LA TRANSMUTACIÓN (Ángel Menduiña Iribarren / Orlando Barros García)

LA TRANSMUTACIÓN (Ángel Menduiña Iribarren / Orlando Barros García)

                                  

LA TRANSMUTACIÓN es un cuento integrado en mi libro ¿QUÉ ESTÁ PASANDO? RELATOS BREVES DE MISTERIO, publicado en esta plataforma, y declamado y analizado desde su canal de Youtube por ORLANDO ENRIQUE BARROS GARCÍA, escritor y crítico literario, natural de Colombia, y miembro también de esta comunidad, al que agradezco desde estas líneas su colaboración.

link del podcast LA TRANSMUTACIÓN : https://lnns.co/1n6Yuhfqg5b

¿QUÉ ESTÁ PASANDO? RELATOS BREVES DE MISTERIO. Subido a Youtube por Orlando Enrique Barros García.

                                                                                                                                     
¿QUÉ ESTÁ PASANDO? RELATOS BREVES DE MISTERIO. Crítica escrita por Orlando Enrique Barros García. Escritor y crítico colombiano.

https://playnoticias.co/2023/03/libros-autopublicaciones/

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    LA  TRANSMUTACIÓN (cuento de Ángel Menduiña Iribarren integrado en el libro. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

A pesar de la fría noche de aquel mes de enero, Roberto, una vez terminada la cena, decidió salir a tomar el aire por las inmediaciones de un parque próximo a su casa. Necesitaba imperiosamente poner orden a los múltiples problemas que rondaban por su cabeza durante aquellos días.

─¡No vuelvas tarde! ─fue lo último que escuchó decir a su madre antes de cerrar la puerta.

Cuando regresó serían las dos de la madrugada. Le sorprendió ver a su hermano en el pasillo con la vista medio perdida. Tenía unos ojos tan inexpresivos que daba miedo mirarlos.

─¿Qué haces aquí a estas horas? ─le preguntó Roberto.

─¡Ven con nosotros! ─le contestó, mientras se le acercaba en una actitud amenazante que le alarmó sobremanera.

─¡Este es imbécil! ─pensó para sí mismo. Y dirigiéndose hacia la habitación de sus padres, les reclamó su atención sobre el asunto.

─¡Papá! ¡Mamá! ¡Algo le ocurre a Armando!

Salieron sus padres de la habitación, pero lejos de preocuparse por el estado de Armando, se dirigieron hacia él con idénticas formas a la de su hermano, al tiempo que le repetían:

─¡Ven con nosotros! ¡Ven con nosotros!

Corrió Roberto despavorido escaleras abajo convencido de que algo fuera de lo normal les estaba ocurriendo a todos, y al pasar por el piso en donde residía don Andrés, íntimo amigo de la familia desde hacía ya años, comenzó a pulsar el timbre y a golpear la puerta de manera reiterada.

─¡Don Andrés! ¡Don Andrés! ¡Ábrame, por favor!

Al abrirse la puerta no dio crédito a lo que se encontró. El mal que se había cebado con toda su familia había afectado también a aquel buen hombre, pues en el mismo momento en que lo tuvo frente a él identificó en sus ojos esa inquietante mirada fría e indiferente.

El pánico se apoderó definitivamente del muchacho, que se dirigió apresuradamente hacia la calle y comenzó a correr de manera alocada, tratando de buscar ayuda, mientras se preguntaba una y otra vez:

─¿Qué está ocurriendo?

La temperatura era absolutamente congelante y las calles estaban desiertas. Le extrañó no hallar ni un solo local abierto, ni tan siquiera los que habitualmente cerraban a altas horas de la madrugada.

Intentó llamar por teléfono desde una cabina, pero le resultó imposible al carecer de línea telefónica.

A punto de derrumbarse, distinguió a lo lejos lo que parecía ser la silueta de un guardia municipal. Pudo confirmar su apreciación a medida que se acercaba.

─¡Por favor! ¡Por favor! ¡Necesito ayuda!

Pero el encuentro con el agente no supuso, ni mucho menos, el final de lo que ya se estaba convirtiendo en su peor pesadilla. En sus ojos pudo ver sin ningún tipo de dudas la consabida expresión diabólica que ya estaba cerca de hacerle enloquecer.

Se percató entonces de que se encontraba a tan solo dos manzanas de donde residía Álvaro, el compañero de infancia que jamás le había fallado. La única persona en el mundo en la que podía confiar todos sus secretos no iba a abandonarle en estos momentos de verdadera angustia.

Encontró el portal cerrado. Llamó repetidamente al timbre con pulsaciones largas y profundas. La puerta se abrió de forma repentina sin que nadie le hubiera preguntado de quién se trataba. No encontró el ascensor en el vestíbulo, por lo que empezó a subir precipitadamente las escaleras. Por fin llegó al cuarto piso. Álvaro le aguardaba en la puerta. Se le acercó lentamente con las manos extendidas hacia su cuello.

─¡Ven con nosotros!

Aquello era demasiado. El pavor se hizo ya insoportable. Roberto rompió en llanto y corrió como nunca lo había hecho antes hacia la calle presa del pánico y de la desesperación. Pero ignoraba que las más altas cotas de horror estaban aún por llegar. En el momento en el que se disponía a salir del portal tropezó con la pertinaz actitud aterradora de su familia, que junto con don Andrés le obligaron a volver sobre sus pasos, escaleras arriba.

Roberto golpeaba desesperadamente las puertas, mientras lloraba impotente y fuera de sí.

─¡Socorro! ¡Socorro!

Pero todo resultó inútil. La gente que salía de las viviendas, cuyas puertas había aporreado con la esperanza de encontrar una salida, estaba sometida a la influencia macabra de aquella inexplicable metamorfosis colectiva. No existía ni una sola persona en toda la ciudad dispuesta a ayudarle.

Una vez lo tuvieron rodeado, Roberto perdió el conocimiento como consecuencia del espanto y de las agresiones sufridas por aquellos seres. Solo supo que cuando recobró la conciencia ya no era el mismo.

─¡Por fin ya estás con nosotros!

 Entra en mi Web:  https://angelmenduinapoesia.webnode.es/

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS