Fragmento 1

Fragmento 1

AC Martin

20/11/2022

Khyram sostenía a su espada Arcanes con firmeza apuntando la hoja en diagonal hacia el suelo
mientras abría su mano izquierda dejando su palma hacia arriba
evaluando la situación.

—Vamos a ver qué es lo
que tienes de médico, te vamos a sacar las ganas de mentir junto con
la piel—el líder de la banda de ladrones lo observaba con desprecio
mientras sus hombres, que se encontraban detrás suyo dieron un paso
al frente dejándolo en el centro—me gusta ese arma que traes, se ve
que es cara y a mí las cosas caras me gustan.

—Así que te gusta? Pues
bien, ven a tomarla cobarde…o vas a enviar a tus perritos a morir
primero?

—Hahaha, tienes una
lengua con bastante filo. Te la cortare con tu propia espada
infeliz…Muchachos!! Tráiganmela!! Pueden quedarse con sus botas y
su ropa!!

—“Abre
bien los ojos amigo, terminemos con ésto rápido”—
la
voz en su cabeza lo puso en alerta y agudizó al máximo sus
sentidos. Los hombres ya corrían a su encuentro.

El
dueño de la posada se había refugiado detrás de una pila de leñas
sin dejar de observar la escena con incredulidad. Por un momento se
olvidó del dolor en los huesos de su muñeca al presenciar la lucha
más brutal y veloz que jamaz hubiese imaginado.

Su
enmascarado huésped caminó rápidamente hacia el primer forajido,
esquivó el sablazo con una velocidad inhumana y lo cortó en el
cuello más rápido aún, mientras observaba el cuerpo caer al suelo
emitiendo un sordo gemido ahogado por la sangre vió al segundo
bandido arrojarse encima del extraño hombre quién se hizo a un lado
y le hundió la hoja de su espada en las costillas; éste sí dio un
alarido de agónico dolor mientras se desplomaba.

Le
siguieron dos más que lo atacaron a la vez pero ésto no fué un
obstáculo para el encapuchado que dió dos saltos hacia atrás
mientras respondía los ataques con unas estocadas certeras que
dejaron fuera de combate a ambos atacantes.

Su
cliente apuró el paso mientras que los ladrones que quedaban ya no
atacaron con tanta seguridad y decisión. La velocidad de éste
personaje era algo imposible de creer y por un segundo, el posadero
se abofeteó la mejilla con la mano sana con el fin de comprobar que
se encontraba consciente y no era producto de una alucinanción.

Los
gritos de los sucios hombrecitos demostraban que el terror se había
apoderado de ellos pero no tenían otra opción que intentar dejar
fuera de combate a éste demonio con capucha que avanzaba hacia ellos
con el puño apretado y la espada apuntando a un lado.

El
líder de la banda envió a los tres bandidos que quedaban a su lado
a dar un ataque en simultáneo con un grito producto de la mezcla
entre la furia, la incredulidad y el miedo.

—Inútiles!
Matenlo ya! O yo mismo los depellejaré vivos luego de acabar con
él!!—los empujó mientras avanzó tras ellos hacha en mano.

El
forastero se hincó velomente sobre su rodilla para esquivar el feróz
hachazo que de haber impactado lo hubiese dejado sin cabeza y rasgó
con un movimiento del revés de su brazo en el estómago del atacante
quien se desplomó gritando agónicamente con las entrañas en sus
manos.

Volvió
a levantarse y con el regreso de la inercia en la espada cortó
limpiamente el cuello del que le seguía de inmediato; detrás venía
el ataque del último bandido vivo y junto a él, su jefe. Antes de
que el hombre pudiera soltar el sablazo el ágil médico ahora
transformado en justiciero misterioso, le propinó una fuerte patada
en el estómago que lo dejó sin aire, haciéndolo doblarse de dolor
para luego recibir en la cabeza en golpe del pomo de la espada
derribándolo por completo.

El
encapuchado logró repeler el ataque del hacha del líder bandido
justo a tiempo, retrocedió de un salto y lo esperó mientras agitaba
ligeramente la punta de esa espada asesina la cuál danzaba con una
velocidad increíble en su mano.

El
posadero seguia sin poder creer lo que estaba viendo.

El
hedor de la tierra empapada con la sangre era insoportable.

—“Termina
ésto ya idiota, atraerás gente y soldados después de semejante
espectáculo”—
la voz en la cabeza de Khyram volvió a aparecer.

—“Ya
callate!”—se dijo para sus adentros mientras alzaba a Arcanes y se
preparaba para el último combate. Quizás éste le llegaría a
suponer algún tipo de reto, después de todo por algo sería el
líder. Solo había una forma de comprobarlo.

Se
decepcionó bastante al notar que los ataques eran más lento que lo
esperado, si bien el jefe era musculoso y el hacha de batalla no se
veía tan pesada no había punto de comparación en cuanto a la
velocidad que hubiera tenido al poseer una espada.

