocida de hierbas, hablando así de primitivas erudiciones alternadas y cercadas marejadas con más de doce metros entre los argonautas que iban haciendo territoriales tal similares corvetas navegando hacia el Golfo de Tarentino, poseyendo grandes distantes comparativas con las sesenta millas de base que colonizaba Wonthelimar para las y relativas nuevas fuentes al cifrarse en el Megarón. Así perseveraban capitaneando en las Inmaturas Polis marítimas que les documentarían hacia Patmos, en ayuntamientos de ensamble de datadas sanguinolentas batallas cesadas, subiéndose de acudir hacia la gran altura del templo Megarón y Teatro del Epidauro, debajo del triunvirato de sus tinieblas y Nenúfares lindantes del Spilaion Apokalypseos. En el hemiciclo del Teatro del Epidauro faenaban salmos astrales para la nacionalidad de Asclepios junto a Wonthelimar, así sanaban los musicales disertados en sesiones de quiromancia y Parasicología, donde gravosas marcas de interventores expectoraban con vastos impeles sobre Koilones, y reblandecidas gradas compensadas donde cada cual iba vociferando hacia el poniente del advenimiento de todos los ausentes auditóriums por generaciones pasadas, y venideras aclamando vidas con voces salvíficas para cuales le ovacionan con egregios suplementarios espectadores cobijados, desde un semicircular graderío que no le tenía en escena! más bien ausentes que los propios actores de un drama vivo cuando rondaban hacia el Diazoma, o pasillo donde todos los espectadores padecían del mismo calvario escénico que Vernarth con los crecientes linfomas hacia un mayor aforo de aliciente de gracia salvación. Después de esta peripecia Wonthelimar se convertía en causa y efecto en la saga en Vernarth, más bien con espiritual formalidad para fines de correspondida sobrevivencia restituida de lo celular que había muerto en el transcurso de él mismo, así empezaría a renacer en sí semejante en todo hacia el doble puntal de este asediado cariz, los ex comandantes que en otrora fueron fieles servidores, aparecerían en esta afrenta para contrariar desistiendo de adherirse como un Proceriato e Gigantum, tal como Forma de Héroes Gigantes de Gaugamela en Patmos.

Wonthelimar y Diadocos hicieron el bastión Seléucida, despertando de una última sutileza que se maquinó desde Nyons en la cavernaria del lado oriente del Ródano, aquí venía rodeándose de montañas que le empequeñecían de promiscuas grutas del Eygues. Desde estas cubetas a manera del margen poderoso, que acudía de este modo referenciándose del noctulicente viento del Pontias; que se creaba así de su fundamental herramienta de llamamiento de Mementos de Cartografía de Seléucidas que se iban complejizando con nociones logísticas de los Diadocos, después de que Wonthelimar haya resucitado y libertado a Alejandro Magno desde un locus del Inframundo Cartesiano a modo de un apócrifo aristotelismo tardío, mecanizando así dualismos existenciales del Hades con fórmulas y ardides geométricas que irían licenciándose al legarles en las teologías del habeas corpus, coexistiendo en esta primera instancia con Etréstles de Kalavrita que se instauraría del término de transmigración definitiva de Alejandro Magno, para que entre Diadocos y Wonthelimar se contendieran en expensa terminante y disciplinaria acción de revocación de los restos extraviados de Alejandro Magno, de este modo el soberano eterno macedonio partiría junto a la Primogenitura Hexagonal finalmente muy cerca de San Juan Apóstol y Vernarth en alianza del Megarón Spilaion Apokalypseos. Los generales de Alejandro Magno se repartieron su ilegítima Arca sin títulos de realeza, ellos eran Pérdicas, Antípatro, Crátero, Eumenes de Cardia, y otros como sátrapas que llegaron a hacerse enunciar como reyes; Antígono, Ptolomeo y Seleuco. Residiendo el más sustancial en esta saga parapsicológica Vernarth; su hermano Adelfós Etréstles de Kalavrita que lo secundaba predestinado en la constituyente monolítica soberana de Polis, para fines de regencia y levantamiento de Kopis y Xiphos en independencia del aldehído, y los residuos del carbonilo alcohólico que iba emanando el fermento Backhoi y Nepente, depositando así el LSD en los sustanciales alineados de Seleuco materialmente al presentarse en la esfera de Patmos como dos representantes de ambos imperios, siendo uno cristiano antiguo y otro panhelénico, situándose a aquel totalitarismo del cual es Seleuco sobre Alejandro Magno que se esplendía en cosmogonías de un rey similar al David de Judea, solvente, preclaro en la concepción de dinastía e identidad Apológica de raigambre Zeusiana y política eterna numeral. En lo cuantitativo el adalid Alejandro Magno habría revivido en Patmos, seguirá divinizándose con el Mashiaj de Getsemaní con tal rúbrica de habitar en ambos cielos límpidos con dos emperadores absolutistas, tal vez pitagóricos del diferencial dogmático propagado entre ambas dinastías, dominios, regencias y latitudes diferenciadas del conceptual para refutar propuestas de seguirles en parcialidad de perplejidades anti-alejandrinas opuestas al marginarse éste, y seguirles después que fue abandonado en Babilonia. Esto se intuía en desde la confrontación entrambas fuerzas de polarización unívocas, para bien de uno y mal de otro al tener que distraerles de semejante propuesta al enrolarse, y hostigamiento de los destronados reyes adrede de sus muertes, revivirles en otros en su propia corte de observadores mandamases, que solo existirán en templos vacíos e ídolos sin fechas del cual no se podrá saber esquivar, ni de supuestas prevalecidas datas que no acontecerán. Seleuco dice: “¡Khaire mi Comandante, unid vuestros santuarios divinos en Apolo, retomad la arenga de Tel Gómel junto a nosotros desunidos, perdidos por vuestra majestad. Esta datación quedará en oficios de reformar ejércitos macedónicos con dualiades que ordenaremos a nuestros generales en la dinastía panhelénica, sobre todos los ejércitos celestiales que jamás tendrás aquí con frágiles oráculos e ir confundiendo tu divina sangre!” Wonthelimar, ya manifestándose de Nyons, aligeraba sus peanas de bucéfalo teniendo gran afinidad somática con las bridas del corcel de Alejandro el grande, desentrañando aquí mismo un gran misterio con regresión parapsicológica dirigida desde la concavidad de Chauvet. Dice Wonthelimar: “He sido confinado en tempranas aleaciones del neolítico, aquí he morado lívido entre todas sus intrépidas aventuras canalizando axones bocetos de las manifestaciones de su superior causa- efecto en correspondientes eras y Eón, precesiones de paleo-descruces de vuestra nueva muerte, desde el rio Ardeche unidos a Medea e Hypnos, entre todas ellas siendo aéreas visionarias auroras boreales que viajaban a mi reducto para rociarlas en las aguas del rio en la noche de Agios San Ioannis. Las gargantas que tragan el sellar del Pontias hacen formar ríos con su nombre, pues así el grueso de sus oleadas ráfagas se muestran grandilocuentes, y fornidas como un rio gaseoso que se hace hidrológico en laringes donde el viento se pasma al entrar en su concavidad que se pierde en índole de su tiempo contenido cualitativo. Inusualmente he sido progenie de organismos del arrebato drama citológico, en cada cual que se representa en estas paredes que quedan atrapados junto a mí como trapisondas, y tales argucias del radiocarbono por ciertas vicisitudes de acciones que han datado desde mi radiación del carbono radiactivo en estas cavernas con tales denuestos espacios de carbono catorce, por más de cincuenta millones de años radiométricos. Aquí viví con mis progenitores hasta que de niño me mantuve junto a mi madrina por un día que no regresaron mis padres, desde ese momento me hice posterior del anticipado axial del carbono para mantenerme como antorcha en cavernas para ver donde nadie era luz más que yo, solo quien era más que una albor para iluminar lo que querían conocer de mis depresiones orgánicas, mi tridente de datación y carbono por mis padres en incisiva filantropía como lo he maculado en todas las paredes, detestando otras edades que me hacían agradar hacia un Wonthelimar; con fechadas apariciones y telones que detrás de ello siempre como gárgola que aparecía ante mi Hypnos, después Medea tomándome como un niño con sus manos. Cuando ellos se iban, yo quedaba solo que pacientemente les esperaba, cuando no regresaban de crudos inviernos ellos me enviaban Halcones Gerakis, para atarearme de vuestro dolor mi señor Vernarth. En este radio de campo vivo mas ahora voy camino a asirme de los cuernos del Ibex que me llevaban a su guarida con sus colonias caprinas para darme leche, y hierbas fecas de úrsidos que me blindaban del género letal aunque cada día no siga siéndolo. El señor que serás ahora, es el reflejo del caporal junto a sus Ibex que acordonaran vuestro renacer después de dejar huellas y varas de tu medular óseo, bazo y glandular que ahora es de mi pertenencia para llevarte hasta las más gélidas aguas que corren dentro de mí desde la última glaciación. La oficiosidad de los Diadocos intentaran convencer a Alejandro magno, esto ya es una nueva pieza rupestre para poder representarle en numismáticas paredes y cerámicas a modo de predominante complaciente de su registro histórico, chamánico y del pasmoso doblez parapsicológico que he proyectado en las paredes de Chauvet sin vuestro consentimiento”

El nuevo vuelco desde Nyons hacia Patmos era con embargos, y agonías extasiadas para un ex pequeño niño pródigo e hijo de un Ibex Bucéfalo llamado Wonthelimar, que viene a rescatar entelequias de quien era un ignorante que le acarreaba en brazos de su divina muerte, sin saber que delante de ella estaba la vida eterna esperándole en el Katapausis, después de edificar el Megarón, y arranque al negociar con Seleuco en una evolutiva estilística del resucitado Alejandro Magno en las flamas del cirio alistado con los faroles de la noche unidos con San Juan el Teólogo. Las tratativas de Seleuco serán de obstinadas cruentas para persuadir visitas catequizando a su general mayor, en periodos que no transcurrían en tiempo real que serán de fatal destino de sus obstinaciones debido a que Vernarth ya era hijo pródigo del Duoverso-Universo, cuyo basal no tenía parangón de arremeter contra sus ideales y finiquitos hegemónicos del material mínimum de causa- efecto, sino portento del digno propender en invisibles dioses a gran velocidad jamás antes visto, traficando delante de toda brecha o arcén a su destino errando bajo el pendular de una espada, bajo la manutención del labrador que ostentaba presa y carne entre un rayo, y sauco que le soporta amortiguando de padecimientos terrenales, incluso aún más saliendo desde el silencio de los mas escondidos aislamientos de quien se atreva a excarcelarle entre tales vaporosas tinieblas del antro de Chauvet, al mismo Wonthelimar que iba fraguándose desde ya con recorridos vaivenes desde donde nadie viene ni va.

Wonthelimar está en arribo a Patmos por la ladera sureste de Skalá, mientras observaba que estaban los navíos Seleúcidas, ya sabiendo del mito de Seleuco y su Divinidad dado que su madre Laódice según cuenta esta paralela parapsicología de Vernarth, iba alineada con Wonthelimar debido a que ella había presumido que su hijo Seleuco había sido concebido por unión carnal con Apolo. Estos sueños oraculares los separaba de Vernarth para la cierta Antígona del imperial Seleúcida con el ancla del anillo que Apolo había cautivado del extracto gematológico, ahora vadeando en las cuánticas de Chauvet que venían identificando desde Galia. Dice Wonthelimar: “De tal muslo tal como un Vas Auric serás fondeado en tu ancla rozagante falacia si has de haber sido engendrado por Apolo, si es que lo contemporiza tu madre en idilio de pasillo o Antígona, y no de quien calza un anillo que huele a tronchados sueños neo-helénicos en alguno que creyese cualquiera que nace de un ser u otro como yo de un Ibex mitológico, mas aun siendo llevado desde muy niño en ancas de un bucéfalo. Aquí creo donde sería o quedaría prendida Laódice al saber que criaturas como yo engendradas en plena oscuridad de caverna, deberían llevar ese anillo mas en el séptimo anillo de los cuernos de mi paternal Ibex con astas que irán creciendo constantemente en mi frente, poseyendo uno de ellos en la cornamenta de la hembra que me alimentó en reinado de oscuridad y alturas de las montañas.

