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Ese día el señor Shokber llevaba saco color gris con su respectivo sombrero negro como su cabellera al igual que sus ojos oscuros y profundos igual que la noche, con su maleta salía de trabajar, se sentó en una banca y se puso a leer el periódico que no había tenido la oportunidad de leer aquella mañana.

Esa tarde gris, ella relucía como siempre y el brillo que no tenía el día helado lo tenía aquella bella mujer, que llevaba un vestido crema con un sombrero grande y andaba con paraguas, sus ojos eran marrones su cabellera roja como la sangre, y se sentó al lado de aquel elegante hombre alto.

Rara fue aquella coincidencia como si se tratase de un complot del destino, el paraguas de la señorita Rose se cayó y el joven que ni se había percatado de la belleza de aquella mujer estando atento al periódico, cuando amablemente le alcanzo el paraguas pobremente pudo disimular los nervios y la impresión que le causaba verla diciendo simplemente “buenos días señorita, tenga se le cayó el paraguas”

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“Gracias, es muy amable de su parte joven. Por cierto ¿Cómo es que usted se llama estimado caballero?” Respondió la señorita Rose con una voz que no decepciono para nada al joven Shokber que controlándose más ya, dejó el periódico en la silla (él estaba ansioso de leerlo, pero se habían presentado situaciones más sumamente importantes para él) y mirando a la señorita, según él “disimuladamente” le dijo con voz bastante controlada para que la señorita no notase su nerviosismo (aunque de lejos se notaba) “Me llamo Shokber Laring Buren tengo 26 años mucho gusto señorita, entonces permítame preguntarle ahora a mi estimada señorita, ¿Con quién tengo el gusto esta fría mañana en este parque casi desolado?”

Ella noto que él estaba nervioso, ese hombre alto con cara alargada con ojeras grandes. A los ojos de una mujer él no era atractivo, pero tampoco era para decirle feo, le gustaba su mirada y su forma de hablar tan pacífica. Le respondió entonces “Mi nombre es Rose Franchesca La Villa Soreng tengo 25 años, y mucho gusto joven” dejando una sonrisita linda al final.

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Estaban ambos sentados en una banca al lado de un árbol sin hojas con las palomas alrededor y un viento agradablemente frio que recorría de punta a punta el parque. Ambos mirábanse como analizándose con la mirada. El joven más sereno intento recopilar más información acerca de aquella bella dama que tenía al lado.

“Y dígame señorita usted que hace por acá si es que puede responder a eso claro” le dijo mientras tomaba el periódico y lo metía lento a su maleta. Hubo un pequeño silencio que el viento lo interrumpió, pues se estaba poniendo más fuerte (pero no tanto para ser molesto), hasta que la señorita Rose abrió la boca y dijo “Bueno, vera, simplemente quería despejar mi mente de los problemas cotidianos que tenemos día a día, pues a mí me agobia mucho y mucho más aún si viene de mi familia que siempre me han andado presionando y ahora quieren que formalice con un caballero adinerado para unir a dos familias y yo no tengo la menor intención de hacer eso (sonrió mirando al suelo) perdóneme, le he contado de más pero la verdad , no tengo a quién más contar estos tormento que me cargan la mente (lo miró), por favor trateme de tú y no de usted, hace mucho que no conozco a nadie nuevo”

Shokber, quedo enmudado sin saber que decir, callado por el viento y las últimas hojas que caían de aquel viejo árbol.

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Que rollo, él solo quería que le dijese que hacía acá y así el poder ver cómo le pedía para salir. Aunque la novela que le conto de su vida, le presentó una gran oportunidad para acercarse más a aquella bella chica con lindos pómulos y cejas preciosa, esta era una oportunidad que él sabía que no podía dejar pasar o sino se arrepentiría el resto de su vida.

Cuando termino de soñar todo eso un segundo después se reincorporo a la tierra y se dio cuenta de lo que le había contado, su vida estaba oprimida por otros, así como era él antes cuando vivía con sus tíos por la muerte de sus padres y ellos lo tenían como fuente de dinero, pero un día el recupero la libertad y ahora solo trabajaba para él y nadie más, el ama su libertad más que nada y ver como otros ni la pueden sentir lo pone furioso, entonces, empezó a sentir un poco de empatía por aquella chica que tenía la cabeza mirando al suelo esperando que él dijese algo.

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“Bueno, Rose, si usted ya es mayor de edad, puede alejarse de las presiones de su familia, deje de fingir ser alguien que otros quieren que sea, eres única eres autosuficiente y puedes sobrevivir tú sola en esta dura sociedad, y púes si no es el caso, yo puedo ayudarte (volteo hacía otro lado, mientras Rose lo miro atentamente), ¡claro claro! Si es que deseas jaja no busco entrometerme ni nada así, solo, me da rabia ver que las personas no puedan gozar de la libertad que la vida les confiere, puede confiar en mí, aunque nos conocemos recién puede confiar en mí, palabra de extraño (sonriendo amablemente a Rose)”

Rose sentía que alguien por fin la comprendía y, es más, estaba dispuesto a ayudarlo, ella se emocionó tanto así que soltó una lágrima sin pensar, pero como ella ya había intentado lo que Shokber le había propuesto sabía que intentarlo de nuevo sería inútil, ya no tenía fuerzas para luchar como lo llevaba haciendo desde que tuvo 15 contra la poderosa e inquebrantable voluntad de su familia. Le dijo al joven “Te voy a ser totalmente sincera, ya intenté salir de mi familia muchas veces, pero es tan poderosa que me arruina toda la vida si es posible para volver von ellos, y también la vida de aquellas personas que quieren ayudarme (dijo mirando a Shokber mientras se paraba) así que solo seré la chica elegante, reservada, bien portada que quiere mi familia, agradezco mucho haber conversado contigo, pero tengo que volver” y se volteo sin mirar atrás y a paso lento se fue alejándose

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Shokber al ver su lágrima manchar la felicidad perdida de ese rostro sintió que debía ayudarla, pero meterse con una familia tan poderosa para él sería la ruina total de su vida, él ya había planeado viajar a España el mes que entraba para poner un café como siempre soñó, ahora estaba en un dilema en el que sus sentimientos lo habían puesto, la chica se alejaba y el trataba de pensar en que era lo mejor, ¿Qué es lo que tenía que hacer? ¿Su sueño o ayudar a la chica de sus sueños? Ella seguía alejándose ¡¿Qué es lo que debía hacer?, estaba en pánico mientras miraba alejarse a la chica hacía una limosina que la esperaba en la calle. Pero él seguía debatiendo en su mente, y ella ya estaba subiendo al carro “maldición…. No te voy a dejar vivir encadenada Rose” se dijo y corrió dejando su maleta por el camino lleno de hojas rojas y amarillas, no, no casi para llegar al auto se detuvo, Rose ni cuenta se daba, pero Shokber estaba parado allí “que estaba a punto de hacer, mi futuro, mi sueño, ¿Para qué vine a este parque? Lo siento Rose, pero apenas te conozco y tu familia si es tan poderosa, me destruirá y nunca podré servir café, como mi abuelo y yo soñábamos” Se sentía atado de manos y de pies y la desesperación lo estaba consumiendo, el auto avanzaba se iba, Rose se iba a una prisión de por vida “¿Esto es lo correcto? Carajo ya no se ni que hago, creo que esto fue todo bella Rose, me hubiera encantado salir contigo” Empezaba a garuar.

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Ella pensaba ingenuamente que hubiera sido si ese extraño y ella huían juntos, seguro su padre lo mandaría a extorsionar o le quitaría el trabajo y se aseguraría que nunca vuelva trabajar en una empresa, aquel chico le gustó, ojalá pudiesen conversar más y conocerse mejor. El auto paró en un cruce en la punta del parqué por el semáforo y la garua pronto se transformó en lluvia.

