LINTERNAS GUARDIANAS – EL PRIMER JURAMENTO: SEGUNDO CAPÍTULO

LINTERNAS GUARDIANAS – EL PRIMER JURAMENTO: SEGUNDO CAPÍTULO

CAPÍTULO 2

Misterios

Desperté alrededor del mediodía, simplemente porque no podía dormir más. De hecho, no pude dormir mucho, no dejaba de sentirme extraña en ese lugar, en esa misma habitación que años atrás me parecía tan íntima, sobre una cama donde tantas veces fue un refugio de todo para mí. Me di un pequeño baño y me puse la ropa que Brandon me dejó, aún sin poder creer tanta amabilidad después de cinco años.

Al salir de la habitación, escuché a través del pasillo que él se encontraba en la cocina preparando algo, cosa que me sorprendió porque en aquel entonces no sabía cocinar, ¡vaya que las cosas cambian! Regresé la vista hacia el otro extremo del pasillo, hacia la última habitación del fondo. Sin más caminé hasta ella y descubrí que estaba vacía, ¿en dónde estaría su madre? Recuerdo que eran bastante unidos, ¡tantas veces que lo reñí por eso! Sentí pena por aquellas veces. Todo se encontraba tal como lo recordaba, aunque con más polvo y algunas telarañas, lo que me dio una extraña sensación de soledad. Su madre era muy linda conmigo, más de lo que me hubiera gustado, debería hablar con ella cuando nos encontremos. Sentí una mano posarse en mi hombro, a lo que volteé bruscamente:

─¡No! ─grité mientras me deshacía de su agarre. Brandon me miró con sorpresa, e inmediatamente comprendí lo que había hecho─…P-perdón, Brandon. Me asustaste.

─No, fue mi culpa. Debí llamarte primero ─dijo concediéndome una amable sonrisa─. Quería decirte que el desayuno está servido. ¿Dormiste bien?

─Si, claro. Aún no sé cómo agradecerte esto.

─Para que son los amigos, ¿no? Ven, vamos a la cocina. Sirve que me explicas más a detalle lo que pasó.

─Seguro… ─dije pensando qué le inventaría─. Oye, ¿y tu mamá?, ¿cómo se encuentra? Hace ya mucho tiempo que no la veo y me gustaría saludarla.

─…Ella…falleció hace un tiempo, Sofía.

Me quedé congelada ante lo que dijo. Un montón de imágenes pasaron por mi cabeza ante esas últimas palabras, cuando nos conocimos, las tardes de familia, al llegar de la escuela, las noches en que podía quedarme, algunos encuentros casuales y otros más cercanos, abrazos y sonrisas, miradas de complicidad. Su madre estaba muerta, y no pude despedirme:

─¡Pero cuándo! Ella…ella…yo, ¡lo siento tanto, Brandon! ─dije abrazándolo por la espalda con fuerza─. ¡No tenía idea de nada! No sabía que…, ¡qué mierda soy! Lo siento mucho…

─Sofía, calma. Está bien ─dijo dándose la vuelta y devolviéndome el abrazo. Sentí cómo las lágrimas se me salían─. Fue apenas hace unos ocho meses, es algo reciente.

─¡Ocho meses! ¡Carajo! ─dije soltándome de él para observarlo mejor, sin dejar de llorar─. Y aquí fastidiándote con lo mío…, ¡soy horrible!

─No, no lo eres, te digo que está bien. ─dijo secándome algunas lágrimas. Siempre tan lindo─. Además, a ella no le hubiera gustado que te abandonara en tiempos de necesidad. Ella te apreciaba mucho y te recordaba con cariño, ¡no tienes idea de la cantidad de regaños que obtuve después de lo que pasó con nosotros!

─¿En serio? No sabía que…pensé que no… ─dije apenas sin poder completar nada. Al parecer realmente me quería, ¡vaya que tengo merecido lo que me ocurre! ─. Ella también fue muy importante para mí, Brandon. Lo siento mucho. ¿Pero qué sucedió?, ¿por qué?