—Veo
que solo eres pura charla—le dijo de manera divertida mientras
esquivaba casi sin esfuerzo los ataques-voy a jugar contigo un poco
antes de enviarte al vacío con tus esbirros.

El
miedo y el cansancio iban ocupando el rostro desfigurado del rufían
donde antes había estado una mueca parecida a una risa segura y
despectiva.

—“Que
diablos estás haciendo imbécil! Mátalo ya! Deja de jugar!—
la
voz apareció para regañarlo.

—“Déjame
en paz, se lo merece…”—se contestó por dentro.

—“Te
vas a arrepentir! Nunca me haces caso! Cuidado detrás idiota!!”

El
bandido que había dejado vivo y que creía haber dejado inconsciente
se había puesto de pie y soltado un veloz esadazo directo a rajarle
la espalda, mientras que su jefe soltó todo el peso de su hacha en
un último y desesperado ataque.

No
le quedó opción; Khyram se giró y detuvo el golpe de la espada con
la suya y mientras cortaba el rostro del forajido, con su mano
izquierda soltó una gran bola ígnea que impactó de lleno en el
pecho del líder bandido que ahora se encontraba a sus espaldas y
había interrumpido el golpe del hacha para comenzar a correr en
llamas desesperadamente mientras aullaba de terror y dolor.

Se
dirigió a toda prisa hacia una desvencijada casucha ubicada a un
lado de la posada y mientras daba los últimos alaridos se desplomó
en el suelo de paja de la misma. Las llamas se alzaron rápidamente y
en pocos segundos ya llegaban al techo.

—Ayuda!!
Ayuda!! Se incendia mi almacén!!—el posadero había vuelto en sí al
ver tomar fuego su depósito donde almacenaba sus provisiones, se
olvidó de lo que acababa de ocurrir por un momento y corrió a tomar
cubos de madera y llenarlos en la fuente que se ubicaba frente a su
negocio.

De
repente de todas las casitas aledañas surgieron los aldeanos
dispuestos a ayudar a controlar el incendio que ya devoraba por
completo la pequeña construcción. Si bien ya estaba todo perdido no
podian dejar que el fuego tomara parte de la posada.

Khyram
salió de su estupefacción y corrió a tomar uno de los cubos de
emergencias mientras los pueblerinos intentaban en vano sofocar las
llamas que iluminaban el anochecer.

Luego
de unos eternos minutos la precaria cabaña colapsó y se derrumbó
sobre si misma.

Amanecía
y las miradas de los aldeanos eran como lanzas que lo atravesaban una
y otra vez. Nadie parecía animarse a hablar por lo que Khyram
intentó dar el primer paso. La voz se había ido y lo habia dejado
solo frente a esa muchedumbre que a pesar de haber sido salvada lo
juzgaba duramente con sus ojos.

—Escuchen,
yo…no fué mi intención…solo quise librarlos de los bandidos
que…

—Monstruo!!
Es un mago!!—el grito provino desde las últimas filas de gente.

—Que
se largue de la villa! Es el enemigo!—gritó otro sin dejarse ver.

—Que?!—se
indignó Khyram—no serán más molestados por éstos malnacidos y…

—El
malnacido eres tu!

—Que
se vaya!

Los
gritos de los aldeanos provenían desde las filas del fondo.
Finalmente el posadero habló.

—Me
arruinaste el negocio! Me dejaste sin provisiones!! Largo de aquí!
No queremos magos en nuestras tierras!

—Te
salvé la vida maldito ingrato!—Khyram dió un paso al frente, estaba
ciego de furia; no podía creer lo que estaba oyendo.

—Me
arruinaste! Tenía el trabajo de años allí! Y lo quemaste todo!
Eres un sucio mago!! Eres el enemigo!!

—Es
un mago! Yo lo ví!!—otro grito desde detrás.

—Largo!
Rata!!

—“Ves
lo que has logrado? Esos humanos inmundos no merecen nuestra
ayuda….vamonos ya antes de que llamen a la guardia”
—la voz de
nuevo. Khyram decidió ésta vez hacerle caso.

—Tomaré
mis cosas y mi caballo y me iré!—le gritó a la turba iracunda; por
un momento se sintió como la mujer de su sueño, su supuesta “madre”
como la había llamado Theia.

—No
te llevarás nada! Inmundo mago! Me quedaré con tu cosas y tu
caballo como parte de pago por los daños que has causado!—el
posadero evalentonado por la multitud dió un paso al frente.

—De
verdad? Intentalo!—Khyram furioso también dió un paso al frente
mientras de sus manos surgían anaranjadas llamas que bailaban sobre
sus palmas.

La
multidud y el ventero retrocedieron de golpe mientras los gritos se
transformaban en murmullos.

—“Ya
basta! Vámonos ya! Tomemos nuestras cosas, a Velo y nos largamos”—
la
voz lo detuvo.

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