Al egresar de Chauvet me abracé de suspendidas cornamentas, cuando me separaba del sexto anillo, mi nodriza hembra con su pálido cuello me ofreció del séptimo para que hiciera marrones ilusiones para ser como ella en el maternal seno del Ródano, que estaba en altitudes de miles que se nivelaban sobre los setecientos metros con cada anillo en potestad de un reinado de oscuridad pleno de luz y talento desmerecido. Mi hembra madrina en otoños se enzarzaba cuando yo tímidamente me acercaba desde mi caverna colmado del aldehído eliminándole por mi boca y ojos, creando desde ellos el bravo temor de desentendidos símbolos, si lo vieras tu Seleuco…?, abandonarías tu divinidad en una sola brisa de la intemperie al recobrar por caminos tus anillos de anclaje. En cambio yo me desvelo en su anillar por la exigua luz que amedrenta en los convertidos seres de montaña que me interponen en sus combates si es que una cornamenta fuera o sea arrancada desde unos de mis conatos de frustración, luego de no ver lo que no se advierte ni en miles de rubores distanciados no transcurriendo ni aún en la emisión de los ojos de un hipotético Apolo” Detrás de zoomórficas filásticas y salibar emanado de la boca Seleuco desclavándose por algunas de las gradas del anfiteatro el Epidauro que fluía bilocado en Patmos, su todo se mangoneaba en el cerramiento conclusivo de su relato detrás de las rejas o cuernos que se astillaban de su revocada mención al aspirar de un anillar que no es , y será nada más que un sinónimo de desesperanza más que un inmortal que se abrevia ahora del estigma de co-fundarse en un trasuntado como verdad temporal de helenismo, deduciendo matizar su origen de plus parte y ascendiente servidor, pero no descendiente en camisas que le han de travestir del proscenio del Epidauro. Seleuco empezaba a dudar con sus convertidas ansias de fustigar la estirpe divina mitológica por una sanción en que los propios rayos del atolondrado cielo se desmitificaban de sus fastidiados vendavales de sometimiento, por dinásticas de proverbial de Kleos para fines de fama, y política que abren los vientos que iban cargados con jabas de oro para atronarse con su diligente nebulosidad en tales trípodes de transliterados-ligados en cúmulos universos, los dos siguientes primeros abusan del punto de apoyo en los anversos que caen por gravedad sobre la tierra de nadie, he aquí el mito de anclar y no de aspirar a una argolla o arete que nos arrastre hacia alturas donde su gélido viento frío te corone en sus ancas de bronce mas no Oro.” Estas acuñaciones se observaban detenidamente en quienes les observaban desde un desfiladero captando humildad versus infalibilidad de un ser que venía desde las entrañas de Chauvet, interpretando rumbos que esperaban a Seleuco, las orejuelas se desprendían de sus koilones y gradas que se entre-saltaban sobre ello para prensar y estrechar los diazomas o pasillos que ya se desplegaban como láser en las cubicaciones de conciencia del Megarón y Vas Auric con la Primogenitura Hexagonal, que ya se hacía omnipresente, desprendiéndose desde un fuego griego alejandrino sobre fauces de la hecatombe de los ex generales de Alejandro Magno. Aquí perífrasis y exequias parcas meretrices, enmohecían el ambiente detrás de sus herencias, cada cual con broncíneas panoplias y estandartes en pro del Leonatus en manos del Sátrapa Antigono, Ptolomeo y el más destacable solicitante de su herencia divina; Seleuco. Se reúnen todos afuera de la nave Eurídice en Skalá a dirimir decisiones franquicias de su abolengo, para finalidad de divinización de los destinos de sus cometidos e intereses, de súbito hincarlos en la primera piedra bajo el zócalo de la fe de quienes prontamente vendrán de vuelta del Anastásis como resurrección griega de pan y vino, Psomí kai krasí; “El Mashiaj por ser de quien sea y como sea” Dice Seleuco: “Psomí kai krasí, Pan y Vino para todos”. Hemos revivido a nuestro líder, que en buena hora debiera resucitarnos a todos para sus mentoras del nuevo devenir de líderes y héroes caídos, no somos ajenos a su expiración y tal vez de su incuria en Babilonia, pero los pasos de un rey exigen otros compases Seléucidas en su legitimación oriental, siendo oligarquías que moralmente debieran de hacer lo consabido, comparecen aquí conmigo Antígono, Ptolomeo, conservando periodos que se nos van de nociones mediúmnicas de torva lid que no deja de cerrar nuestros ojos. Conferimos la denuesta ambigüedad de anteriores riquezas que no caben en ningún silo que pueda contenerla, ni tampoco lo que sucede a lo secundario después de sumergirme temprano en las mañanas montado en vuestro bucéfalo, lleno de sus crines henchidos de posteridad de un emperador romano asediándole sin avanzar por requeríos o donde cabalga ahora en estériles de acero, no por estepas tapizadas del cauto alférez en tu guardia en la solemne luz de vida que deja la orgía sostenida en tu sarcófago simbólico!. Queremos que te nos unas, así poder desterrar nuestros distingos desde donde Apolo ha dado su durmiente eterno en trasentido de una efímera verdad, que hace luz de cárneos colores en la ardiente figura de tu blasón. Hemos birlado remontadas zonas de Judea, de allí macabeos nos han donado inscriptos de vuelta ante mi amenaza sobre ti y Antígono, ante mi deudor enemigo mas aun así vengo a reparar desniveles queriendo compensar idilios mas retirados del Éufrates para adosarme en las filas de Ptolomeo. Todos hemos pecado de buscarte en nuestras consignas ganando territorios fugaces, pero hemos perdido tu lux ya bien dicho en mi santuario en Dídima, en segundos que prosiguen de los primeros ya levantando banderas y heraldos que acrecientan tu vox, más que un David que derrota un coloso que desde su propia muerte resucita…!”

Todos perceptiblemente consternados miraban a Alejandro Magno que estaba detrás de un dosel escuchando el cabal con su oído unido al lienzo que le separa de una presumida verdad. Corre la cortina y se abalanza ante todos con sigilo y cortesía, incontinenti les discursa después de inhumanos esfuerzos por moverse del anquilosado subentender de su ex comandante. Dice Alejandro Magno: “Las aureolas de santidad han dislocado mi Belcebú, las zarzas rozan con Scabiosas flores a modo de ciertas viudas que cantan en las cenóticas líneas de mis manos desde su catártica purgativa en la agraciada subfamilia que hace de facto mis ojos heterocromáticos, entre cardos que se especian entre los aromas de la Scabiosa crética, en su forma oblongada con flores del acericohaciendo del hilván sus clavados alfileres en la espera de ser usados para que no se pierdan mis desolaciones aún después de estar recién renaciendo, tras el anual calendario Ático en Elafebolión donde caminaban sobre mi resistir los ciervos de Artemisa, hice aquí los intentos de levantarme y erigirme en las sésiles voces de Scabiosas que son disipadas por Vernarth que me han levantado e involucrado como especies, tal cáliz del descosido jirón en sietes orificios arrimándose nuevamente al Aquenio en su frutal que se tiñe con azules lavandas, y Lepidópteras trayendo a Vernarth de Getsemaní con su indumento anti-sárnico que le hace excelso. Ahora desde aquí les arengo, como inmateriales tropas que no conmueven su coraje, con enemigos que van quedando abiertos al temor de mis andares sobre ellos en arietes del inminente peligro al gorjear en la victoria con sus falangistas acerados. ¿Qué atributo Faskéloma o exasperar nacionalista como obsceno aspaviento Pashkien o pesar que re-ordena los ejércitos invaden a sus acéfalos estadios, en alzados ruiseñores que gorjeaban la tristeza de verme caído en el morro de soldados rasos llenos de sarna en Arbela?. He de volar con Uds., mis perdidos rebaños aliste de Apolo rindiéndome en su fuego crepuscular lunisol, entre las piernas de un coloso forjado por mayores fuegos hablándome del triunfo macedónico bajo el yugo del crepitar de un pueblo que yace taciturno con sátrapas de arteros de Hércules, venciendo en vítores solo después de tres vueltas que hacen los débitos de mi izquierda, mientras veía la luz de Uriel viniendo hacia mí en Lepidópteras con su envainado del todo de un caballo emplazado Belcebú, para transmigrarle conmigo de las cadenas del Cinabrio y honrar lo que sirve al mundo también que muere junto a mí en Tracia o Alejandría, después del sur de Corinto prescindiendo de mi intuyendo ser ya anti-diadoco, siendo de aquel entonces un líder de la Liga Sagrada de la Anfictionía Délfica, después de ir sintiendo tanto dolor inmediatamente del agonizar, todavía me quedaba vida en la fresquilla y Scabiosa y en los recipientes de bronce que sustraje del sátiro orin que iba arremolinándose del viento de las Termópilas, dejándome tirado sin otra cosa que ganar en quimeras del mundo, mas si perdiendo una Vida que recién comenzaba”. Mientras tanto, la aurora del Vas Auric se proyectaba con una altura concerniente que se mostraba ligera con la estrepitosa caída de Syrmus cuando arremetió en retaguardia de Macedonia…aquí Alejandro hace un gesto de púdico poder resiliente, luego que entreveía a San Juan Apóstol como movía con su báculo las nubes tricolores que trasmitían las tropas de los Tribalios, de como fueron aplastados por la batería carnal de caballería macedónica que les inmolaba ante su saber, luego tres mil víctimas que según los descollados de Hipaspistas también les desbarrancaron mucho más allá del Danubio donde se enfrascaron del encierro de los Getas en miles en superior proporción con balsas de cuero cruzando las tropas helénicas este mismo rio con pocos miles les conquistaron llenándoles sus alforjas, mas no de oro…!, sino de licor que quemaba los pastizales donde ningún bucéfalo cruzó incendiándose.

Wonthelimar Ultramundis en intertanto del Áullos Kósmos o Ultramundo; Wonthelimar tras oír spores soflamas y párrafos de oradores divisó desde el paraíso como aparecían Lepidópteras Calipso abordando en grandes magnitudes sobre el arenal en las riberas azules, y doradas piedras de Skalá. En torrentosas correntinas, agua-cielo con viento y agua decantada por hidráulica telúrica se arremetía el colapso irresistible de la capacidad de hostigar en los oídos de los diálogos de Seleuco, después que se apilaron con sonajeras escabullidas requemas en su isla de alocución. Ahí mismo se sedimentaba desde el koelum o cielo de las Lepidópteras desde el Orofí o cielo raso, sobre los arcos naturales de erosión eólica con sus plumajes devastados apareciendo el sub-aéreo esplendor de Chauvet, y su tétrica oscuridad cambiando la morfología de la ribera de Skalá convertidas en encantados de luces turquesa también con matices Calipso. Desde aquí Wonthelimar oscurece el circunflejo arco o circumflexus que horadaba y erosionaba la superficie apilando a los ex generales de Alejandro Magno, para ensartarles en el tocón que débilmente se apreciaba soportándoles después de las mareas de Lepidópteras que se avalanchaban destinadas per cápita hacia los destinados del inframundo de Wonthelimar. Wonthelimar se apartó de todos por el fosal que estaba apartado de los dioses de la superficie, pero ahora donde los partidarios de Seleuco estaban destinados al imbuirse en el reino de Chauvet, y las tinieblas donde ponían en convienes de idoneidad y claridad en palabras discursivas para cometidos de persuadir a su mayor general. Mas sí, todos caían entre medio de un oscuro Ultramundis, auto juzgándose de estar muriendo en vida donde nadie les socorría y daba algún indicio diagnosticado de ser apartados del otero dosel que les escurría de asuntos espectrales hablando como vivos visos de beneficios soberanos que escapaban de sí mismo sin contemplación ni quietismo de raza humana que procrea xenofobia en reyes sin trono ni nación. Bajo el calendario Ático los meses solo era el octavo Anthesterion que les recibían con el nombre directamente del principal festival celebrado en este mes con la Anthesteria, en bienes de festivales de nombres en semestrales de Pyanepsia, Thargelia y Skira donde relativamente fueron importantes en algunas celebraciones más grandiosas en la vida Polis donde no se reconocen en el nombre del mes. Algunos centellearon al son de la Gran Dionisia celebrada en el Elaphebolion (mes 9) seguido Panathenaia en que solo se reconocen indirectamente en Hekatombaion (mes 1), llamado así por el hekatombe, el sacrificio de «cien bueyes» celebrado en la noche final de las Panathenaia. He aquí donde recelada afición de ambas familias de Seleuco y Alejandro Magno diferían en el acento que marca la escrita lineal de la infra Polis, donde se extravían las lides de Haides o Hades, para fines de Aïdes como no indivisibles pero si con la presencia de Wonthelimar, que es invisible mas épicamente estático en la balaustrada en los anillos que coralmente les llevaba por cada patrocinio del general Diadoco, aun más habiendo traicionado el legado Helénico por uno Helénico Ortodoxo con la desaparición de Alejandro Magno en Babilonia sin saber que había sido rescatado por el audaz Wonthelimar, sobrepasando los limites de las Argollas Stefánes Ibex, o Aros de íbix como nano kvantikoí daktýlioi, Nano-anillo de cuántica que auguraba sensibilizar la dermis de sus falanges carpianas desde el octavo, Anthesterion al Elaphebolion (mes 9) menos ciento veinte días de gestación en un mes del ático, que era del sabio consejo de recibir los nuevas engendros de Wonthelimar en las profundidades, y haces de vida con formas de gestación de un caprino Ibex con sus peanas enclavadas en las estalagmitas, limando el trasentido de cada vida que se alojaba del fuero de las cavernas con su opacidad. El Eygues de Valdaine era el Aqueronte, mas con promediados fallecidos que se sentaban en hilada, y desendiablaba de laureles disecados que poseían las pobres manos atormentadas por manos de las raíces de mandrágora. El ultramundo era ciénaga que tapaba los talones de los Diadocos con la inmensa negrura de la caverna cuando se laceraban unos con otros con sus Kopis, para más de cien espadazos de tajos que les recubrían de lodo, y terroríficos gemidos en semi-cuerpos sepultados que habían incursionado en lineales de la entrada hacia el ultramundo de Wonthelimar. En los recios mostos del lodazal se tumbaban objetos con adornos temibles de una displicente materialidad, tal desiertos de manglares en lúgubre saciedad de fibromialgia, y amnesia re-figurando en divagadas osamentas que pecaban con sus luces y destinos que eran del submundo teniendo incorpóreas necesidades, más que sucintas extenuaciones rasgando el esquelético músculo de cada uno detrás de exiguas aberturas de avenencia con los fuertes ligamentos del hospedante Wonthelimar, llevándoles con pasos forzados hacia los paraísos donde ellos nunca habrán de saberlo desde la tipología de Teseo, pero sí de una clasificación submitológica Verthiana para fines entre medio de otros que desencadenan al propulsar auto-infiernos que no son de aquellos paridos por fuerza macedónica o de un sátrapa, o enclenques reyes convertidos serviles, mudos y decaídos. Es menester que la soledad de todas las entradas desde el abismo que caían lindaba fuera de su titánica fobia o de aquiescentes inspiraciones con los ademanes de acida búsqueda al presuponer a Aerse en los azarosos dejos que iba huyendo de sus persecutores, como fémina que finaba huyendo de sí misma cayendo en una trastienda donde nunca se rebosa al final de sus almas o psyché, re-emigrando de todos los castigos de una sátira o de una estática que redundó en su vagar fantasmal con tendenciosos hilanderos que tribulaban en tardíos haces de arrepentimiento. Desde estas primitivas épocas se ansiaban sojuzgamientos de reyes que nunca pensarían sobreseer de sus resquicios, y lavados de manos a espaldas de otros que tribulaban dejando el valor de perder la perversidad de un cuerpo despostado en el tártaro, debiendo de propiciarles en prehistóricos débitos, y en prados con dudosas alfombradas del enjaulados de sus aposentos. Los generales comandados por Seleuco caminaban descalzos por el tocón que penaba en filones de sus zonas plantares, y con su extremo afligir presintiendo que no se atrevían a pedir piedad al hospedante cavernario que les transportaba por la profunda fosa en perpetuidad donde el frígido balar de las anginas de Wonthelimar, embargaba las memorias que amparaba en su pervivencia. El indigno capricho con su aguanoso orín se les escurría frívolamente por sus piernas aún después de cada ímpetu de recobrar destellos de estimar espantarse de sí mismo después de hallar frutos muertos subsistidos al medio del camino, sintiéndose voces desde el origen del abismo que les citaba.

Etréstles profiere: “Mashiaj; permitidme ingresar a esta fosa de Wonthelimar, no sé si deba ir a rescatarlos pues se lo que sucederá, solo le pido que si ingreso con coraje me ayude a encontrar la misma luz de salida con la misma memoria de no derrochar sus arrestos, y no extraviarme en mi encomendar por aquellos que sé que no volverán” Detrás de unos sabinos álamos se ve como abrían sus élitros las Lepidópteras para algunos que cruzaban desde la oscuridad sin comparecer de los ojos germinados que cosquilleaban en alabanzas de rendición, no ibídem de los íbex que le rodeaban cual si fueran vulnerados que sanan en el momento que sus caras hablaban del milagro de la privacidad, y de soledad decretada en inexistente compañía calmando cualquier síntoma de indubitable hipoxia que les dejaba entre el atisbo del Eygues y Aqueronte, más bien a la zaga donde venían San Juan Apóstol, Vernarth, Reader y Petrobus para traer de vuelta a Etréstles. Dice San Juan Apóstol:“Vernarth id por tu adelfós, él quiere proteger las almas de Seleuco y sus camaradas, id pronto pues queda poco para cesar de atiborrarles de oscuridad, que incluso sitiará sus argumentos que no será útil en el fragor del campanil, desentonado su alegría que corre sobre gracias de un don que te libera de su peor toxina no siendo anti-viral…” Replica Vernarth: “Etréstles es consigna del Erebo, quizá del Bumodos, yo lo habré de detener por su profesar, ya que los camaradas de Seleuco no volverán con Wonthelimar que les ha hecho sus hijos en el Ultramundis con lo que es Solsticio del inframundo, es solo un pequeño Sol que cabe en el ojal de la hendedura del ortogonal que le aprisiona”.

En ese entonces Raeder desfiló donde él antes de que llegaran al omega de la cárcava fosa, corriendo raudamente sobre ojales de unos velones de Wonthelimar, quedando ambos desnudos completamente para arrancarles del artificioso hechizo para traer de vuelta a Etréstles por todo el camino juntos, corriendo… siendo ambos despojados de esta ligereza aceleración que se evadía de los cuerpos centrípetos, luego de las torturadas paredes de la fosa que ya no se sostenían en su Skotos o Erebo de Wonthelimar como deidad primordial en este suceso teogónico fantástico en la bilocada caverna de Chauvet y en Skalá. Las unidades densas y géneros físicos en lo alto-bajo les rodeaba con su espesa atmósfera azufrada, era Ananké tal diosa de la inevitabilidad que corrió detrás de todos los que intentaban revertir la situación de los Diadocos, para acabes de consentir sus párrafos Helénicos y salvarle de sus vidas, pero la madre de las Moiras se dirigió detrás de Etréstles y Vernarth junto al infante Raeder y Petrobus que estaban solazados del fulgor de Persephone, que les embebía de estancarse a ingerir hidromiel con las Canephores que le secundaban, desde este instante crético o rimbombantes insignias de Creta se sentía el trotar de Kanti con su cretense figura unida a las Lepidópteras Calipso, redimiendo a Deméter de su llanto aledaño a unos olivos Berna, más vacíos ahora que ya se sentían en con los últimos gradientes de las agónicas voces, y venosas hilarantes de algunos Diadocos que eran totalmente absorbidos por la ilusión benevolente de Wonthelimar, níveo con desgarradora tenuidad de su gestos de gran Ibex que les llevaba hacia las alturas, y de altozanos del Ultramundis que les convertía en hijos de sus serranías entre súper engendros acuáticos y millares sueltos ojos en cimbrados de los balidos de los generales, trasponiéndose en cruentos sometimientos de primigenias deidades, y de filásticas de géneros fantasmagóricos del Hélades que les arrancaba desde el peritoneo vísceras, y erradicaba de sus guturales la azul adrenalina de Apolo. Esta odisea descastó la aflicción poética hasta quien pudiera ver el ocaso, y succiones Spyché que se antagonizaban en numinosos esfuerzos de Ananké por desentubarles, y tal vez de exiliarles a tebanas llanuras a pastar de los Aquenios de primer grado junto al moribundo Sol Griego. Iban Lamentándose las jóvenes tardes del abismal con hermosos cabellos de los dadivosos de afecta, cenagosos, y febriles rondas Hadesianas o Hades que les mancaron de lugares desde donde emanaban los trastos vapores de Marie Curie que irradiaba desde su propio y santo cuerpo al final de este Quantum Parapsicológico, para una virtuosa desbandada del Ultramundis de Wonthelimar.