─Pues…es una larga historia.

La familia de Brandon siempre fue un asunto curioso para mí, ellos no parecían llevarse bien con otros miembros de su familia y tampoco eran dados a asistir a fiestas o reuniones de los mismos. Siempre me parecieron reservados, incluso con las otras personas de la pequeña ciudad en la que vivían. Al parecer su madre fue víctima de un accidente de tránsito, y aunque estuvo en observación durante algunos meses, al final abandonó este mundo. Cuando le pregunté sobre quién había causado el accidente, no quiso entrar en muchos detalles, pero alcancé a distinguir cierta tensión en él. En aquel entonces, cuando éramos novios durante la preparatoria, sabía que atravesaban algunos problemas económicos (que también era la razón de algunas de nuestras peleas), por lo que me pareció extraño que ahora gozara de cierta estabilidad aún después de algo tan terrible. Mencionó que obtuvo ayuda de muchos amigos cercanos, además de conseguir un buen empleo, algo que me alegró bastante, lo merecía después de todo. La mañana trascurrió entre explicaciones y anécdotas, él lucía bastante tranquilo a pesar de recordar malos momentos, así que volví a abrazarlo diciéndole que me sentía feliz de verlo avanzar. Él correspondió el abrazo, en silencio.

Hasta entrada la tarde me preguntó qué me había ocurrido y qué es lo que necesitaba. Apenas logré inventarle una excusa de que había discutido con mamá, que pensaba mudarme a un departamento por esa zona, pero había olvidado mis ahorros para ello (si, excusa pendeja). No sé si realmente me creyó, pero me dijo que estaba dispuesto a ayudarme a regresar a casa para que siguiera con mi plan, incluso se ofreció a llevarme a la estación de autobuses y pagar el transporte necesario para que regresara con bien. Traté de disuadirlo amablemente, pero él insistió, además de que no tenía muchas opciones si quería continuar con mi mentira, no podía decirle lo que realmente pasó, ¡a nadie!, pero tampoco podía volver…

Nos subimos a su coche y partimos. Por primera vez recordé el anillo que tenía en mi mano, aquel que me había metido en todo este problema. Lo toqué suavemente unos segundos, para luego tratar de quitármelo, pero descubrí que éste se había adherido a mi dedo. Forcejeé un par de veces más antes de rendirme, ¿por qué demonios no podía quitármelo?

─Oye, lindo anillo el que tienes ahí. ─dijo Brandon mientras conducía.

─G-gracias. Fue un regalo de un amigo.

─No sabía que te gustaran esas cosas.

─¿Qué cosas? ─pregunté interesada.

─Ya sabes, los superhéroes ─volteó a verme ante mi duda─. Ese anillo, es de un superhéroe, Linterna Verde, creo yo.

Ante el nombre empecé a recordar, ya decía que me pareció conocido. Era cierto, había una película del tema, pero antes de eso existían los cómics, y Linterna Verde era uno de esos tantos superhéroes. “Superhéroes”, volví a repetirme para mis adentros, y sentí cómo la cosa empezaba a perder cada vez más sentido. Películas, series, cómics, superhéroes, súper-poderes, anillos mágicos capaces de crear cualquier cosa, ¡esas cosas no existían! Y no obstante, en mi dedo meñique, ahí estaba, observándome con un silencio amenazador, un brillo que parecía indicar todo lo contrario.

─No…no lo sabía. En realidad, no sé mucho del tema ─dije seriamente.

─Yo tampoco. Pero si gustas saber más, sé que a la vuelta de la estación hay una tienda de eso, quizá podríamos ir cuando vuelvas de visita ─dijo Brandon

─Si, no estaría mal.

