KINGO, el último rey del mundo (Parte I)

KINGO, el último rey del mundo (Parte I)

Sulvedú

17/02/2023

A toda nación, persona o idea

que intente despojarnos

del derecho a la gloria,

su destino será su destrucción

bajo el peso de nuestra fuerza

y el fuego de nuestro espíritu.

Aunque hubiera nacido en un planeta donde la vida se redujera a especies microscópicas, lo más probable es que tendría codificado en sus genes primitivos el mismo deseo: el de ser REY.

Desde temprana edad su vocación de mandamás se evidenció muy persuasivamente. Sus juegos predilectos consistían en una serie de misiones en las que él ordenaba y otorgaba funciones a cada miembro (familiares y amigos), siendo el ganador el que mostrara mayor conformidad a sus designios.

Si un psiquiatra hubiera estudiado su conducta, su diagnóstico, resumido en una frase, sería: personalidad de mago, inteligencia y motivaciones afín a líderes políticos. La gran afición del joven D. Kingo era la lectura de libros biográficos de los grandes reyes y emperadores de la Historia, añorando ver allí su imagen algún día.

Su padre, un abogado respetable, le inculcó una ética intachable como también su anhelo más grande: llevar los galardones militares. El señor M. Kingo había soñado vestir el uniforme militar y servir hasta el último aliento a su patria. Ahora cumpliría este sueño en su hijo.

Kingo ingresó a la Escuela Autóctona Militar, reservada a los hijos de los coroneles y generales. Dentro de esta institución se ejercía una doctrina sumamente rigurosa para los jóvenes que posteriormente asumirían la cabeza de la gloriosa armada del P…. Allí descubrió lo que sería la pasión de su vida: ser el mejor. El mejor amigo, el mejor alumno, el mejor hijo, el mejor conquistador de mujeres, el mejor en su trabajo, el mejor en la cabeza de los demás, el mejor en su propia conciencia.

Los años transcurrieron.

Por las mañanas, después de disfrutar de sueños bélicos, y poco antes de abrir completamente los ojos, el cadete menor D. Kingo, con las sirenas todavía alborotando los corazones y sábanas a su alrededor, podía escuchar una voz lejana y retumbante cerca de su oído, la cual sería capaz de asustar al más valiente de los cadetes, pero no a él. Se extasiaba al escuchar las trompetas y los cantos como una ópera que elevaba su espíritu hacia la grandeza…

Ningún esfuerzo era motivo de queja o tan siquiera de una apelación mental por parte del cadete mayor D. Kingo. Sus notas eran envidiables, su temperamento audaz y comprometido, y su genio se manifestaba en sus dotes de oratoria y planificación militar. Sus profesores y compañeros lo catapultaban con halagos y condecoraciones. Todo esto sirvió para moldear a la joven promesa de la nación…

El capitán D. Kingo se graduó con las más altas notas vistas en la academia. Se hizo de amistades políticas y sociales, todas muy reconocidas en su ámbito y muy predispuestas. Su carisma y encanto eran mencionados en todas las reuniones a las que asistía…

Terminada su carrera, el mundo recibió, sin estar preparado, a la mente más brillante en poder de persuasión, un conocedor de casi todas las ciencias, de modales exquisitos y de una personalidad conquistadora.

Su futuro debía ser fascinante…

II.

Su primera gran prueba fue afrontar la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, una guerra civil propiciada por insurrectos en la región selvática del territorio nacional. Con una guarnición de dos mil quinientos hombres y una artillería moderna, combatió utilizando equipos de espionaje y operativos de despliegue y evacuación civil, que dejaron un saldo de doscientos cincuenta muertos por parte de las Fuerzas Armadas y la aniquilación total de la armada rebelde (diez mil hombres) y la rendición incondicional de los jefes de guerrilla. Esto fue considerado un hito en la historia de la institución y del país. Al cumplir los veintiocho años fue nombrado General de División, con lo cual había alcanzado a su máximo ídolo: El Corso.

En sus subalternos inspiraba una admiración desbordante y una sumisión religiosa, por ello, sus decisiones eran asumidas como dogmas castrenses. El general Kingo contaba con la simpatía y respaldo de los generales más longevos, sobre todo por parte del comandante de infantería Robinson, el cual se convirtió en su suegro cuando contrajo matrimonio con la hermosa Larreine, su novia desde siempre.

El general Kingo se exigía lo que otros en su posición no. Cumplía fervorosamente sus labores con una eficiencia incuestionable. Inventaba estrategias y operaciones militares que garantizaban la victoria. Al mando de ejércitos y armadas protagonizó batallas arduas y desventajosas en programas de simulación virtual, pero el general encontraba el modo de destruir al enemigo, aunque solo quedase un hombre para izar la bandera nacional. Reflexionaba sobre una dialéctica nueva: la superación del enigma de la vida por el ensayo de la muerte. Elaboraba ataques por cielo, mar y tierra de una forma impecable e implacable.

Conocía el poder que ostentaba. Sentía que su control sobre los demás era como una blanda almohada sobre sus rostros. Si se enlistara las influencias y amistades del general Kingo en su país y en todo el continente, su título extraoficial sería: Líder de los Ejércitos Amerindios.

Por sus repetidos viajes a Europa entabló amistades con líderes políticos gracias a su actitud a favor de las políticas imperialistas como solución de las guerras internas en los países subdesarrollados. Por ello fue nombrado embajador en la India cuando Jamy, su hija, cumplió un año. Dos años después se instalaría en Moscú, donde desempeñaría el mismo cargo por un año más.

También realizó constantes viajes a la zona de la Asia oriental. Contaba con amistades políticas y militares en China, Vietnam y Filipinas. Su formalidad y educación lo capacitaron para convivir y asimilar las costumbres de cada región en la que habitaba. Sustentó su tesis sobre una idea de integración global. Recibió condecoraciones, medallas de honor y promesas de alianzas que más tarde servirían a sus propósitos.

Después de cinco años de continuos compromisos y exposición pública, retornó a su país en busca de reposo espiritual. Aunque presentía que esta inactividad era solo el preámbulo de una erupción, la cual provocaría que todas sus fantasías serían vertidas en la realidad.

CONTINUARÁ…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS