LINTERNAS GUARDIANAS – EL PRIMER JURAMENTO: TERCER CAPÍTULO

LINTERNAS GUARDIANAS – EL PRIMER JURAMENTO: TERCER CAPÍTULO

CAPÍTULO 3

Reflejos

. . .

“No sabía en dónde me encontraba, todo era una inmensa oscuridad. De pronto, luces de varios colores aparecieron de la nada chocando entre sí. Entre tantas explosiones se formaron creaturas gigantescas; una de ellas parecía un águila azul, quien rasguñaba ferozmente a una serpiente naranja; otra tenía forma de un toro que se retorcía en los tentáculos de un calamar púrpura; y lo que parecía ser una ballena esmeralda, embestía a un enorme bicho amarillo y un reptil violeta”

“Entonces la oscuridad se intensificó. Las luces dejaron de chocar entre sí, comenzando a desaparecer junto a las grandes creaturas, quienes fueron rodeadas por enormes sombras. Las tinieblas se tragaron todo rastro de luz. No había gritos, pero se podía sentir el horror, la angustia, y sobre todo, la muerte”.

“En el silencio pude sentir que algo me observaba. Las sombras parecían asfixiarme, y descubrí millones de ojos en la oscuridad, devorándome lentamente”.

“La soledad es inmensa. Solo quiero escapar”.

“La oscuridad tiene hambre…”

. . .

Me desperté con lágrimas en los ojos, no me pasaba desde que era una niña, y vaya que fueron muchas veces, pero nunca por sueños tan raritos. Se sentía extraño, últimamente la estaba pasando fatal pero no me sacaba ningún sollozo, esto era algo diferente, como si…hubiera perdido algo importante pero no sabía qué era. Alcé mi mano para mirar otra vez ese maldito anillo, que para mi desgracia no había sido un mal sueño, pero entonces empecé a recordar y me di cuenta de algo preocupante… ¿en dónde carajos estaba?

Rápidamente me incorporé de un improvisado catre, descubrí que estaba en una vieja casona en ruinas, el lugar no tenía puertas ni ventanas, y la vegetación de los alrededores se aventuraba con total libertad por los muros despintados. Lo que si me llamó la atención era una sola mesita en donde descansaban mis pertenencias, al lado de lo que parecían ser algunas raciones de alimento y bebidas. Miré a mi alrededor, ¿quién viviría en un lugar como ese?, y más aún, ¿por qué se tomaría la molestia de ayudarme? Tenía mis dudas, y además estaba muriéndome de sed, así que decidí abusar un poco mi suerte para beber un poco de agua.

En ese momento, el anillo se activó, y fui testigo de cómo una masa de luz tomó una botella de agua y la depositó en mi mano, incluso la abrió para mí. Me quedé sorprendida sin saber qué hacer. De inmediato, reparé mi atención en un cómic que estaba sobre la mesita, ¿acaso me lo llevé de esa tienda? Un montón de imágenes llegaron a mi mente, porque según lo que leí, los anillos se activan cuando se les ordena, cuando se imagina algo en específico con la fuerza de voluntad…y éste parecía despertar por si solo. Volví a mirar a mis alrededores, realmente no parecía que nadie viviera en ese lugar, incluso me atrevería a decir que tanto el catre como la mesita eran algo nuevos para un sitio como ese, ¿de dónde habían salido?

Me centré en un paquete de pan, así como algunas porciones de queso y jamón guardadas en bolsa, lo que me pareció curioso pues eran los ingredientes de mi sándwich favorito. Pensé un momento en ello, y el anillo volvió a encenderse realizando un espectáculo frente a mí, pues una masa de luz dividió las porciones, cortó en las medidas exactas a mi gusto, incluso calentó todo en los grados exactos dejando frente a mí tres sándwiches de jamón con queso derretido. Aunque estaba indecisa, el hambre pudo más y devoré rápidamente lo que se puso ante mí sin objeción alguna. Al terminar miré el anillo nuevamente, el cual parpadeó en una rara señal de camaradería. Mi primer impulso fue quitármelo, pero recordé que lo había intentado antes sin éxito, además de que de una u otra forma, me había traído hasta aquí. El anillo, de alguna forma, me estaba cuidando. Lo acaricié suavemente al final:

─No sé si me entiendas, no sé si… ─balbuceé sin terminar la frase, ¡le estaba hablando a un anillo, por el amor de dios! Respiré hondo y lo acepté─. Te lo agradezco, por todo. No sé de donde conseguiste la comida, el catre o la mesa, ¡no está bien robar!, pero…te lo agradezco.

