Un montaje casi perfecto

Un montaje casi perfecto

Eleyal

16/03/2023

 Estaba en mi casa con mi marido, pero salí de ella y me fui a la casa de mis padres. Entré y no vi a nadie me fui al patio al fondo había un árbol de dos metros de altura tenía un tronco largo y delgado y arriba hojas grandes y verdes, pero era bizarro tenía varios frutos, plátano, naranja y durazno, no recuerdo que un árbol diera esos frutos, me sentía algo adormecida, gran parte de mi aceptada el lugar, pero otra no, mi cabeza no estaba bien, lo toqué era muy real lo observé un buen rato, recordé que cuando era niña, teníamos seis árboles, cuatro pinos, un pimiento y otro árbol, pero ninguno de este tipo y tampoco que exista uno que de tantos frutos diferentes ahí ya se iba aclarando todo.

Salí de la casa de mis padres y me fui caminando otra vez a mi casa, abrí la puerta me dice mi supuesto marido que físicamente era igual al de mi realidad:

—¿Cómo te fue?

—Bien, me llama la atención el árbol que da tantos frutos diferentes.

Él me quedó mirando de manera extraña, pero no dijo nada.

Lo observé con atención y él tenía como 23 años, y su cara si bien era la misma, pero era un blanco pálido y mi marido de mi realidad era blanco, pero de mejillas rosadas. Me acerqué al espejo y me veía joven, también como de 23 años, recordé que tengo 46 y claro ya no me veo así, trataba de seguir la secuencia y a la vez no, porque persistía una parte de mí que era mi realidad, era una lucha.

Todo transcurría de minuto a minuto eso fue muy extraño, a estas alturas estaba en otro lugar que no era mi hogar, empecé a sentir algo muy extraño en mi cabeza obligándome a aceptar esa como mi realidad. Me acordé de ella «Mi ayuda memoria» busqué un computador para ver si estaba su página de internet, no había computador, toqué las cosas, la mesa, muebles, aún me costaba creerlo, en eso veo en la alfombra un pequeño gatito amarillo, era el mismo gatito que tuve de pequeña ¿Dónde estoy? Me pregunté. Lo peor no tenía ningún tipo ayuda ni telepática y no tenía información almacenada en mi cabeza sobre esto estaba sola, la guinda de la torta había una alfombra cosa que en mi realidad nunca tuvimos, ya que mi marido ,mi hijo y mi hija eran muy alérgicos.

Golpean la puerta y llegan dos amigas mías, supuestamente, no las conozco para nada. Ellas me saludaron con una sonrisa una de ellas era rubia de ojos muy verdes y claros y la otra era morena de rasgos africanos ambas eran muy joven, no más de 25 años,  mi marido falsificado estaba presente. Él ya no me miraba digamos normal algo sospechaba, traté de esquivar su mirada. A esa edad de 23 años en mi realidad ya tenía a mi hijo y él no estaba, esto estaba muy complicado, debía concentrarme en que hacer.

Mi marido salió por la puerta las miré fijamente a las dos:

—Ustedes no son mis amigas.

Una se puso sería y la otra se angustió casi al borde de llorar.

—¿Qué pasa?

—No somos de aquí, no sabemos qué sucede, tampoco podemos salir —responde la joven morena.

Ellas me dicen que hay un lugar en donde tiene a las personas atrapadas, me dan todas las indicaciones para llegar.

Caminé varias cuadras, todo se veía dentro de lo normal en la calle, casas algunos edificios, autos, personas era de día el cielo despejado, nada anormal. El lugar que me habían indicado era una casona de concreto de un solo piso y era extensa. Las ventanas tenía todos sus vidrios polarizados, me metí por una puerta de madera que estaba entreabierta. La casa pasaba desapercibida no tenía por fuera nada extraño que llamara la atención, incluso tenía un jardín muy bien cuidado, vehículos estacionados. Caminé un par de pasos y me encontré con enormes filas de personas en camisones blancos sentadas en una especie de camilla negra reclinadas inconscientes con un tipo de casco en su cabeza este cubría hasta la frente del mismo salía un tubo grueso que se conectaba a otro tubo más grueso que estaba al borde de la pared superior que cruzaba toda la sala. Todos los cascos de las personas estaban conectaba a este tubo negro, mi vista no alcanzó ver hasta donde llegaba, había humanos de bata blanca que tenían en su mano carpetas que iban anotando y revisándolos ¡Madre mía estaban prisioneras! No sé que hacían con ellas, ahora entiendo a esta dos jóvenes.

Salí del lugar rápidamente, esto pintaba bastante mal, el entorno estaba rodeado de mucha vegetación, cosa que vivo en el norte en un lugar desértico era una combinación de cosas que de mi vida con otra que no tenía nada que ver, lo peor de todo que no sabía como salir de ahí.

Toqué las ramas de los árboles las hojas, ni siquiera energéticamente se sentía diferente, si era un montaje era el mejor que había visto en mi vida. Volví a mi casa estaba mi marido de mentira, me dice:

—Ahí está la ropa sucia para que la eches a la lavadora.

—¡Sí claro ahora la lavo!

Trataba de que no sospechara nada, nunca había visto ese tipo de lavadora era rectangular como de metro y medio de alto y dos metros de ancho con tres entradas para echar la ropa y una cantidad de botones que no tenía ni idea como se usaba, solo eché la ropa. Me fui a la casa de mis padres otra vez, necesitaba pensar tomar aire entender que sucedía, que era ese lugar ¿Por qué estaban esas personas en esas condiciones? Que hacer, no quería estar con mi marido falso él ya se había dado cuenta de que lo engañaba.

Cuando iba cruzando la calle en dirección a la casa de mis padres, mirando los alrededores seguía tocando todo era demasiado real no me daba ni una pista de como salir, subí una pequeña loma, veo que viene a toda velocidad un jeep de estos Hummer negro con vidrios polarizados, frena de golpe y quedó a mi lado. Bajó el vidrio había dos hombres, el copiloto era un hombre llevaba chaqueta de cuero negra, de tez blanca de pelo negro corto y sus ojos ligeramente más grande que los humanos eran muy oscuros, saca su mano por la ventanilla y tenía una pistola, me disparó en la frente, sentí como entró la bala. Abrí mis ojos y veo que estaba en el mismo lugar, dije ¡Otra vez no! Cerré mis ojos me empecé a concentrar al 100% en irme y volví a mi realidad.

Esta experiencia era una de las más difíciles que me ha tocado vivir, sentí que era tremendamente peligroso, no sé si volveré solo el tiempo lo dirá, abría que tener más información antes de hacer un rescate de las personas prisioneras y las dos jóvenes. Entendí también que trataban de borrar mi memoria en ese lugar, menos mal que recordaba quien era en mi verdadera realidad.

Etiquetas: ficción

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