Un mes antes de la boda de Oswald Dumont, la institutriz de Blair debía partir de regreso al castillo Dumont, la mayoría se encontraba en la entrada del castillo para poder despedirla, aunque Tom y Lucy se encontraban un poco alejados, al final nunca pudieron llevarse bien.
– Señorita Blair, si algún día necesita algo, no importa lo que sea, ni el día, o la hora, mande un mensaje al castillo, y vendré enseguida, siempre podrá contar conmigo, recuérdelo por favor – acto seguido la abrazó fuertemente, y no pudo evitar que las lágrimas surgieran –. Voy a extrañarla mucho, señorita Blair.
– Yo también voy a extrañarte mucho, pero nos veremos en poco tiempo, no te preocupes – Blair correspondió de manera sincera su abrazo y su cariño, tal vez era muy estricta con ella, pero era con las mejores intenciones.
– Mi Lord, mi Lady, gracias por sus atenciones y hospitalidad todos estos años, enserio estoy muy agradecida, joven Nate, espero se convierte en un buen hombre, como lo es su padre – después de despedirse hizo una reverencia hacia ellos, para posteriormente dedicarle una mirada y un ligero cabeceo de despedida a Tom y Lucy.
– No tiene nada que agradecer, fue un gusto tenerla aquí en el castillo, cuidando de Blair – le dijo Lord Henderson.
– Espero que tenga un buen viaje, y si algún día quiere venir de visita, será bien recibida – finalizó Lady Leah.
Después de eso, abrazó una vez más a Blair, y se dirigió al carruaje, y todos la vieron salir del castillo para emprender el viaje hasta el castillo Dumont.
– Bueno, yo también debo irme, tengo asuntos que resolver en la ciudad, los veré por la tarde.
Lord Henderson se despidió cariñosamente de su esposa, y se dirigió a los establos, donde lo esperaba Jefe Topo.
– ¿Ya se fue la institutriz? – le preguntó mientras le enseñaba a su hijo Jack como ensillar un caballo.
– Sí, ahora Blair tendrá más libertad, y también menos comunicación con su familia.
– No debería preocuparte eso, su familia está en este castillo.
– Puede que tengas razón, pero hay cosas que al final del día, solo tiene derecho Adolf.
– Si te refieres a cosas como su educación, que hará con su vida, o elección de marido, créeme, no le importará, justo como no le importo enviarla lejos desde su nacimiento.
– Gil, deberías decir esas cosas con un poco más de tacto, al final del día, la situación le afecta a Blair – Lord Ryan miró a Jack en señal de que los niños también escuchan.
– No te preocupes tío, no le diré nada a Blair – Jack le respondió con algo de preocupación.
– Bueno entonces, debemos irnos Gil, no quiero pasar la noche en la ciudad.
– Yo tampoco, el cielo nos salve de esa pesadilla.
– Por cierto – le dijo Lord Henderson antes de partir -, Leah se pregunta, si van a regresar al comedor, después de que nos abandonaran.
– ¿Abandonarlos? Eran esa mujer y sus desplantes los que no nos dejaban comer con tranquilidad.
Salieron rápidamente del castillo, mientras Jefe Topo continuaba quejándose de lo que alguna vez fue la convivencia con la institutriz, y Jack se apresuró a llegar a la biblioteca para poder entrar a su clase. No había comenzado cuando llegó, pero todos ya estaban en sus lugares.
– Parece ser que la partida de la institutriz ha logrado que todos lleguen tarde – les dijo Marie mientras le señalaba a Jack su lugar, la verdad es que entre ellas tampoco pudieron entablar amistad, ni siquiera una relación cordial –, el día de hoy también nos espera el conocimiento, así es que es mejor comenzar.
Marie era un poco estricta en su modo de enseñanza, pero la razón era un profundo amor al conocimiento y al estudio, lo que compartía con su hermano gemelo Alby. Ambos habían dedicado toda su vida a los libros y la investigación, originarios de Calitenco, Lady Leah los conoció cuando estaba estudiando la universidad, y les había tomado mucho cariño; ella se había mudado a Meztli apenas terminó la universidad, y cuando regresó a Calitenco, meses después para resolver algunos asuntos, se encontró a los hermanos en medio de problemas bastante graves, por lo que les ofreció a ambos un lugar en el castillo, para que pudieran pasar sus vidas sin problemas.
– Muy bien, Jack y Lucy, el día de hoy comenzaremos con matemáticas, ambos deben reforzar su dominio de los números, resuelvan lo que se escribirá en el pizarrón – señalo el pequeño gis, y acto seguido comenzó a dibujar un montón de números, y después de dirigió al resto, mientras en la otra mitad del pizarrón de dibujaba un mapa -. Niños, hoy comenzaremos con geografía, es imprescindible que tengan un amplio conocimiento sobre las regiones y el sistema político del país, en especial tú Nate, algún día serás gobernador, así que presta mucha atención.
A Nate le asustaban las palabras de Marie, aunque era algo que ya sabía, cada que alguien le recordaba que algún día tendría que ocupar el lugar de su padre se aterrorizaba, y pensaba que jamás podría cumplir con la tarea. Para todos era Lord Henderson, o en el caso de sus amigos tío Ryan, pero para él, era su padre, su más grande ejemplo, y una persona a la que no se podía permitir decepcionar.
Por la tarde Blair se enfrentó a la duda de que es lo que haría, ya que solía estar con su institutriz, ese día no estaba Jefe Topo, pero Pettygrew se encargó de vigilar a los demás mientras realizaban algunos ejercicios. Mientras Blair veía la práctica se acercó su tía, sin que se diera cuenta.
– Nadie va a impedirte que entrenes con ellos.
– ¿Yo? ¿entrenar? No creo que sea una buena idea, mi padre no lo permitiría, además no creo ser muy hábil con la espada.
– Bueno, en todo caso mi hermano no tiene por qué enterarse – se sentó junto a Blair sobre el pasto –, pero igual podrías aprender alguna otra cosa, Nate y los demás ya han aprendido a montar.
– No lo sé, no es prudente que una mujer monte a caballo.
– Deberías desprenderte un poco de todos esos prejuicios, te confieso que yo los odiaba, toda mi vida tuve que vivir bajo todas esas reglas, pero al casarme con tu tío y venir aquí me liberé, y poco a poco comencé a ver las cosas de manera distinta.
– Tu si sueles montar a caballo, ¿cierto?
– Es algo muy divertido, deberías intentarlo, no le hará daño a nadie.
Blair se mostraba dudosa ante la idea, pero decidió acceder a que su mamá le enseñara a montar. Mantuvo las clases hasta que por fin pudo salir de paseo junto con sus amigos, Blair comenzaba a ver las cosas de manera diferente, justo como se lo dijo su mamá, y parecía que le agradaba.
Al día siguiente por la tarde Lady Leah estaba ayudando a Nate con su entrenamiento, por lo que Blair no sabía cómo ocupar su tarde. Estaba recorriendo los pasillos cuando vio pasar a Emy, y la detuvo.
– Emy, ¿a dónde vas?
– Voy a la biblioteca, a limpiar las habitaciones de Marie.
– Ah, está bien… ¿te molesta si te acompaño?
– No, para nada.
Platicaron durante el camino, sobre todo de que Blair no sabía en que debía ocupar su tiempo, nadie le había dicho nada aún. Al llegar Marie estaba junto a uno de los estantes, absorta en la lectura de uno de los libros. Cuando se dio cuenta de la presencia de las niñas, se disculpó y salió corriendo a su habitación.
– Estos días he estado estudiando a fondo lo último que mi hermano me envío sobre su investigación, así que voy a tener que disculparme con ambas por el desorden que tengo.
Corría de un lado a otro recogiendo ropa y aventándola a un cesto, mientras que movía cosas y objetos para regresarlos a su lugar. Después de eso Emy tomo el cesto y se lo llevó para que pudieran lavar la ropa. Mientras esperaban su regreso, Blair se quedó mirando la habitación, era pequeña, ya que en realidad había sido una bodega anteriormente; originalmente le dieron a Marie una habitación junto a las demás, pero pasaba demasiado tiempo en la biblioteca, incluso las noches, así que para ella fue una increíble idea acondicionar el espacio.
– Veo que aún no sabes cómo ocupar el tiempo libre que tienes ahora que se fue tu institutriz.
– La verdad es que no – le respondió sinceramente Blair –, y hoy mi tía está ayudando a Nate con su entrenamiento, así que no puede atenderme.
– ¿Y por qué no entrenas con ellos? Lo de Nate es algo avanzado, y un poco peligroso, pero tú puedes comenzar con algunas cosas más simples.
– ¿Por qué todos insisten en que entrene?
– ¿Tú por qué insistes en no entrenar?
– Yo pregunte primero – contesto Blair a la defensiva después de meditarlo unos segundos.
– Recuerda esto Blair, solo tú puedes elegir en quien te quieres convertir.