El anillo resplandeció durante varios segundos, quizá en un intento por demostrarme que me escuchaba, algo que de cierta forma me emocionó. Realmente estaba pasando, ¡tenía un auténtico anillo de poder! Miré el cómic en una de las esquinas de la mesa, el traje esmeralda y los viajes por el espacio, ¡todo eso era posible, caray! Empecé a imaginar las posibilidades, aunque también dudé en algunas cuestiones. Con un poco más de firmeza, comencé a hablar con el anillo:

─Anillo de poder, ¡atención! ─dije en un primer momento, pero al no recibir respuesta, me asusté─. Bueno, si estás ahí, ¿lo estás? Digo… ¿sabes…hablar?

─Afirmativo, Sofía

No sabía si brinqué de felicidad o del susto a escuchar una voz proveniente del anillo. No alcancé a distinguir si era una voz masculina o femenina, pero era bastante clara:

─¡Muy bien, bien! Dime, Anillo…o bien, ¿no sé si tengas algún nombre?

─No tengo nombre, Sofía.

La voz sonó un tanto más seria, definitivamente sonaba más masculina, aunque no me centré tanto en ello. Jugué con la posibilidad de darle un nombre, pero su respuesta me hizo desistir. Entonces una duda me saltó:

─¿Cómo es que sabes exactamente mi nombre?

─…Solo lo sé.

─¿Solo lo sabes?, ¿cómo es eso?

─Al estar en contacto contigo, puedo conocer todo lo que hay en tu interior.

─¿Todo mi interior?

─Afirmativo, Sofía ─contestó el anillo con una voz más suave─. Algunos datos como tu nombre y lugar de procedencia, tus habilidades y aspiraciones, varios de tus mayores gustos, así como algunos de tus pensamientos y fantasías recurrentes, como la que incluye un látigo y crema…

─¡Está bien, está bien! Ya entendí ─dije con algo de pena─. Tenemos que hablar un poco sobre la privacidad…y dime, ¿de dónde vienes?

El anillo se quedó en silencio, su luz parpadeó un par de veces y de pronto expulsó varios destellos que tomaron la forma de pantallas, que a simple vista no comprendí. Había algunos puntos que se movían de aquí para allá, pero no reconocía ninguna forma o qué intentaba decirme. Fueron apareciendo pantallas más pequeñas, y lo que parecían ser señalamientos, pero era caso perdido:

─¡Anillo, espera! ¡Detente! ─todo lo que estaba formando se quedó quieto. Suspiré─. No entiendo nada de esto, ¿no me lo puedes mostrar de una manera más clara?

Todas las formaciones de energía se desvanecieron, y otra ráfaga salió del anillo, esta vez envolviéndome completamente. De pronto sentí cómo mi mano portadora era jalada por una fuerza invisible, y comprendí con miedo lo que iba a pasar, ¡yo y mi pinche bocota! Por más que intenté ordenarle al anillo que se detuviera, una vez más estábamos alzando el vuelo, solo que en esta ocasión fui consciente de cada segundo cuando despegamos. Existe muchos videos en internet sobre drones que sobrevuelan una colonia, incluso fotografías que toman el exterior de aviones y la inmensidad del cielo, incontables películas que nos muestran directamente la forma del espacio, ¡pero nada me preparó para lo que vi! No se compara el experimentarlo por sí mismo, ¡tenía mucho miedo!, no dejaba de sacudirme creyendo que en cualquier segundo caería, pero la estela de luz esmeralda me protegía completamente, como si estuviera en una especie de caparazón donde podía verlo todo. Alcancé a ver toda la ciudad, luego todo el país y lo que le rodeaba, más allá vi los océanos que rodeaban todos los continentes del mundo, hasta que empecé a distinguir que todo brillaba en contraste con el espacio. Me atreví a observar lo oscuro que era todo, la tierra irradiaba una luz muy especial, un espectáculo bellísimo. Lentamente vi cómo el planeta tierra se perdía ante mis ojos, mientras nos encontrábamos otros astros en el camino. Realmente sucedió: acababa de dejar el planeta. Sentí escalofríos.