Sonó el imponente big beng marcando las 6 de la tarde, y ni por ese majestuoso sonido Rose dejo de divagar en sus anhelos con esa persona que acababa de conocer, tal vez era porque no tenía mucho contacto con la gente, pero, algo en él la atraía y la inspiraba a luchar por su libertad y su felicidad, pero ella ya sabía que todo esto sería en vano, no serviría de nada, ya estaba resignada, solo en su mente ella era libre el único lugar en el que ella hacía lo que quería. Sentía una tristeza tan grande que comenzó a llorar, tal vez no era tristeza, sino impotencia, tal vez ese joven no lo valiera, después de todo ni lo conocía o tal vez era un amor platónico. Las llantas del auto empezaban a moverse y las gotas resonaban la tristeza que Rose contagiaba.

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“¡¿Qué es lo que estaba haciendo?!” Tal vez ya estaba loco quien sabe. Los ojos de Rose brillaron al ver que después de que ese hombre parara el coche poniéndose adelante le abriera la puerta con la mano extendida diciendo implícitamente que todo le valía y se jugaría la vida por una extraña como ella. Él estaba todo mojado y miraba fijamente a Rose bien decidido a salvarla, solo faltaba la respuesta de aquella bella señorita.

“¡Ey que está pasando!” grito el conductor y Rose olvidando todos los pesares, los problemas y la ansiedad que le causaba su vida diaria, tomó aquella mano que se extendía como la fuente de su libertad y tal vez de su felicidad. El conductor salió a ver qué pasaba y vio a aquellos dos recién conocidos que volaban libres entre la lluvia que los empapaba agarrados de la mano, él solo sintió compasión y les deseo lo mejor, volteo al asiento, la señorita había olvidado el paraguas. El conductor se metió a la limusina ya que la lluvia había aumentado su potencia.

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La vida es…. Simplemente la vida, es sobrevivir adaptarte y seguir respirando, aunque nos caigamos, nos levantamos, pero de tanto caer, estamos lastimados, desalentados, solos seguimos lentamente, hasta que un día caemos nuevamente decididos listos a rendirnos, y al levantar nuestros moribundos ojos, una mano humana se nos es extendida y depende de nosotros si la tomamos o no.

Rose no podía evitar sonreír, esto eran tan emocionante, Shokber mientras corría tomando a esa chica pensaba en que iba decirle… ¿Por qué había actuado así?, ya no le importaba el porqué, ahora solo le importaba estar con ella. El parque estaba totalmente desolado, la lluvia estaba muy fuerte, ambos sujetos se habían detenido bajo la imponente lluvia.

“Señorita, digo, Rose, perdóname por hacer esto, pero es que… (la miró directamente a los ojos) me encantas tanto tanto, que no puedo dejar que sufras, no quiero…. Así que te pido algo, ven conmigo a España, vámonos, dejemos todo atrás, conozcámonos y seamos felices, te lo pido por favor” terminó tomando la mano de Rose. Parece que no les importaba enfermarse, parece que lo único que les importaba eran el uno para el otro.

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Los ojos de Rose brillaron, solo quería quedarse con ese hombre, sentía él la podía proteger que con él tal vez podía hallar la felicidad que solo la sintió siendo niña.

“Yo-yo (abrazó a Shokber) quiero estar contigo a donde sea que vayas” Le contesto Rose.

Shokber, bajo el canto de la lluvia que los cubría, tomó suavemente de la cintura a Rose y bajo la escondida mirada de la luna que estaba empezando a hacer su aparición, juntó sus labios con los de esa bella chica que lo aceptó gustosa, la lluvia era testigo de aquel amor que empezaba a florecer en el frio de aquella tarde en la que dos extraños se encontraron por cosas del destino, ambos se gustaron inexplicablemente, el universo los reunió aquel día, el lazo rojo unía sus almas y ahora más con el sentimiento que acaba de florecer de aquellas dos personas, les esperan retos. Pero eso… es otra historia.

Etiquetas: romance

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