Cuando regresó Emy, Marie salió para que pudiera limpiar libremente, y Blair trató de ayudarla, aunque no tenía ni la menor idea sobre qué hacer, y no pudo hacer mucho. El resto de sus amigos tenía tareas asignadas en el castillo, que cumplían por las tardes y los fines de semana, solo ella era la excepción porque su institutriz lo consideraba poco apropiado para una joven de su categoría.
– Espero no causarte molestias Emy.
– Para nada, generalmente hago esto sola, es bueno tener algo de compañía.
– Y además de venir a limpiar las habitaciones de Marie, ¿en qué más ocupas tu tiempo?
– Bueno – Emy se sorprendió ante la duda de Blair –, generalmente hago lo que Susan me ordena, ayudo a limpiar, llevo a lavar la ropa o ayudo en la cocina, además de hacer mis tareas.
– ¿Y los demás?
– Pues, cada uno se ocupa de su habitación, a veces limpian el establo, aunque casi siempre esperamos a que Susan nos diga que hacer.
Blair escuchaba atentamente a su amiga, entendió que, a pesar de vivir en el mismo castillo, tenían vidas muy distintas. Cuando terminaron se dirigieron a la cocina, donde Petra, la chef del castillo se encontraba atareada por la cena, y se mostró agradecida por darse cuenta de que alguien llegó en su rescate.
– Que sorpresa verte por aquí mi niña, ¿qué es lo que pasa, quieres algo en especial para la cena? – Petra era una mujer con la edad suficiente para ser la abuela de Blair, pero seguía teniendo la jovialidad, alegría y energía de alguien de 20. Siempre trató a los niños con mucha ternura, como si fueran sus propios nietos.
– En realidad, solo algo para entretenerme un rato, ahora que mi institutriz se fue, no tengo mucho que hacer por las tardes.
– Si lo que buscas es matar un rato el tiempo, puedes ayudarnos a preparar la cena.
– ¿Crees que pueda hacerlo? Jamás he cocinado, no sé si pueda hacerlo.
– Oh no te preocupes mi niña, puedes hacer cosas sencillas.
Emy le ayudo a Blair para que pudiera cortar algunos vegetales, no los cortaba de forma tan regular, pero no parecía algo grave. Mientras tanto, Petra explicaba que era lo que estaba preparando, hasta que fue la hora de la cena, y se ofreció a buscar a sus amigos y tíos para la cena.
Así fue como Blair comenzó a pasar el tiempo, algunas tardes las pasaba con su tía practicando magia, viendo los asuntos del estado de los que ella se encargaba, o de los negocios que la familia tenía, y cuando tenía que entrenar con Nate, pasaba las tardes ayudando a Emy, principalmente cuando se trataba de estar en la cocina. Petra había tenido fama en el país de joven, pero tras un incidente, perdió gran parte de la visión, después de varios acontecimientos terminó en el castillo Henderson, y todo debía tener un estricto orden en la cocina, para evitar accidentes, a pesar de que Petra era muy hábil.
– Cada especia tiene un olor y sabor característico, hay que usarlos con sabiduría, un poco más de algo y la comida podría no tener un sabor agradable – Petra le explicaba mientras le mostraba cada uno de los frascos del estante –, claro que es muy bueno experimentar, nunca se sabe que se podría descubrir al dirigirte en una dirección diferente al de la receta original.
– Esto es clavo… esto pimienta – Blair observaba detenidamente cada uno de los frascos, y después los abría un momento para poder percibir su aroma.
– Cuidado con la pimienta, en grandes cantidades podría picar demasiado.
– Tal vez debería anotarlo.
– No te preocupes mi niña, con el tiempo podrás usar cada una de ellas sin problemas, como todo en la vida, es cuestión de práctica.
Blair comenzaba a pensar que estaba aprendiendo rápidamente muchas cosas, a diferencia de cuando estaba con su institutriz.
Nate y Tom se encontraban en la parte de arriba del árbol recolectando las manzanas que estaban a más altura, mientras los demás esperaban abajo para atraparlas, la temporada de cosecha había comenzado, y a los niños les gustaba la actividad.
– ¿Cómo cuantas manzanas necesitamos? Ya llevamos muchas – preguntó Blair, ya que era la primera vez que estaba en el huerto cosechando manzanas con sus amigos.
– Siempre llenamos unas cuantas cajas – le contestó Emy –, ya que mi tía suele mandarlas, junto con otros alimentos, a los asilos, los orfanatos, centros de ayuda para inmigrantes, entre algunos otros lugares.
– ¿Y cuál es el especial interés de las manzanas? – preguntó Jack.
– Es su fruta favorita – le contestó Nate desde las alturas mientras dejaba caer una manzana para que la atrapara.