De golpe la cápsula de energía aceleró por el espacio, y a mi alrededor apenas logré distinguir manchones de luz que me cansaron la vista, así que decidí cerrar los ojos. A pesar de lo que sucedía, algo que aún no podía creer del todo, había un silencio tranquilizador, ningún movimiento brusco que me pusiera nerviosa, aunque me abracé a mí misma.

¿Sabes cuál es esa sensación cuando vas en un vehículo a alta velocidad, cuando tu cuerpo se acostumbra y al momento de detenerse te punza la parte baja de tu espalda, como si estuvieras esperando lo peor?, ¿si?, multiplícala por doce, y quizá se alcance a comprender cómo me sentí cuando la cápsula redujo su vuelo. Me atreví a mirar otra vez, y descubrí que estábamos rodeados de asteroides de todos los tamaños, algunos de nuestra medida, otros como grandes montañas flotantes. La cápsula se desvaneció, a lo que empecé a gritar y retorcerme como loca, haciendo unos cuantos giros en medio de la nada. Me di cuenta que estaba levitando, y que mi cuerpo lo cubría una delgada estela de luz; entonces descubrí que llevaba puesto una especie de traje, el uniforme de la corporación linterna verde, tal como luce en las historietas.

Un sonido captó mi atención, dos asteroides habían chocado cerca de mí, y aquello me hizo dirigir la vista hacia lo que parecía ser una estructura de piedra flotante. No pasaron ni dos segundos cuando el anillo me arrastró hacia ese lugar, ignorando completamente mis protestas. Al acercarnos más me percaté de una enorme entrada, que dejaba ver un tipo de valle rocoso, y algo me extrañó. Miré una vez más la estructura de piedra, era bastante grande, pero en el interior se podía ver con claridad un valle que se extendía a los lados, y no había que ser genio para comprender qué estaba mal, ¡como si encontraras una biblioteca dentro de un clóset! Era algo imposible:

─Anillo, ¿qué es este lugar?

─Una anomalía ─respondió tajantemente. Lo miré sin comprender─. Diversas corrientes de energía eclosionaron aquí, provocando una fisura en el espacio dimensional. Una grieta en el Multiverso.

─¿Multiverso? ¡No chingues! ─dije preocupada─. O sea, ¿un portal a otra dimensión?

─Debemos ir a ese sitio.

─¡Ah, espérate! ¿Hay que entrar a ese lugar?, ¿para qué o qué?

─La batería de poder, la energía que me alimenta, se encuentra ahí

─¿Tu batería de poder? ─pregunté, recordando el cómic que leí y la forma que tienen, como una especie de lámpara de aceite. Miré temerosa ese sitio─ ¿Y porqué la dejaste ahí?

─Fue aquí donde…desperté ─pronunció el anillo─. Intenté llevarla conmigo, pero…la batería no me obedeció. La batería me otorga poder con la palabra de mi portador, y solo éste puede manejarla.

─Ok, entiendo eso, ¿pero entrar ahí? Puede ser peligroso…

─Cuando me activé, este lugar estaba deshabitado, sin formas de vida cercanas. La ubicación de la linterna no está lejos de la entrada, así que no corres peligro ─dijo el anillo, aunque seguía con dudas─. Necesito tu ayuda, Sofía. De lo contrario, me agotaré y tendré que desactivarme…

Aquellas palabras hicieron eco dentro de mi, y la imagen de mí misma congelada en el vacío del espacio cruzó por mi mente. Realmente no sabía cuánto poder conservaba, no tenía muchas opciones así que avancé hacia la construcción de piedra, adentrándome a ese valle rocoso. Tal como creí, el lugar era más grande que las proporciones que mostraban afuera, aunque todo permanecía bastante silencioso. Le pedí al anillo que nos dirigiéramos rápidamente hacia el lugar donde dejó la batería, me hizo levitar por el lugar, iluminando el camino frente a mí. El sitio era como una grandísima cueva, había formaciones con estalactitas por doquier, aunque el suelo se mostraba sin mayores obstáculos. Nos detuvimos en un rincón oscuro, y sentí cómo mi mano era movida por el anillo mientras iluminaba el área. Sin quererlo me acercó hacia dicho lugar, en el que no había absolutamente nada. Al final me bajó al suelo:

─…La batería no está.

─¿Qué dijiste?

─ ¡No está aquí! Este es el lugar donde la había dejado ─pronunció el anillo, denotando un dejo de preocupación.

─¿Estás totalmente seguro?, ¿no lo dejaste en otro sitio?

─La linterna fue creada específicamente para que solo el portador pudiera moverla, ¡ningún otro ser mortal! ─pronunció, y sentí de alguna forma que ignoró mi pregunta

─Quizás se cayó o algo así ─pregunté tratando de ocultar mi nerviosismo─. Hay que empezar a buscarla…

─Tengo su ubicación, Sofía. ─dijo, ignorándome otra vez. Movió mi brazo hacia una gruta que estaba cerca─. Al parecer está al final de ese camino.

─¡Pues vale! Vamos por ella y vámonos de aquí.

─Espera, Sofía…la linterna no se movió sola.

Acto seguido movió mi brazo súbitamente hacia la izquierda, de donde salió disparada una esfera de energía contra uno de los muros. Traté de sostener mi muñeca, preguntando exaltada qué pretendía, pero una vez que la explosión se disipó escuché varios sonidos en la oscuridad, como cosas moviéndose. El anillo iluminó nuestro alrededor, y así alcancé a ver una forma humanoide que se abalanzó contra nosotros, aunque por fortuna el anillo creó un campo de fuerza que repelió a la creatura. ¡Era enorme! Su piel era de color azul claro, con enormes ojos amarillos, con una pronunciada musculatura y con una serie de tentáculos gruesos que salían de la piel de sus brazos. El anillo me elevó hacia la gruta de antes, desplazándonos rápidamente entre estalactitas y montículos. Podía escuchar claramente cómo esa cosa nos perseguía, aunque también parecía no venir sola, un pequeño ejército a nuestras espaldas. El anillo movió mi brazo hacia atrás durante el vuelo, disparando en varias ocasiones contra las creaturas, mientras que yo no sabía qué estaba sucediendo, no tenía tiempo para pensar, ¡solo quería salir de ahí! Entonces el anillo desplegó una estela de energía en el techo de la gruta, provocando un pequeño derrumbe justo al final del camino, llegando a una cámara subterránea. Las obstrucciones con los escombros hicieron que las creaturas se detuvieran, ¿pero por cuánto tiempo? Estaba asustada, y aún no podía entender del todo lo que ocurría:

─Esto nos complica el regreso. ¿Cómo llegaron aquí? Creí que todos habían sido exterminados por la luz… ─dijo el anillo para sí.

─¿Qué eran esas cosas? ¡Dijiste que aquí no había nada!

─Mencioné que no había formas de vida cercanas. Esas cosas no están vivas como tal.

─¿Cómo no van a estar vivas?, ¡intentaron atraparme!

─Voy a protegerte, Sofía. Lo prometo. Solo necesitamos tomar la batería, el último ataque gastó casi todas mis reservas.

Aquello me preocupó, y el ruido de golpes a nuestras espaldas solo sirvió para acrecentar mi miedo. Una vez más movió mi brazo hacia lo que parecía ser la orilla de un gran estanque, y justo al otro lado alcancé a ver un objeto verde brillante sobre un montículo de piedra, ¡esa era la batería! Con algo más de práctica, nos elevamos por encima del estanque para alcanzar el objeto, pero entonces escuché una voz detrás de mí:

Hija, ¿dónde estás?, ¿por qué no vuelves?

Me detuve en seco, ¡era la voz de mi mamá!, pero al girarme no encontré nada. Escuché más susurros que parecían provenir de aquella laguna. Al acercarme, sentí cómo el anillo en mi mano me jalaba en la dirección opuesta:

─¡Au! Oye, ¿qué te pasa? ¡Me lastimas!

─¡No tenemos tiempo! ¡Toma la batería! Los enemigos pueden aparecer en cualquier segundo.

─Pero escuché la voz de mi mamá. Quiero ver el estanque.

─¡No lo hagas, Sofía! ─profirió el anillo, brillando fuertemente─. Tu madre no está aquí, estamos a miles de años de distancia de tu planeta natal, ¡piensa un poco!

─¿Por qué actúas así? Solo quiero ver el estanque un momento.

─¡He dicho que no!

El anillo brilló con aún más fuerza, y logró arrastrarme unos metros en dirección a la batería. Me desorientó un poco, pero me resistí al final. Planté los pies, y de alguna forma, lo detuve. El anillo siguió jalándome, pero apreté mi puño y me concentré en no moverme. Nos quedamos así sin que ninguno cediera:

─¡Sofía, deja de luchar! ─profirió el anillo─. Estamos a punto de quedarnos sin energía, ¡esto no es necesario!

─¡Pues entonces cálmate! ¿Cuál es tu problema?

─¡No tenemos tiempo! ¡Haz lo que te digo!

─¡No! ¡Tú haz lo que te digo!

Durante nuestra lucha, se escuchó un pequeño derrumbe al lado de nosotros. Nuestro brillo se apagó al momento en que más de esas cosas irrumpieron en el lugar. El anillo creó un campo de fuerza, pero esta vez eran más, ¡muchos más! Vi claramente cómo la energía a mi alrededor parpadeaba, y mi traje comenzó a emitir una especie de estática; no había que ser muy lista para darme cuenta que la energía se estaba acabando, lo que significaba que no tendría protección alguna. Volví a sentir un escalofrío, observé la batería a la distancia, y todas esas cosas que nos rodeaban. ¡Era una estúpida!, ¡iba a morir por terca!, ¿qué podía ser peor? Mientras el campo de fuerza se rompía, me senté esperando mi final…

Entonces escuché una gran explosión, y el chillido general de esas creaturas. Me atreví a mirar viendo como el campo de fuerza se había desvanecido, pero que conservaba el uniforme. Las creaturas estaban huyendo, siendo perseguidas por una pequeña figura que disparaba enormes olas de energía verde. Algunas cayeron al suelo como moscas.

Luego de un rato, aquella figura se dirigió hacia mí, y en acto reflejo alcé mi mano en su contra, apuntándole con el anillo. Aquel ser levitaba delante de mí, envuelto en una capa negra que no me permitía ver bien su rostro, aunque por el brillo que emanaba alcancé a distinguir unos rasgos humanoides de color azul. Entonces el anillo empezó a brillar aún más, y expulsó una bola de energía, pero el ataque se detuvo en medio camino cuando aquel ser alzó su mano, disipándose segundos después. Quería preguntarle al anillo qué le ocurría, pero cuando el traje volvió a parpadear me asusté. Aquel pareció notarlo, y sin más, emanó de sí más energía esmeralda que tomó la batería, haciéndola flotar hasta las manos de nuestro misterioso salvador, ¡él fue quien movió la batería! Y aquello me hizo dudar:

─Un momento. Anillo, hace rato me dijiste que nadie más podía mover la linterna…

─Estás en lo correcto, Sofía ─respondió el anillo seriamente─. Además de ti, ningún otro ser mortal puede mover esa batería de poder…a excepción de los Guardianes del Universo.

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