Nos quedamos callados durante el viaje, miraba por la ventana para distraerme, aunque no sabía en dónde estaba. A lo lejos pude divisar la estación de autobuses en donde me recogió Brandon, pero de pronto el vehículo giró hacia el otro lado, por lo que volteé a verlo para saber qué ocurría. Noté que él miraba por su ventana, aunque no alcancé a distinguir qué exactamente. Le pregunté qué ocurría y me dijo que lo disculpara, que solo iba a revisar algo, y…noté algo extraño en su voz, una seriedad que no me había mostrado antes, por lo que me sentí tensa. Al final nos detuvimos frente a lo que parecía ser un restaurante, algo que me tranquilizó pues era un sitio concurrido, pero Brandon mantenía la vista fija hacia la entrada. Si había alguien importante ahí para él, nunca supe quién pues había muchas personas entrando y saliendo. Le hablé una vez, pero éste no respondió, se mantuvo en silencio hasta que quise tocarlo, pero inmediatamente el anillo comenzó a brillar, algo de lo que pareció percatarse por lo que rápidamente retrocedí mientras él volteaba a verme:

─¿Qué pasa, Brandon?, ¿por qué estamos aquí? ─le pregunté, tratando de distraerlo─. ¿Tenías que ver a alguien?

─…No, no es nada. Lo siento…

Fue todo lo que dijo antes de arrancar y llevarme hasta la estación de autobuses. El ambiente era algo extraño, nunca lo había visto actuar así, ¿y por qué el anillo reaccionó de esa forma?

Una vez que todo estaba listo para mi regreso a casa, nos sentamos en silencio mientras esperábamos mi transporte. Al sentirlo tenso decidí recargar mi cabeza en uno de sus hombros para animarlo, además de sacarle conversación, después de todo él había pasado por un momento muy difícil, era de esperarse cosas así, ¡sin mencionar que me estaba ayudando de corazón! Él pareció corresponder mis intenciones y volvió a dedicarme la misma sonrisa de siempre. El autobús estaba por llegar, por lo que me acompañó a la fila:

─De verdad, encontraré la forma de compensártelo.

─No te preocupes por eso, solo espero que llegues sana y salva. Eso si, solo quiero que me prometas algo ─me dijo mientras me miraba fijamente─. Prométeme que tú y tu madre hablarán e intentarán arreglar las cosas. Tal vez sigas con el plan de mudarte, ¡incluso podría ser lo mejor!, pero conozco a tu mamá, no es alguien mala, se preocupa por ti, y creo que estás a buen tiempo de que se acerquen otra vez. No creo que te guste perder esa oportunidad.

Simplemente asentí y le dije que trataría de hacerlo. Realmente no sabía qué pensar. Por un lado él sabía de lo que hablaba, la relación con mi madre no es de las mejores, solemos discutir muy a menudo, a veces por lo cerrada que es, y en otras por lo aventada que soy yo. Pero si…sé que ella me quiere, sé que se preocupa mucho por mí, pero el problema era otro, lo que hice antes de huir… ¿ella me creería?, ¿me apoyaría?… ¿qué estará haciendo en estos momentos?

De repente el celular de Brandon sonó, y luego de unas breves palabras, me dijo que debía retirarse por un asunto de trabajo, nos despedimos no sin antes volver a agradecerle toda la ayuda. Cuando su auto desapareció de mi vista, estaba casi por entrar al autobús, pero entonces divisé la tienda que me había mencionado, aquella que vendía artículos de superhéroes. Me sentí tentada a ir, pero no quería perder mi lugar. De cualquier forma, miré detrás y noté que la fila era más larga de lo que pensé, sin mencionar que aún tardarían unos diez minutos en partir, tenía algo de tiempo. Quería conocer más sobre este anillo, solo serían un par de preguntas. Sin más salí de la fila y me dirigí a la tienda.

El lugar estaba lleno de juguetes, figuras, libros, historietas, posters, camisas, y muchos artículos variados con temática de superhéroes. Algunos chicos que curioseaban en la tienda voltearon a verme, lo que atrajo al dueño quien estaba detrás de un enorme mostrador. Éste me saludó amablemente, preguntando si buscaba algo en especial, a lo que con algo de dudas extendí la mano para mostrarle el anillo esmeralda, preguntándole si podía darme algo de información con respecto a él o si acaso lo reconocía de alguna parte. En un principio el dueño lo miró con gracia, pero unos segundos después denotó un gesto de extrañeza, acercándose aún más a él para examinarlo. Me preguntó si podía tomarlo para verlo mejor, quizás en el interior habría algún logotipo o información en cuanto al modelo. Inventé la excusa de que no tenía ningún grabado, pues no le podía decir que estaba adherido a mi dedo, así que siguió observando durante unos minutos:

─Lo siento, chica. No lo ubico de ningún lado, no reconozco ese modelo ni de ningún especial o algún evento exclusivo. ¿En dónde lo encontraste?

─Un amigo me lo dio ─dije, repitiendo la mentira─. Si no mal recuerdo, creo que lo encontró en una feria por donde vivimos.

─Una feria, ¿he? Pues para no ser original, luce bastante bien. Probablemente es un trabajo personal o un encargo, porque de verdad no se parece a nada que haya visto. Por lo mismo, no sé si pueda valer tanto.

─No busco venderlo ─dije seriamente─. Solo quería saber si me podría dar algo de información. Tengo entendido que es de un superhéroe, ¿no?

─¡Ah, claro! Linterna Verde, es uno de los más conocidos y con una gran trayectoria en los cómics. Todo comenzó con el primer linterna verde, Alan Scott, allá en la edad de oro con la Sociedad de la Justicia de América. Ese primer anillo funcionaba a través de esencia mágica, “El Corazón Estelar”. Pero luego de algunos cambios, la historia adoptó más tintes de ciencia ficción, pues el anillo eran creación de los Guardianes del Universo, los líderes de una corporación especial de linternas quienes buscaban proteger y dar orden a la galaxia. El primer terrícola en recibir uno de esos anillos fue Hal Jordan de las manos de Abin Sur…

─Ya, ya, ¿pero qué hace?, ¿o para qué sirve? ─pregunté algo desesperada.

─¡Puede hacerlo todo, chica! ¡Todo! ─dijo emocionado el dueño─. El anillo escoge a aquellos con una gran voluntad, y a través de ellos, pueden canalizar el poder esmeralda, ¡con ello se puede crear cualquier cosa que imagines!, coches, aviones, escudos, trajes de batalla, armas, y mucho más. Además otorgan la capacidad de volar no solo por el cielo, sino a través del espacio.

─¿Volar?, ¿en serio? ─pregunté, tratando de recordar el cómo llegué aquí. Aquello era confuso. Tenía más preguntas─. Dijiste que el anillo escoge a las personas, o sea, ¿los anillos están vivos?

─Bueno, no exactamente ─dijo el dueño─. Es algo más parecido a una inteligencia artificial, están programados con una tecnología muy avanzada, diseñados para escoger a aquellos con gran voluntad.

─Con gran voluntad, ¿eh? ─dije, acariciando el anillo─. ¿Y siempre es así?, ¿no se equivocan a veces?

─Bueno, a veces el portador puede cambiar, volverse alguien malo ─dijo el dueño meditando mi pregunta─. Y también hay casos especiales donde no necesariamente se escoge a la persona adecuada.

─¿Qué casos?, ¿cómo cuál?

─Son contados, pero no los recuerdo bien.

─¿Y podrías buscarlos? Puedo esperar, ¡Por favor!

─¡Bien, bien! Lo haré, pero antes de eso, ¿podría tomarle una foto al anillo?

─¿Una foto?, ¿para qué?

─¡Para ubicar bien de dónde viene! Si es un encargo, quizá al compartirlo por redes alguien sepa de dónde proviene, incluso podríamos encontrar al creador.

─Pues…supongo que si ─dije, dudando un poco─. Pero solo al anillo, por favor.