Wonthelimar y Amaltheum estaban en el Áullos Kósmos Megarón en depresión de sus distancias respecto al horizontal plano que les separaba de la superficie, debajo de las referencias que venían en contra de un solo sedimento que se había destinado hacia la elevada eminencia, ante un fosal impregnado de megatoneladas del aldehído por debajo de sentinas en la base final apreciándose agujereados los séptimos anillos de los íbix caprinos todos en la antípoda de la Constelación de Capricornus; donde los caprinos se embelesaban con la binaria de Wonthelimar detrás de crecidas absorbidas que llevaba a los Diádicos lejos donde nunca debieron partir, a fin de extra-deseos que nunca vendrán. Desde el nodo del supremo aldehído el atizado del cuerno de Amaltea o Amaltheum se movía en la estrafalaria analogía de Zeus y Wonthelimar, ambos mamíferos con leche de ubres de íbice, uno de cabra del monte Ida y el otro de Valdaine en los Alpes con leche de íbix entre semblantes de Amaltea que aparecía en el fosal. Iban ya desvanecidos todos los generales Seléucidas arrancando de la víbora Tifón que en retraída de Capricornus, eran trasmigrados por Wonthelimar henchidos del aldehído trasmutado en destilación y leche de las ubres del Ibex que lactó, mientras permanecían todos arrebatados en las cámaras en lejanos fanales y candiles del Calipso que les despedía dejándoles con escoltas del pez íbice o caprino, en loables estratagemas que les desvanecía lejos de sus anhelos desde una nueva polis o Nostos Patrída, rociándoles de esencias de piel de cabra florecientes de la conífera Kashmar de la nodriza de Zeus; Amaltheum o Amaltea. Los anillos íbicos desde sus medrones llegaban con antelación a los dos finales nodos anillares, aquí Wonthelimar les amedrentó con un certero balido adyacente tipo Kashmar que les sobaba el dorso, antes de novísima y postrimera Lux de Amaltea que se desvanecía entre las frutosas herbáceas que siempre llevaba consigo del medron de descalce, para partir con astas mancuernas re-transportarlas por derrotadas especies de ofidio que atemorizó al pastoral dios Pan que apacentaba, luego se sumergió en el agua después de ir convirtiéndose en Pez Capricornus Íbice. Todos ya estaban enterados de esto, quien se rehusaba seguir oyéndolo… los anillos íbicos se desataban hasta el séptimo medron retroalimentándose con Wonthelimar, que ad libitum creaba a Venus en triadas de Zeus. Wonthelimar y Amaltea estaban remotos del octavo, y noveno medron de cornamenta que les apropiaba a cada uno en la porción del Parashá o Parashot de la Toráh, del Shemot trece para, dualidades vapores, y de efluvios de la irrespirable fosa que quedaran bajo la superficie posesionada del pendular balance de propiedad en correspondencia del género positivo-negativo. Aquí mismo Amaltea transmutaba la misericordia de ella para salvar el mundo con su lactación de Gala jarabe y miel que no escaseaba, y que se extrapolaba en futura abundancia de comida y néctar, resarciéndose de mendrugos que se desnivelaban en términos medios. De este bisel ambos seres del genoma caprino tributaban del polo de bondad para cada cual en el extremo de coraceros benevolentes del prosperar, no del opuesto que les llevara aún siendo causas disímiles hacia un contráctil suceso que no se consecuencia del devenir de las plagas, y de la malignidad que no florece con el Shemot del Parashá o nombre de la porción de la Torah para avenirse, y prodigarse en venturadas virtudes o inicuos deliberados. El trasentido del relativo coexistente sincrónico factótum no redime la desatada desintegración de relativismo existencial en Skalá, la Primogenitura Hexagonal desde uno de sus angulosos visos lo transfiere metafísicamente desde contingencias temporales tras ir llegando a la rada Patmos, mientras que la desvanecida temporalidad Seléucida temporal se afirmaba desde un contrasentido, dado que su verdad era distendida en la arena de Skalá no implicando ser acogida, más bien fue victimizada del absurdo dimorfismo político de su estado espiritual, abnegándose a la dispersada retrospectiva, ahora contemplando una avenencia de género helénico para reconvenir con gradualidad las virtudes de sus estandartes dos veces bueno para fines de reforzar la voluntad de acceder y no perecer en la tentativa de acaudillarse con Alejandro Magno. La crítica de fundar las memorias son de un pasado revivido donde no fue, marcando el hecho antropológico y juicio de verdad falseado, en contrasentida polaridad de ambos géneros axiomáticos, mas que reviste salvación al cuantificarse en quien ha de defenderse si persigue abrogarse de ello mismo, y en una entidad que se caracteriza la inducción y atracción de sus agonías, no otras por así describirlo en la temática de “No sustentar egos que recriminen otros caracteres de frustración y empoderamiento de una lógica Vernarthiana escindida en Vern-arth. Vern tiene etimología de Berna u olivo Berna de Getsemaní, y arth en la escala ordinal que si especula su apelativo en millones de septentrionales secciones de su orígen, que se subsume en la verdad del criterio de parapsicología apocalíptica re vividora e historicidad cuántica del componente metafísico, sub-mitológico de Vernarth en su idéntico.

A cabalidad parecía un extraño auto-anularse desde el limite despejar comprensible, mas Wonthelimar subía a la superficie del Áullos Kósmos encontrándose en atmósferas de verdad y supra realidad del Cantabile que se dirimía del caballo Kanti viniendo junto a él remolcándolo desde el Erebo de Chauvet Bilocado. Como termino musical festivo les recibía en la superior placa de acontecidos ademanes, en que una cabaletta rendía partes de una aria cantábile con azufrosos remordidos de la cavatina que se matrimoniaba con extensas emociones del fínale que les auspiciaba en expresiones de festivos cuentos templarios, con los descendientes de Zeus o menores hijos o nietos después de que este le hubiere de lactar leche y miel pero con báchkoi. Dentro de las coplas que le recibían, venían algunas sobre humaredas de espanto que se confundían con la tolvanera de un cavallo o caballo aclamado Kanti, con su jadeante trajinar desde el cardex donde se iban conteniendo todos los repertorios de un cantábile, si es que se repitiera esta escena en igual alusión épica en aleatorias consecuencias que van tras una cabalgata que no se abstrae de personajes reales, sino mas conforme del bien merecido lugar de épicos seres imaginativos en psicotrópica operística del duetto, que iría flagrantemente flagelándose en la individualidad, y cada cual que no sea contenido desde otra sección del cantábile.

La Universalidad de la emoción y sentir es un Párodo trágico emulando voces de todos los que cantan desde un cantábile galopando en sus voces al compás del corazón de algunos, a la vez de ir coreando estrofas y antistrofas en reversas líneas épicas trágicas, para consumaciones del coliseo que diametralmente obstruye el coral Helénico que se adosa del intervén de la Primogenitura Hexagonal que ya comenzaba a elevarse en la altura, en las oraciones de San Juan Apóstol y Prócoro desde la capitanía de oda que empezaría a hacer estrofas desde oeste a este con anti estrofa seguiendo con Vernarth, Wonthelimar y Alejandro Magno desde este a oeste recalcitrante. Ad libitum de sus goces, iban comiendo por el camino meriendas o Kourabiethes griegas en bases de Almendra, canela, aceite de oliva, azúcar y vino dulce que portaban en la espalda en Rhytas con forma de cuernos de Zeus y el Ibex Wonthelimar, que el mismo Prócoro llevaba en su dorada espalda. Se afirma el sentir como un sin sentido infringiendo leyes de temporalidad, veracidad a expensas de corta evidencia, y de hechos que se esfuman en la liviana calina del casualismo, no del efectismo cuando el adjetivo o el sustantivo se hace un recio verbo en las imprecaciones que propinaba Vernarth.

