Comienza con sus manos llenas de sangre, el dolor no lo deja pensar, a pesar de su promesa las lágrimas lo traicionan en medio de la gran aglomeración de árboles que susurran ante su locura. Camina evitando andar por el sendero, a pesar de la soledad de aquel lugar nunca sabes quién pueda verte. La hora es imprecisa, hace unas horas ha oscurecido y hacen falta otras tantas para que la luna se vaya. Siempre ha gustado de la noche, en donde el silencio de la humanidad puede ser disfrutada sin culpa y sus ojos descansan del horrible bullicio de caras y cuerpos andando por todas partes. Pudo haber hecho esto en su apartamento si no fuera por lo que tendría que limpiar después, tan sólo pensarlo le daban ganas de haber enterrado esa daga directo a la garganta de una vez, pero aún tenía cosas que hacer. Al salir a las calles del pueblo la pierna empieza a tomar la punzada de dolor en su vientre y una risa histérica hace eco en el viento. El frío definitivamente no ayuda. No sabe cómo podrá expresar la alegría que siente, el respirar le sabe tan fresco mientras cada paso le alivia el alma. La estación está vacía, a menos que quieras contar a los vagabundos que ahí duermen, cómo sea tiene un gran abrigo oscuro que cubre cualquier impertinencia ocurrida esa noche. La luz en medio de la oscuridad siempre le parece fascinante, adictivo a la vista. El tren ha llegado y adora el vacío en él, me refiero al del tren, claro. ¿Cuáles serían las palabras que un buen escritor usaría para relatar su fatídica noche? Ha leído tantos melosos escritores con sus extravagantes palabras describiendo una situación tan amena, o a veces tan insípida, también ha leído otras bazofias que pueden describir una situación tal cual y aún así parece un maldito arte en papel. Si fuera escritor no sabría en que bando acomodarse, pero definitivamente no se tenía bastante fe cómo para intentar siquiera tomar el lápiz, lo bueno es que si se la tenía para tomar el cuchillo que acaba de clavarse. También se pregunta, si alguien del exterior lo viera, ¿lo vería cómo desgracia humana tras el suceso o hubiera quien pudiera comprenderlo?, o decirle lo que esta mal en su cabeza, siempre ha querido escucharlo de alguien más, no es capaz de reconocerlo por sí mismo. “oh bendita daga afilada desdeña mi carne y devuélveme a la vida”, inevitable no reír a tan absorto pensamiento, o absurdo, tal vez.

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