Recordaras las rosas que te di, pero jamás olvidarás los labios que te besaron. Me enseñaste que el amor es una herida que jamás se calcina. El viento guarda los recuerdos, pero el viento jamás arranca de sus entrañas lo vivido. Caminaremos por la vida  como si nada hubiera pasado, pero nos miraremos al espejo y quedarán escritas en nuestra piel las caricias que nos  entregamos. Para ti es este poema que se  enciende, para volver a ser lo que siempre fue cenizas. 

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