Metabasis de Vernarth: “El verso y el adjetivo serán subvencionado por el sustantivo en la edificación del Áullos Kósmos Megarón, desde donde las matemáticas inmaterialmente explicaran los retoños de extracto bajo el sustantivo en líquida lacto de color albo y del alto importe nutritivo en lactos de las hembras, y mamíferos para alimentar a sus cabríos o íbix. La anímica de esta prerrogativa entredice, que el verbo será de fomentar especies más que de un nutritivo elixir lechoso para Zeus, y candores de su libar que propenderán del sujeto bípedo o cuadrúpedo auto-procreándose desde una Láctea Especie, (Especie Láctea). Siendo sorbida en leche por chivatos en auto-procreación, Dice Vernarth(dame un poco de Gála o leche, y seré hijo de Zeus, quizá como un medio en todo y no un todo de lo que nunca pensé!) Amaltea con rituales y reliquias propina desde la prospectivas de semidioses, estaba acordonando a adrede las deidades micénicas, desde un occidental contemporáneo que les consolaba cerca de un hipo-campo; con grosas señales del íbix Capricornus arrobándose de la ninfa que hablaba desde el Monte Ida en Creta, en que ella hacía congruente con la constelación de Capricornus, más precisamente en la Cornucopia haciendo de una heráldica en Wonthelimar con totalitaria Fortuna, Abundancia, Ocasión, Liberalidad, Prudencia y Alegría. Una mujer sentada en un trono, una joven ninfa con corona de flores, una mujer desnuda con un pie sobre una rueda y la otra inestable, mujer con ojos hundidos y nariz aguileña vestida de blanco, dos rostros del pasado y futuro, una mujer feliz con la exuberancia de la Cornucopia con niños en una hoja de palma. Siendo la abundancia en el serial de Amaltea bordeando las damas en distinta prosperidad esotérica Micénica, en constante fulgurar de radiaciones sobre el presente en el Ibex Unicornio que deja a Zeus después de romperle su cornamenta, desatando bondades plétoras en brotes de frutos y hortalizas que se apropiaban en la Fortuna de Wonthelimar reeditando lo que sus dominios pueden hacer ahora en Patmos con su Cornucopia trasvasijándose desde aquella asta licuada melosa, y lacto cultivado con atributos de herbajes contribuyentes al ocio, paz y relajación del mundo cósmico que ascendía en Wonthelimar como Ibex en antelación de la constelación de Capricornus, en que el Auriga siempre irrumpía en sus expediciones y trayectorias hacia el octavo cementerio de Messolonghi, en el que traía la Estrella Capella para los fémures de unos diplodocos que secundaban a Drestnia para vigilar las fosas hidráulicas del Koumeterium de Messolonghi, antes de viajar a Tánger.

La compleción del rebaño se remontó a un antiguo promontorio que quedaba a medio camino de un montículo hacía negros orzuelos o abscesos en la intuición central de la fosa que comenzaba a disiparse hacia sus espaldas. Amaltea se extiende en el Áullos Kósmos que venía en receptáculos zoomórficos recogiendo la sangre anunciada de los animales que se discurrían en negros tablones desde el vórtice del fosal, hacia el liminal o en el duermevela transitorio del fosal que supuraba de las acetosidades del Aldehído para ser trasmigrado después de la bilocación de la caverna de Chauvet, iban con las aureolas de los sauces en las coronas o diademas en sus calotas en inclusión de proliferar en Aliadas fantasmagóricas que iban en hileras desde el año 780 y 680 a. C., con fortunas de la Cornucopia que se arquearon en magia de arcos en disociados cambios del universo, así como también del circunstancial credo de alguna brumosa omnipotencia que ocasionará emocional transgresión trans-generacional en las vasijas de lluvia que hacían caer del Ombrio lluvioso de Zeus, en cotidiana celosía cerrando los espacios solo dejando que algunos intrusos curiosos vieran su Astrapís o rayo relampagueador. Aquí mismo se desvanecía el fosal Diadoco, cuando se elevaba sobre la horizontal que se vertía en los Vernagramas Crónicos de su parapsicológicas personalidades con ingenioso clasicismo en concomitancia que replantearía todo lo que es pasado y futuro desde un Vernagrama, que es más que una compresión de un mero porvenir, y espacios de cuánticas de los medrones sagrados de los Ibex con su directa relación con Capricornus. Diversos momentos capitales se atesoraban en la brisa del Vas Auric que se tramontaba desde la morrena contrapuesta que caía en lapse-time por el laberinto de las tormentas y de tronidos que se hacían planetarios con la coraza Lynothórax que se acomodaba a Alejandro Magno en el ribete festón de su Áspis Koilé, pateando copiosamente en signo de sacudir el cabezal de los dioses que le engañaron de estar vivo, y que ahora renacía en la fe de San Juan Apóstol, predilecto del Mashiaj, donde habrá de escurrir su rostro con el sudario de la Verónica, antes de ingresar al Áullos Kósmos del Megarón que todos edificaran en favores de una Panagia o Templo de mayólicas que se rezumaban del resto de sus contenidos, y la suya misma en configuración de un cadáver con tricolor gesto. La presuntiva se erradicó del lado de los pudrideros del antebrazo que se restauraba en regazos de Wonthelimar que le ayudaba a levantarse tomando aliento mientras que la merienda Katogorias llenaba su boca de néctar, almendras con tácticas macedónicas de combate Psiloi con suero, y flamas de alcohol que botaba por nasales senos con el vino dulce, que en pomposa disyuntiva desafiaba a los jueces de su vida en el orfeón del Teatro del Epidauro bilocado en Patmos con los enhiestos Kashmar secos del huerto con sus pálidas caras de esperpentos, que reposaban en la memoria o Mnemosyne en la fauna de los cascos de Tracios y Tesalios.

Alejandro Magno dice: “Aquí agonicé y ahora en frescas aguas de los manantiales del Lerna me desposaré también con gloriosos Mystay y Bákchoi en memorias de Vernarth viéndole sitiado de Aqueménides en la encorvada de Darío III, por venir con purificantes y sostenedoras extremidades aprendiendo a caminar, hablando con neolíticas técnicas que me ex-tubaron del Lerna por las barreras de la luna que resplandecía del bronce de mi casco Leonatus. Así pude ver que Vernarth combatía solo contra miles tirando fuego por su boca y ojos, separando las aguas de los falangistas que surcaban como deforestando las naves de los persas, dejándoles en su fango impostados de temor con los gloriosos Hipaspistas que desclavan de su espalda algunas flechas con cabezas de ofidios e Hidras. Vernarth miraba como todos subían al montículo Prophytis Ilías, a doscientos sesenta y nueve metros sobre el nivel del mar en donde se asienta el monasterio de San Juan, aquí el se suspendía en su soledad después de todo lo acaecido del final del fosal que definitivamente volvería sin los Diadocos con algún entresijo y disfunciones. Desde aquí se hacía genealógico Helios que les arrebataba del reino de las flores muertas, que iban a asumirse desde una olímpica donde le unirá al esencial de Aïdoneus; inmaterializándose en tinieblas de los vahídos y flores que morían en genealogía de una nueva especie. La escénica barría su cognitiva y helechos con más de trescientas especies francas que se fruncían como enemigo de un amigo malvado con almácigos que se expectoraban del resonar de los matorrales que invitaban a medrar en salitrosas hondonadas que hacían al ensoñador dormirse encima de los coscojales o zarzales que memoraban a Getsemaní, incendiándole de salmos en su cara y manos hablándole de su Abba. Para cuando sea lumbrera de noche y día le compararan con claras drupas grisáceas fregonas, como las del huerto de los Olivos Berna en coloidal acuoso y resinoso que se coronaba en armonía, y de sintropia en Vernarth activando sus fastuosas e intelectuales plantaciones conscientes, reestructurando su balance de ultra Hoplita entre el metabolismo de las flores Lentiscus con gran hermandad de Olivos, que cada vez ejercían el don de doblegar su auto especie oleaginosa hacia planos de las aceitunas Cornicabras con grandes ramas, y gran altitud de árbol que frutaban dentro de la Cornucopia que ahora llevaba en su espalda sostenida por un hilar oiko, yuxtapuesto con la fíbula en el hombro derecho de su linfoma con grandes ramas y gran altitud de árbol que frutaba dentro de la Cornucopia que ahora llevaba en su espalda sustentada en el hombro derecho de su linfoma, y polifenoles en la geotermia de báscula que aún se nivelaba del mar hacía las placas tectónicas para darle el sabor que era adeudado desde remotas épocas prehistóricas, Patmos se abortaba desde la inmanente anuencia y fuerza del impeditiva del enemigo en peroratas pitagóricas con pensamiento ofendido. De esta prerrogativa nace el castigo generalizado de la ética Sub-Mitológica en prebenda de legados alusivos al reordenar o desfragmentar lo esclavizando derruidos de la cultura que empezaría desde la instauración del Vas Auric hallado en Limassol, tomando posesión desde Rodas con limpios escenarios desde el monasterio de Tsambika. La épica resbalaba como gélido frio por la espaldilla de todos los que sudaban por generación de politai en domésticas evasiones en superiores señoríos hasta el mismísimo Hades o Wonthelimar, entrambos hijos de los rebaños, y de los cabríos que les super-nutrieron proveyéndoles de la perspectiva de montaña a modo de magnético polo hacia una gótica energía que regía del Magnético polo norte, y de sobre dimensiones geográficas que denostaban sus latitudes con riquezas que desestimarían a Borker y Zefian, como amos distribuidores de la ética del Áullos Kósmos de Patmos, re-destinando a miles de muertos de épocas pre-helénicas, para que recirculen por los raigones del Kashmar, re-sulfurando las savias del Cinabrio como germen del Aqueronte subterráneo que consagra a vivos y a muertos en la eternidad del Universo-Duoverso infinito. El ordenamiento yacerá en las sombras que aún en su oscuridad brindan el grato calor del alcanfor, con adelantadas fórmulas del Horcondising que abrogaran las almas hambrientas al suprimirles de las superdotadas energías e inseminarles sus óvulos sin organismos originales concebidos.

Desde Hylates, Chipre; venia Zefian por orden de Vernarth, asistía con la extensión de los terrenales jornaleros del Calendario Ático en un veintiuno de septiembre desde el artificio de Apolo en el sitio de Beocia, y sobre todo del Boedromión. Las flechas que traía Zefian tenían un instante Boedromión cruzand líneas de la primavera al invierno con cuatro flechas que Zefian tiró al Universo y nunca cayeron, pero si portentosamente recibidos en la integridad de los animales. La flora con siete doradas flechas de la caverna de Chauvet de Wonthelimar, condonaronel exhaustivo final del fosal dondeaún permanecían en gesto de ternura de relativa genealogía micénica, desde Creta se aproximaba el contravenido de Apolo y Artemisa haciendo un olivo que iba originándose en las flechas de Zefian, para marcar los nuevos puntos cardinales empezando con las dos primeras saetas que ponen en el cordel del arco, cada una pertelando trayectorias de norte sur y otras dos que se conculcaron nuevamente con el arco del Este, para disparar las saetas de este-oeste con límites del magnetismo austral. La imaginación de Zefian era de proporciones que no se limitaban sin divagar desde sus falanges cuando jalaban del cordel como goces de una existencia fantasmal que le empujaban en cada saeta, presumiendo que en donde cayeran sería el inicio de las tormentas que originarían el Áullos Kósmos Megarón para tardíos tribunales impuestos desde un cosmos que se que dirigía empeñándose en su voluntad, y un dudoso dios Vestal propugnando asociarse de las Canephores hospitalarias como Vírgenes Vestales de bilocación Romana de parapsicológica cuántica del entre-cuento temido vivo que re-hierve en las saetas que aun no caían, no sabiendo de sus paraderos?. Como láminas u hostias ensartes de estas se evocaban desde donde se quebrantaba el origen del Universo, para abrirse hacia el Duoverso contravenido orgánico, vigoroso y anti requema hasta el origen divino celestial como parámetro de esperma-ovular, más bien de eónicas instancias y chimenea de Hestia corriendo en eternidades hacia vastos volúmenes de años luz donde la eternidad no tiene medida ni menos la existencia que empieza y termina nacida desde un homocigoto, surgente sin Universo orgánico para eclosionar del ramal del Duoverso Heterocigoto, trayendo diferentes uniones de células eternas por decreto divino universal, no de unión de células dispares. La ciencia del Mashiaj venia en estas saetas divinas que marcaban los puntos cardinales en las numinosas y exclamativas expansiones del universo desterradas por Vernarth, hacia la perennidad en sí mismo mas siendo heterocigoto para un mundo que comenzaría a vivir en células no orgánicas, pero sí de composición divina, sobre saturados limites del origen, del destino de sintropia de conscientes acciones del metabolismo de su Alma Mater, las magnas puertas al perder el peso corporal del éter, mas sí desde el andén del Mashiaj que les llevara de las manos sin dejarles abandonados mostrándoles que ya no eran hijos nacidos de óvulo-esperma, sino más bien de lumínica materia, avizorando expansiones de plegarias mas allá desde el universo donde les acompañará en plano multidimensional, no teniendo fin desde una concepción científica humana.

Dice Wonthelimar: “Desde que el omphalo fue tragado por Cronos, se desató la elegía de Hera por no criar a su hijo Zeus en libres macizos de cabríos y miel del Ida. Yo en los Alpes fui al rebaño de los Ibex como un Zeus salvado desde la oscuridad de Chauvet en montes de la Galia. Hay cinceles que cortan piedras en lindos torbellinos, mas yo se que un cuánto de cosmología, que no hablaría de la Cornicabra mediterránea y drupa de Olivo, ni menos de la Cornucopia que se hunde de suntuosos efebos sabores frutosos, con la verdosa heráldica que trastoca en sus falanges comiendo, libando miel en vasijas de cornamentas con fachendas del Ida y el macizo de Vercors”

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