Un ratito antes de crearme una cuenta en esta plataforma, estuve estirando el cuerpo y de fondo puse un «podcast» aleatorio. Y escribo podcast entre comillas porque en realidad son los programas de radio grabados de Felipe Pigna que están subidos a Spotify pero como canciones, no en el apartado de podcasts. Entonces yo armé una playlist con todo eso y cada tanto, cuando tengo ganas o cuando creo que un podcast puede acompañar la actividad que esté haciendo, toco el aleatorio de la playlist y veo que sale. Hoy me tocó uno del Juicio a las Juntas.
En 2019 cuando fue el golpe de estado en Bolivia me paranoiqueé un montón. En Argentina era año electoral y yo, con el pensamiento más trágico que pudo haber aparecido en mi cabeza en ese momento, pensé: listo. Si ya hicieron un golpe de estado allá, acá o directamente es reelecto Macri o, si gana Alberto, nos hacen un golpe también a nosotros. Recuerdo que me puse muy mal y que ese mismo día me junte con un amigo, Juano, en una plaza cerca de casa, a la tarde-noche. Nos pusimos a hablar al respecto y terminamos los dos llorando. Que si acá volvía a pasar eso nosotros íbamos a ir a Plaza de Mayo a cagarnos a piedrazos con los militares, decíamos. Estábamos dispuestos a que nos maten. Compartimos algunas situaciones que vivieron nuestros familiares en la última dictadura argentina —que nosotros no vivimos por nuestra corta edad— y nos quedamos tirados abajo de un domo de esos que usan los chicos para treparse en las plazas blandas, mirando la luna.
Después vino la pandemia.
Me shockeó muchísimo que teniendo ese antecedente no se haga la marcha del 24 de Marzo. Pero claro, había que cuidar a las madres y abuelas del covid. Y cuidarnos nosotros también, claro. Esa vez pegué unos pañuelos blancos hechos de cartulina en el portón de mi casa.
Creo que por esas dos razones, sumado al encierro mismo de la cuarentena, me obsesioné un poco con el tema dictadura. Primero vi la serie «Las Palomas y las Bombas». Después vi la película «Operación México». Y después empecé a leer el Nunca Más. Ya para la segunda mitad del 2020, cursé una materia de Diseño Editorial. En uno de los trabajos prácticos la consigna era hacer un libro propio, de algún tema que nos interese y que tenga cierto nivel de importancia. La mayoría de mis compañeros hizo libros de cuentos para chicos, libros de cocina, libros de diseño de interiores. Yo hice un libro sobre la dictadura. Claro que estaba cursando una carrera de diseño, no de escritura. Así que hice un compilado de artículos cortos relatando cada uno de los hechos más relevantes ocurridos desde el bombardeo a Plaza de Mayo hasta el Juicio a las Juntas. Recuerdo armé una línea cronológica que usé como índice del libro y que las aperturas de capítulo tenían imágenes ilustrativas de cada hecho. Me saqué un 9. Sigue siendo un trabajo del que estoy orgullosa.
Ya en 2021 empecé a ir a terapia, por primera vez en mi vida.
Con Ailin, mi psicóloga, salió el tema de la dictadura reiteradas veces. Una vez fue porque de repente me di cuenta de que durante la dictadura mi abuelo ya era sindicalista de la UOM. ¿Cómo que no le pasó nada? No sé. Mi mamá dice que tiene un ángel aparte. Yo creo que quizás hay cosas que no me quieren contar, y que por eso en mi familia nunca hablan del pasado.
Otra de las veces que surgió el tema fue por un sueño que tuve. Soñé que veía una película. Y la trama de la película entera había sido inventada por mi inconsciente. Incluso había elegido el reparto, actuaba Diego Peretti. Y bueno, era una película sobre la dictadura: gente secuestrada, torturada, desmembrada. Muchas veces sueño con cuerpos desmembrados. No siempre el contexto es el de la dictadura como en ese sueño. Sin embargo ahí había rescates. Lograban sacar a la gente de los pozos.
También recuerdo que cuando estrenó Argentina 1985, le conté a Ailin que la fui a ver al cine. Y que el chico con el que salía en ese momento, que me había acompañado, pensó que la frase «Nunca Más» había salido del discurso del fiscal. Las dos nos reímos por la falta de historia argentina que tiene el pibe. Después ella me contó que también la había ido a ver, y que cuando fue se acordó de mí, porque yo había estado leyendo el Nunca Más (y obvio, le había contado). Me dio ternura que recuerde ese detalle. Ailin era muy atenta.
Y bueno. Sigo un poco paranoica con el tema de la dictadura. Me da bastante miedo que vuelva a pasar, porque estoy segura de que a mí me llevan. Me dio mucho miedo de estar muy cerca de eso cuando atentaron contra la vida de Cristina. Ese día me puse muy mal y le escribí a Ailin.
Extraño un montón escribirle. Sigo queriendo hablarle de la dictadura. De las cosas que no cuentan en mi familia. Y de las que sí se animaron a contar. Y de mi. Y saber que otro detalle recuerda ella sobre las cosas que le cuento.
💔
OPINIONES Y COMENTARIOS