La bestia es fuerte, un terrible pulpo con miles de tentáculos. La envuelve, la manosea, le riega un líquido caliente con sus tentáculos. Ella se resiste, lanza golpes, vomita, no se rinde, no debe dejar que ese animal le gane, la domine. El pulpo es extraño, mide un poco más que ella, tiene ojos verdes y lindos, pero sigue siendo una bestia.

—Quédate quieta —dice el pulpo, su voz suena ronca. Ella recuerda algo, muchas luces, música, gente gritando, le viene otro mareo debido a los tentáculos del pulpo. Él la abraza, se le acerca más. Tampoco se rinde, la empuja. Ella siente cómo su espalda choca contra una pared mojada. El líquido caliente le cae por la cabeza. Se da cuenta que está desnuda, no lo soporta más, su cuerpo comienza a debilitarse. Intenta quedarse en pie, pero no puede, se desbalancea. Cae—. Angélica, déjame bañarte para ver si vencemos al alcohol—dice el pulpo, y Ella recuerda todo.

Zuzart

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS