Se denomina enfermedad a toda alteración del equilibrio físico, mental y social de los individuos ocasionada por factores externos o internos. Dichos factores podrían incidir de tal manera en el organismo, que de vencer las defensas naturales que este opone ocasiona alteraciones funcionales u orgánicas que iría desde leves trastornos de la salud hasta lesiones irreversibles que pondrían en peligro la existencia del ser vivo que la padece.

En la enfermedad están involucrados varios factores: la potencialidad del agente agresor, los mecanismos defensivos naturales del organismo y la percepción o creencia que tiene el individuo de su patología. De estos tres factores dependerá la aparición y evolución de la enfermedad.

La enfermedad se establece cuando los mecanismos defensivos del organismo son superados por el agente invasor o los acontecimientos estresantes son de tal magnitud que las defensas con que cuenta el organismo no son suficientes para afrontarlos. Una vez establecida la enfermedad, esta se manifiesta a través de síntomas y signos. Los síntomas son manifestaciones subjetivas del paciente que son imposibles de ser detectadas en un examen médico, sólo se obtienen al interrogar al paciente, ejemplo de ello es la queja de dolor en alguna parte del cuerpo. Los signos son aquellos que son fácilmente observables en la exploración física, ejemplo la fiebre, la tos, varicela.

La aparición de los síntomas y signos es la expresión externa de que algo está sucediendo internamente. Es cuando el enfermo toma conciencia de que algo no anda bien en su organismo y se ve obligado a pedir ayuda médica. Y es a través de esta expresión corporal de la enfermedad que el médico puede colaborar y ayudar al sistema defensivo del organismo y así poder vencer el agente extraño.

Las causas que provocan la enfermedad son múltiples: biológicas (virus, bacterias, hongos y parásitos), químicas, físicas, psíquicas, emocionales y sociales. La aparición de la enfermedad depende de dos factores: del agente agresor y de la capacidad defensiva del enfermo para afrontarlo.

Un enfermo es un ser humano que padece una enfermedad, sea consciente o no de su estado. Joan Riehl-Sisca define el rol del enfermo como «la posición que asume una persona cuando se siente enferma» La forma en que un individuo percibe la salud y la enfermedad dependerá de la percepción que tenga de la misma y de la capacidad (racional, emocional y conductual) que tenga para afrontarla. Sanz Ortiz expresa: «Cuando la persona enferma, lo hace de forma integral, no en parcelas ni a plazos». Todos los componentes del ser humano quedan alterados y cada uno de ellos demanda sus propias necesidades. De tal forma que la enfermedad genera síntomas físicos como el dolor y la disnea; síntomas psicoemocionales como miedo, ansiedad, ira y depresión; necesidades espirituales como sentimientos de culpa, de perdón, de paz interior y demandas sociales como consideración y no abandono.»

Cuando una persona enferma, se altera la psique y el cuerpo. Los componentes de los sistemas Psicológico, Neurológico, Inmunológico y Endocrino (PNIE) se alteran. En lo psíquico, el enfermo percibe la enfermedad como una amenaza a su integridad, en lo emocional siente miedo a morir, o tal vez rabia como mecanismo defensivo ante el miedo o la protesta ante la injusticia de estar enfermo, ¿por qué a mí y no a otro?, O bien, sobreviene la tristeza ante la pérdida de la salud. Los sistemas inmunológico y endocrino se activan para proteger al organismo ante una lucha inmediata y/o prolongada.

No hay enfermedad, sino enfermo, reza un dicho, cada quien vive su enfermedad en forma diferente de acuerdo a la actitud que asume ante la vida. No son los conflictos la causa de nuestros males, sino, la forma como los vivimos y lo sentimos. Las creencias y las emociones juegan un papel muy importante en la alteración de la salud. La angustia, la depresión, la ira y el resentimiento son más poderosos que cualquier agente infeccioso que influyen en la alteración de la salud. Cuando el sentimiento calla, la enfermedad despierta. Las emociones que no se expresan en su oportunidad permanecen activas en nuestro mundo interior y se convierten en enfermedades funcionales y/u orgánicas, cuyas manifestaciones pueden ser: dolor, mareos, náuseas, debilidad, frialdad y sudoración de manos pies, sofocos, dificultad respiratoria, pérdida o aumento de peso. Diarreas o estreñimiento, palpitaciones cardíacas, tensión arterial baja o alta, visión borrosa, reglas dolorosas, falta de regla o reglas muy frecuentes. Orinas frecuentes y a veces con ardor al orinar. Irritabilidad, mal humor, fatiga, tristeza, labilidad emocional, llanto fácil, disminución de la libido, intranquilidad y cansancio.

La enfermedad funcional, a pesar de que no se evidencian lesiones orgánicas, es una enfermedad real, no imaginaria. No es un invento del enfermo, ni una simulación. En la enfermedad funcional el individuo está viviendo o ha vivido un trauma emocional, o bien sus pensamientos se encuentran alterados por miedos o cualquier otra situación estresante que lo hacen temer por su dominio biopsicosocial.

Las emociones desagradables como la ira, la angustia y la tristeza; disminuyen las defensas del organismo y predisponen a sufrir cualquier enfermedad. Las personas que han vivido una experiencia traumática en su vida, la pérdida de un ser querido, el abandono, y la infelicidad. Las que viven angustiadas, deprimidas, llenas de odios y resentimientos. Los carentes de amor y sin motivos para vivir; son las más vulnerables a sufrir enfermedades funcionales. Los pacientes que continuamente tienen una queja, que día a día deambulan de hospital en hospital, de médico en médico, de consulta tras consulta, con innumerables exámenes, radiografías, tomografías y resonancias magnéticas sin encontrar causa a su enfermedad; son enfermos funcionales o cuya queja esconde un conflicto del cual no han podido escapar.

Los enfermos que sufren enfermedades orgánicas, son enfermos que prefirieron secar sus lágrimas, ocultar sus quejas y sacrificarse sin protestar y cuyo organismo sufrió las consecuencias de su silencio. Muchas de las enfermedades orgánicas son una respuesta del organismo a situaciones o vivencias que han quedado bloqueadas en la psique del individuo. Los adictos a los medicamentos y a las drogas son enfermos que buscan narcotizar sus dolencias, pensando que calmando al cuerpo podrán calmar el alma. En resumen, la enfermedad tiene razón cuando ignoramos que somos la causa del problema y también la solución de nuestros males.

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