La familia Henderson tenía una gran porción de terreno junto al castillo, dedicado al cultivo de manzanas, era uno de los negocios que tenían, y a pesar de que tenían trabajadores que se encargaban, cuando no había alguien más que pudiera entretenerlos, Susan los enviaba a la parte más cercana al castillo para mantenerlos ocupados, cerca de ellos había amontonadas algunas cajas que ya habían llenado, después de un par de horas de trabajo.
– Yo también quiero subir, Jack ayúdame – le ordenó Lucy a Jack, quien se quedó congelado sin saber qué hacer y solo miró a Emy y Blair para saber qué hacer.
– Lucy no subas, puedes caer – le gritó Tom.
– No lo haré, yo también puedo subir.
Desde uno de los arbustos el youalli observaba a los niños que se encontraban discutiendo a unos metros de distancia, tenía orden de atacar, pero no podía hacerles daño, solo debía captar su atención y ver como reaccionaban. Parecía el momento oportuno.
– Lucy, no deberías ser tan terca, es peligroso que subas – le decía Blair.
Mientras los demás discutían, Nate y Emy se percataron de algo que provenía de los arbustos, ninguno alcanzó a ver algo, así que Nate regresó su atención hacia sus amigos, pero Emy pensaba que había alguien, dio un par de pasos en esa dirección, sin embargo, se vio interrumpida de golpe, la manzana que estaba en sus manos calló al suelo, mientras una enorme criatura brincaba hacia el cielo.
En ese momento todos observaron al enorme youalli, debía medir más de un metro, con enormes alas parecidas a las de un murciélago, y parecía tener una larga cola. Comenzaron a gritar, Nate y Tom bajaron del árbol lo más rápido que pudieron, pero ninguno tenía la menor idea de que hacer. Solo una vez en su vida habían visto un youalli, una enorme serpiente verde con rojo, que pertenecía a Lord Henderson.
Corrieron en dirección contraria, el youalli se quedó observándolos unos segundos en el aire, hasta que tomo posición de ir hacia ellos, Nate logró lanzar una débil llama hacía él, pero el miedo pudo más que todas sus emociones, mientras corría detrás de sus amigos también pudo sentir una enorme frustración, mientras, Tom llevaba de la mano a su hermana y apresuró a los demás.
El youalli rápidamente llego hasta ellos, pero antes de que lograra atacarlos, la enorme serpiente, que parecía tener plumas en vez de escamas se interpuso en su camino. El youalli, regreso a lo alto del cielo donde no pudiera ser alcanzado.
– ¡Niños! ¿Están bien? – Jefe Topo los encontró muertos de miedo y se acercó para tratar de calmarlos.
Todos se acercaron a Jefe Topo rápidamente, menos Nate que se quedó mirando a su padre a lo lejos, cerca de la enorme serpiente, y sin que se diera cuenta, su madre se encontró a su lado, y puso una mano sobre su hombro.
– No tienes por qué temer, tu padre y yo siempre los protegeremos.
Nate observó como el enorme youalli permanecía en lo alto, observando la escena, tal vez serían las emociones del momento, pero sentía como si lo mirara a él con especial atención, como si estuviera esperando algo en especial, tras unos segundos, y amenazas de la enorme serpiente, el youalli voló lejos de la escena hasta que de pronto despareció.
– Ese youalli tiene dueño, estaba aquí siguiendo órdenes – la enorme serpiente volteo su gran cabeza hacía Lord Henderson –, si fuera un youalli salvaje los hubiera atacado directamente, y esos chiquillos no estarían aquí.
– Tienes razón, deberemos reforzar la seguridad – le contestó Lord Henderson –, gracias por tu ayuda Quet.
– No hay problema, hacía mucho que no me llamabas es bueno salir de vez en cuando, sabes.
– Lo tomaré en cuenta, lo prometo.
– Eso ya lo he escuchado antes chiquillo.
Acto seguido, mientras se escuchaba una gran carcajada, la serpiente se transformaba en una pequeña carta que voló en dirección a Lord Henderson y aterrizó en su palma extendida, y después de guardarla se acercó a su hijo y su esposa.
– Todo estará bien, regresemos al castillo.
Al llegar al castillo Susan los encontró y miró las caras pálidas de todos los niños, y preguntó qué era lo que había pasado, y al escuchar la historia se sintió culpable.
– Lo siento mucho, no pensé que fuera a suceder algo así, siempre los he mandado solos, así que…
– No te preocupes Susan, por ahora es mejor que descansen.
– ¡Emily, mi niña! ¿Estás bien? – Pettygrew se encontraba cerca y también escucho lo que había pasado, así que corrió rápidamente a abrazar a su hija – vamos, a la cocina, todos ustedes, les daremos un bolillo para el susto, no… no debería mejor jalarles las orejas… no, mejor…
– Pettygrew, tranquilízate por favor – lo calmó Susan –, vengan niños, a la cocina.
Los seis emprendieron el viaje sin decir palabra, Lucy no se separaba de su hermano, mientras Jack se acercó a su madre, y Nate llevaba a Blair.
– Esto tiene que ser una broma de mal gusto – Jefe Topo habló en cuanto todos estaban lo suficientemente lejos –, mira que atreverse a atacarlos directamente en territorio del castillo, tu territorio Ryan… ¡Nuestro territorio!
– Tendremos que hablar con Molly, para que esto no vuelva a suceder – continuó Lady Henderson mientras caminaban.
– Creo que es más importante no dejarlos solos, la función de los tlaminis y los kakyum es impedir el paso a youallis, no personas, si es verdad que tenía dueño, pudo haber entrado sin ser detectado, y liberar el youalli cerca de los niños.
– Lo que también es muy raro, desde que yo llegue a este castillo nunca nadie ha logrado atravesar los límites del castillo sin que un Pettygrew se percate.
Ligado a los kakyums que se encontraban en la periferia del castillo, había un hechizo que informaba a Pettygrew en cuanto alguien entraba, y nunca, hasta ese día, había fallado, cuando Lord Ryan y Jefe Topo eran jóvenes, era el padre de Pettygrew quien se encargaba, y al morir, su amigo se quedó a cargo.
Todos se habían ido a acostar, pero Nate no podía sacarse de la cabeza todo lo que había sucedido, no podía conciliar el sueño, la frustración y la sensación de que había decepcionado a todo el mundo no lo dejaba tranquilo, no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado o qué hora era, pero se hartó y salió de la cama, pensó en ir a la cocina a buscar un poco de agua, y de camino se encontró a Tom que iba saliendo de la habitación de Lucy.
– ¿Todo está bien? – le preguntó.
– Si, solo me pidió que me quedará con ella hasta que se quedara dormida – Tom suspiró profundamente –, estaba muy asustada, como todos.
– Lo siento.
– No fue tu culpa, simplemente apareció
– Es solo que… llevo más de un año entrenando, enserio pensaba que ya había progresado bastante… pero parece que no.
– Escucha, no te aflijas por algo como esto, estamos bien y es lo que importa – Tom era consciente de que a Nate se le daba bien el sentirse culpable por cosas que no debería, y solía ponerse triste y afligido por eso, siempre trataba de animarlo, pero no era cosa fácil – ¿A dónde vas?
– Pensaba en ir a la cocina, o a donde sea, no puedo dormir.
– Suena bien, te acompaño, yo tampoco creo poder dormir, y tengo hambre.
Ambos caminaron hasta la cocina sin decir demasiado, Nate sentía mucha culpa por lo sucedido, de no haber sido por que llegaron sus papás y Jefe Topo, las cosas hubieran podido terminar muy mal.
Era una mansión en medio del bosque, su aspecto era sombrío, y la espesa niebla que la rodeaba solo ayudaba a que la sensación lúgubre aumentara. Era de madrugada cuando el hombre llegó a caballo, después de un viaje de un par de días, lo mandó hacia los establos, y finalmente, entró hasta llegar a la biblioteca, frente a la chimenea había un hombre sentado en un sillón. En cuanto se dio cuenta de la presencia del recién llegado cerró el libro que tenía en las manos.
– ¿Averiguaste algo?
– El hijo del gobernador trato de defenderse con una débil magia de fuego del Quetzal, pero ninguno de los otros chiquillos hizo algo, en lo más mínimo. Sin embargo, llegó Henderson y no pude hacer más.
– Entonces, por lo menos la mitad de nuestras suposiciones son ciertas – Rick puso el viejo y desgastado libro sobre la mesa que tenía a un lado.
– ¿Qué haremos ahora?
– Por lo que respecta a esos niños, no haremos nada. Henderson los tiene bien vigilados, y después de hoy aumentará la seguridad.
– ¿Estás seguro? ¿Qué hay de la niña?
– No tenemos garantía de nada, y tenemos cosas más importantes de que ocuparnos.
– Pero, si realmente es ella, la magia ya debió de haber aparecido.
– Lo sé, por eso ya no estoy tan seguro de que sea ella, pero dejaré que mis hijos se encarguen después de ellos, tu prepárate para tu viaje.
– De acuerdo.
Jacob salió de la biblioteca, partiría dentro de poco hacia la capital, a resolver asuntos más importantes que vigilar a un grupo de niños.
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