Una vez que lo hizo, se puso a buscar entre algunos cómics que tenía por ahí. Me dejó algunos para que los checara y conociera de primera mano a los linternas verdes, sus trajes brillantes, sus construcciones, sus enemigos, sus múltiples poderes, ¡lucían increíbles!, aunque todo estaba dentro del cómic, nada de eso podía ser de verdad…

Miré hacia la ventana del lugar, el autobús seguía ahí, aún tenía algo de tiempo. De reojo vi una televisión en una de las esquinas del lugar, estaban pasando las noticias y me pareció captar algo extraño, así que con un cómic en las manos me acerqué para ver mejor. Un escalofrío me recorrió la espalda, reconocía los lugares captados a través de la pantalla, aquella era mi universidad, aquellos eran mis compañeros, y entre ellos… ¡estaba mi madre! Tanta era mi sorpresa que me costaba entender lo que decían, el volumen era algo bajo así que lo subí justo en el momento en que mi madre preguntaba por mí, pues me habían visto por las cámaras de la escuela, se sabía que de alguna forma estaba involucrada en la muerte de un profesor. Mi madre decía que no comprendía nada, pero que estaba desesperada por encontrarme, por saber si estaba bien. En un momento se dirigió a las cámaras, como si hablara conmigo, ¡y estaba hablándome a mí! “Sofía vuelve a casa, tienes que regresar. Necesito saber que estás bien. Necesito que me digas qué está pasando. Cualquier cosa lo resolveremos y estaré junto a ti, ¡pero por favor, regresa conmigo!”. Sentí como algunas lágrimas volvieron a salir por mis ojos, y tan absorta estaba, que no me percaté que el dueño y otras personas de la tienda me veían con cautela, pues habían oído todo. Justo en ese instante, una foto mía estaba en la pequeña pantalla del televisor, así que todos sabían que se trataba de mí. El dueño me miró a los ojos, alzó una mano como diciendo que esperaba, pero ya estaba dirigiéndome a la salida cuando tomó un teléfono.

Salí disparada de la tienda, ignorando los gritos del dueño, toda mi fuerza estaba concentrada en llegar al autobús, éste estaba a punto de salir. Seguí corriendo, ignorando todo, los gritos de los demás, las miradas acusadoras, sus sucias manos sobre mí, la sensación de la sangre entre mis dedos, las súplicas de mi madre. Tan empeñada en ignorarlo todo, que no me percaté de un coche a escasos metros de mí. Apenas pude reaccionar, solo atiné a protegerme con mis brazos cayendo al suelo, esperando el dolor…pero no ocurrió nada.

Si escuché un choque fuertísimo, pero al abrir los ojos lo que descubrí fue un vehículo destrozado por lo que parecía ser un campo de fuerza verde. Los que estaban alrededor no salían de su asombro, incluso los afectados por el accidente, no paraban de mirarme en una mezcla de fascinación y miedo. La energía se desintegró alrededor de mí, y empezó a escucharse un murmullo entre la gente. Poco a poco algunos se fueron acercando a mí, y cuando estaban a unos metros, volví a asustarme, y el anillo se encendió una vez más.

Una onda de energía salió disparada, alejando a todos los que estaban a mi alrededor. Miré al anillo, aún no comprendía muy bien, pero lo primero que pensé es que quería salir de ese lugar. Entonces otro destello de luz se manifestó y antes de que me diera cuenta, las personas, los autos y los edificios se quedaron debajo de mí, mientras me elevaba hacia el cielo. Por un instante pensé que realmente había muerto y que me estaba dirigiendo al más allá, pero los gritos de las personas señalándome asombrados me regresaron al presente, pues aquello estaba pasando…era real.

Mientras me perdía en el cielo azul, todo empezó a volverse negro, y los gritos de las personas se silenciaron con el pasar de los minutos. Estaba volando, aunque no sabía hacia dónde. Miré mi anillo una última vez, y le agradecí desde el fondo de mi corazón que me salvara antes de desvanecerme.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS